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El Jardín Botánico Nacional de Cuba

El Jardín Botánico Nacional de Cuba no es solo un gran espacio sembrado de bellas plantas, es una instalación donde se comparte el sano esparcimiento que puede significar la apreciación de un hermoso ejemplar vegetal, con la investigación científica de nuestra flora cubana y universal; así como la educación a quienes lo visitan en los mejores valores hacia el cuidado de nuestro medio ambiente, e incluso en el conocimiento de todo cuanto a las plantas concierne, sobre todo las autóctonas. Este jardín es ejemplo seguido en Cuba, también, en lo referente a la cultura alimentaria y la comida ecológica.


Este artículo es de hace 16 años

El Jardín Botánico Nacional de Cuba no es solo un gran espacio sembrado de bellas plantas, es una instalación donde se comparte el sano esparcimiento que puede significar la apreciación de un hermoso ejemplar vegetal, con la investigación científica de nuestra flora cubana y universal; así como la educación a quienes lo visitan en los mejores valores hacia el cuidado de nuestro medio ambiente, e incluso en el conocimiento de todo cuanto a las plantas concierne, sobre todo las autóctonas. Este jardín es ejemplo seguido en Cuba, también, en lo referente a la cultura alimentaria y la comida ecológica.

La idea de crear este jardín surgió en 1967 y la Universidad de la Habana fue quien auspició el proyecto, que contó con el asesoramiento directo del Profesor Dr. Johannes Bisse de la Universidad Friedrich Séller de Jena, Alemania, para su ejecución. Finalmente fue abierto al publico en 1984.

A partir del año 1989 una nueva opción comenzaría a ganar preferencias entre los asiduos a este gran recinto, el arquitecto paisajista nipón Yoshikuni Araki, daría vida al Jardín Japonés, proyecto que fue realizado con la colaboración de la “Asociación Conmemorativa para la Exposición Mundial del Japón” y con la ayuda del Embajador de Japón en Cuba.

Este original sitio ocupa lugar dentro del gran parque en la zona fitogeográfica dedicada a Asia Sur Oriental y se extiende por 5 hectáreas. Allí se pueden observar plantas autóctonas japonesas y tiene la peculiaridad que desde ningún punto del jardín se puede ver todo el paisaje. Cuenta, además, con una cascada, un lago con grandes carpas y un mirador. En esta zona se puede degustar de la comida vegetariana en el eco-restaurante El Bambú. El particular encanto de este mini-jardín le ha dado tanta fama como a la institución que lo guarda.

Las áreas de exhibición de este jardín botánico ocupan un espacio total de 2353 metros cuadrados. Están conformadas por una sección techada con 3 pabellones de 9 metros de alto, y donde conviven unas 600 especies de plantas, de 250 géneros, de 90 familias. Así mismo, existen otros espacios al aire libre donde podemos encontrar un estanque con plantas acuáticas y colecciones de carácter ornamental. Aquí se encuentra el segundo mayor Herbario del país, que conserva más de 10 000 muestras.

Al visitar el jardín se cuenta con el servicio de guías profesionales, así como un medio de transporte propio para recorrer las diversas áreas; se puede encontrar también literatura especializada, comprar souvenir y consultar una biblioteca que atesora miles de ejemplares, tanto de libros como de otras publicaciones.

El Jardín Botánico Nacional de Cuba es un sitio de obligada visita para quienes saben apreciar lo bello.

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