Una de las primeras siete villas fundadas en Cuba, la de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, posee un centro histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. La ciudad debe en parte su fama a la belleza de sus plazas, rodeadas de iglesias y monumentos que la prestigian como uno de los más atractivos destinos turísticos cubanos, un prestigio debido, en parte, a la belleza de sus plazas coloniales.
La celebración del medio milenio de la fundación de la Villa, enclavada en una planicie de verdes potreros y cañaverales, sirvió de estímulo a sus habitantes y autoridades para emprender una restauración de su patrimonio que asombra a los visitantes y enorgullece a los camagüeyanos, siempre amantes de sus tradiciones y de su pasado.
Uno de los sitios de imprescindible visita en este Camagüey rejuvenido y añejo, es la Plaza de San Juan de Dios, extendida frente al colonial hospital San Juan de Dios, cuya iglesia y convento adjunto han sido totalmente restaurados. La enorme plaza es vórtice del turismo en Camagüey y es la única plaza de la ciudad que conserva los edificios y trazados originales.
Situada a pocas cuadras de la Catedral, del Parque Ignacio Agramonte, y de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (una de las pocas construidas en el siglo XX en Camagüey), la Plaza debe su designación al antiguo Convento-Hospital de San Juan de Dios en Camagüey, que hoy es sede del Centro Provincial de Patrimonio Cultural.
En 1822, el antiguo convento fue utilizado como presidio del corsario francés Jean Laffite, que fingió estar mal herido para escapar de San Juan de Dios.
Otro evento histórico importante relacionado con estos muros, tuvo lugar el 12 de mayo de 1873, cuando fue expuesto el cadáver del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz al día siguiente de su caída en combate. El cadáver fue quemado y las cenizas se aventaron para intentar conjurar su ejemplo libertador. En 1973, cien años después, en esta misma plaza se cantó por primera vez, la canción El Mayor del cantautor Silvio Rodríguez, que se utiliza con cierta asiduidad en numerosos actos públicos en Camagüey.
En el mismo edificio del antiguo convento-hospital radica hoy el Museo de San Juan de Dios, con abundantes dibujos, mapas, y grabados de cómo era la villa de Puerto Príncipe en la era colonial. Dominan el lugar la impresionante escalera de madera (que es todavía la original), los vitrales, el hermoso patio interior con los imprescindibles tinajones y la tremenda vista del Centro Histórico visto desde el segundo piso.
En cuanto a la iglesia de San Juan de Dios, construida en 1728, posee un campanario único y una fachada simétrica y austera pero pintada de amarillo. La sobriedad exterior contrasta con el interior, típico del barroco latinoamericano y del estilo colonial cubano, con sus altares, su exceso de adornos y candelabros y el piso de ladrillos.
A juicio de expertos de la industria de los viajes, después de La Habana Vieja y Trinidad, el centro histórico de Camagüey, por su extensión y conservación, es el más interesante de la Isla. Parte de este interés se debe, sin dudas, a la belleza restaurada de la Plaza de San Juan de Dios y a los conjuntos arquitectónicos que la adornan.
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