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Las 14 cosas que hacen del cubano que vive en Cuba un ser único

La particularidad y la versatilidad en la cubanía, hacen también difícil de encasillar los aspectos que distinguen al habitante de la mayor de las Antillas. De todas formas, a continuación te dejamos los rasgos más indiscutibles:


Este artículo es de hace 8 años

Más de un pensamiento le ha dedicado la humanidad a tratar de explicar la razón de por qué somos cómo somos, o a un nivel más amplio, por qué a veces una sociedad entera asume más o menos las mismas normas de comportamiento que van formando una cultura compartida.

Unos dicen que somos lo que hemos vivido, que somos el resultado de nuestras acciones, o el resultado de nuestra historia, o incluso, que somos lo que comemos. El Nobel de Literatura Eduardo Galeano aportó su propia definición: somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Tal vez la clave está en la historia, que puede ser asumida como el cúmulo de acontecimientos que inciden directamente en la formación de un perfil o un rostro, casi uniforme, de una sociedad entera y que trasciende lo individual.

La particularidad y la versatilidad en la cubanía, hacen también difícil de encasillar los aspectos que distinguen al habitante de la mayor de las Antillas. De todas formas, a continuación te dejamos los rasgos más indiscutibles:

1 - Sentirse raro en un hotel: Por muchos años a los cubanos no se nos permitió alojarnos en los hoteles de la isla, estaban reservados exclusivamente para los extranjeros. Aun cuando las regulaciones han cambiado, persiste entre muchos esa sensación de estar haciendo algo malo cuando entran a un hotel.

2 - Pagar con un billete grande te pone incómodo: No es normal en Cuba ir al mercadito de la esquina con un billete de 50 cuc a comprar un champú o un pedazo de pollo, uno lleva siempre el dinero exacto. Esto es porque normalmente no tienes los 50 cuc, y cuando sí lo tienes, te sientes culpable sabiendo que el resto de la cola no.

3 - Desarrollas una relación muy seria de amor/odio con el perrito y el picadillo: La mayoría de la población cubana vive del perrito (salchicha) y del paquete de picadillo de los supermercados, lo más barato y lo único que sobra en las neveras de todas las tiendas. Pero cuando falta, ahí sí nos queremos desaparecer.

4 - Te desordenas cuando ves más de cuatro sabores de helado: Acostumbrados a la monarquía del recurrente naranja-piña en el Coppelia, los cubanos nos desorbitamos ante la rara variedad de sabores. Citando el verso de Carilda Oliver, “me desordeno amor, me desordeno”, lo mismo nos pasa cuando vemos en el menú: fresa, chocolate, vainilla, naranja-piña, ¿¡Kiwi?!

5 - Eres novelero de nacimiento: Es algo contra lo que no puedes luchar, si te pones a cambiar canales en el televisor y te tropiezas con un novelón mexicano o brasileño, ahí te quedaste.

6 - No importa que se rompió…tiene arreglo: Las dificultades que trajo consigo el Período Especial en los 90, crearon una habilidad de inventiva impresionante en los cubanos, algo que resultó en ventiladores con motor de lavadora, antenas con bandejas de comedor escolar, plantas de energía casera con baterías de auto, y otros tantos. Aunque muchas de las necesidades no existen, perduró la creatividad.

7 - Inicias conversación fácilmente con un perfecto extraño: El cubano no cree mucho en el espacio personal o los límites que impone la cortesía y las buenas maneras. Las atiborradas guaguas, por citar un ejemplo de tantos, nos han obligado a tolerar la incómoda proximidad y sobrellevarla con alguna conversación amena.

8 - Revisas bien el vuelto: El dinero no es cosa de juego, para los cubanos que vivimos en la isla, cincuenta centavos son cincuenta centavos. Con cuarenta, por ejemplo, podemos coger la guagua y con el resto comprar pan.

9 - Sobrestimas demasiado al extranjero (solo por ser extranjero): Es triste presenciar como en lugares turísticos cubanos tratan mucho mejor a los foráneos que a los nacionales. De igual forma, los cubanos, en su condición de seres insulares, ven al extranjero como un ente que “todo lo puede”. Puede comprar lo que quiera, ir a donde quiera, puede viajar y conocer otras realidades además de la suya, etc.

10 - No te molesta andar a pie: Si para ir al mercado o visitar a un amigo necesitas caminar 10 o 12 cuadras, no lo piensas demasiado y vas caminando. En Cuba, los medios de transporte que te llevan desde la misma puerta de tu hogar hacia tu destino, son extremadamente caros. Los Almendrones, por otro lado, solo transitan por determinadas rutas que pueden no coincidir con tu itinerario.

11 - Llegas a las casas sin avisar: Lo que en otros países sería una tremendísima falta de cortesía, en la isla es muy normal. Si quieres llegar a una casa cubana sin avisar, no hay problema, ya los anfitriones tenemos preparadas las advertencias “pasa, pero no te fijes en el reguero” o “no te fijes en la facha que tengo”.

12 - Opinas sobre todo y todos: Entre los cubanos se han hecho muy populares las frases “no metas la cuchareta” o “nadie te dio vela en este entierro”, y es que no podemos evitar opinar sobre todo lo que nos rodea, aunque no tengamos la más remota idea. Sobre la economía mundial, sobre el salidero de la esquina o la vecina que se casó muy joven, sobre la metafísica, la holística o lo que sea, allá vamos y opinamos.

13 - No abandonas los frijoles por nada del mundo: Ya sean colorados, mantequilla, o negros, al menos una vez a la semana preparas o comes unos deliciosos frijoles a la cubana, con mucha vianda y no tanta carne.

14 - Te ríes de tus desgracias: El cubano es un ser jovial y risueño (en otras palabras: jodedor). Es muy raro conocer a un cubano que no sea optimista, ostentamos con orgullo ese arte de sobreponernos con rapidez a las adversidades, y “en menos de lo que canta un gallo” hacer de lo que nos pasó un chiste.

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