El resultado fue sencillamente hermoso y, además, el proyecto más importante para reconciliar a los santiagueros con su bahía.
Por décadas, aunque resulta increíble de escuchar y hasta incomprensible, las personas que habitan en la llamada «Capital del Caribe» vivían de espaldas a su bahía, a pesar de ser esta una ciudad marinera. Eso decían los especialistas en urbanismo y en conservación del patrimonio, y solo significaba una cosa: a duras penas se conocía, reconocía y disfrutaba la hermosa rada de bolsa de la urbe.
En 2015 se le dio un vuelco importante a esa situación. Con motivo del jolgorio por el medio milenio de fundada la antigua villa colonial, varios proyectos se realizaron, y no pocos fueron muy notorios, como la reanimación del Corredor Patrimonial Las Enramadas y del centro fundacional.
Sin embargo, uno de los más abarcadores fue también el más popular. Se trata del Proyecto del Paseo Marítimo de la Ciudad de Santiago de Cuba. Aunque en su concepción incluía la reanimación de toda La Alameda de Michaelsen –desde la estación ferroviaria "General de División Senén Casas Regueiro" hasta el final de esa avenida–, la zona de los Cangrejitos y la Carretera Turística hasta llegar a la Fortaleza San Pedro de la Roca, realmente fue el llamado popularmente «malecón» la zona que más abrazaron las personas.
Aunque existen desacuerdos entre si debe ser llamado malecón o no, lo cierto es que en este detalle se impone el criterio popular que insiste en denominarlo como tal, y lo más importante, asume esta parte de la ciudad, ubicada en la Avenida La Alameda –específicamente entre el edificio de la aduana y Los Cangrejitos–, como uno de los lugares dilectos desde julio de 2015. Ese es el pollo de este asunto.
Pero realmente el Paseo Marítimo de la ciudad de Santiago de Cuba es mucho más que un llamado «malecón».
La Alameda Michaelsen vuelve a ser popular y atractiva
En su historia, La Alameda fue transformándose de una zona de ocio y paseo, a un lugar lleno de edificaciones relacionadas con el puerto y la aduana. Poco a poco el sitio fue tornándose en poco atractivo e impopular.
Años después, presuntamente cuando se creó la nueva terminal de trenes más cercana a la avenida Martí y el puerto dejó de tener el incesante movimiento de tiempo atrás, quedaron casi abandonadas y con muy poco uso diversas instalaciones, muchas de ellas almacenes.
Fue aquí cuando intervino la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba con una iniciativa que elevara la calidad de la zona y crear varios espacios polifuncionales. En su primera etapa se intervino en esta importante arteria citadina.
Los espacios públicos que ya existían se remodelaron con un cambio de sus estructuras, específicamente las zonas verdes y el mobiliario urbano, también se recuperó el emblemático Club Náutico y las áreas deportivas se modernizaron con equipos biosaludables.
Juntos a estos antiguos espacios públicos un antiguo almacén del puerto luego de ser desmontado se convirtió en el «parque azul», y en conjunto es lo que todos insisten en llamar «malecón de Santiago de Cuba».
A la antigua estación de trenes, hoy centro comercial y de servicios, se le incorporó otro novedoso parque al fondo y a los laterales con áreas dedicadas a la práctica de deportes sobre patines y un antiguo vagón se convirtió en una pizzería. Entre este nuevo lugar y el mar restó una franja ocupada por el puerto, donde las personas pueden ver la carga y descarga de buques, actividad que para muchos resulta atractiva.
Paralelamente, mientras la ciudad se abría a la bahía en su frente al mar, cruzando la avenida de La Alameda edificaciones cambiaban de usos. Fue así que se creó la cervecera Puerto del Rey a partir de la refuncionalización de un antiguo almacén, mientras que las demás instalaciones estatales dieron nuevos aires a sus fachadas.
La integralidad del Paseo Marítimo vino con el soterrado en una parte del cableado eléctrico y telefónico, con el mantenimiento de las zonas verdes, de las vías y de las luminarias. Aquí trabajaron, de una manera u otra, todas las empresas estatales de la provincia de Santiago de Cuba ante el imperativo de entregar estas obras en un plazo aproximado de seis meses.
En julio de 2015, en medio de un espectáculo inmenso de fuegos artificiales, la ciudad celebraba su medio milenio y un popular «malecón» era el escenario preferido por la población como palco de lujo. Hasta hoy, se ha mantenido así, como un sitio dilecto de personas de todas las edades.
Los Cangrejitos, donde se unen la tierra y el mar
No es exactamente así, pero urbanísticamente da la sensación de ser el punto de convergencia de la reanimación de la popular Trocha con el «malecón», y da continuidad a este último.
Los Cangrejitos, que tiene el estigma de ser demasiado popular, y nunca había recibido una intervención que involucrara mejorar el fondo habitacional y convertir un antiguo ranchón no muy apetecible entre comensales, en un lugar donde no solo se pueden degustar platos confeccionados con pescados y mariscos, sino que se puede apreciar el ir y venir de los barcos.
Un recorrido peatonal enlazará a Los Cangrejitos con el llamado «malecón» de la ciudad de Santiago de Cuba, aunque hoy el trazado es interrumpido por antiguas instalaciones que en un futuro se piensa que se convertirá en una marlin de ciudad. Incluye, además, la base de pesca, con algunas de las escenas marineras más hermosas de la urbe, enternecedoras a la misma vez.
Justo donde transcurre la cotidianidad de las personas, ancianos, mujeres, niños… se encuentra uno de los principales canales de desagüe de la urbe. Este se tapó con lozas, y encima se creó una especie de separador vial con luminarias, mobiliario y vegetación, tan necesaria como escasa en la zona.
Ciertamente este lugar nunca lució una mejor imagen.
El futuro del Paseo Marítimo de Santiago de Cuba
Para nadie ha sido desapercibido cuánto ha ganado la zona de La Alameda de Santiago de Cuba. Una vez reverdecido el vial, el cambio de uso de numerosos locales que ha derivado en nuevos atractivos de comercio y de gastronomía, y por último convertida en una de las áreas wifi de la urbe, ciertamente se ha recualificado.
Detalle vital es que al interconectarse con otros lugares que han recibido ciertas mejorías, entre ellos Trocha y el Corredor Patrimonial Las Enramadas, su cercanía al Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia, a la estación de trenes y ómnibus, y a la Avenida Martí, La Alameda sin dudas es una de las zonas de mayor desarrollo en Santiago de Cuba.
Por demás apuntar que justo en la esquina de Enramadas y La Alameda un antiguo local ha sido arrendado por un cuentapropista para convertirse, seguramente, en uno de los mejores negocios privados de la urbe, con discoteca, bar y restaurante.
También que a solo ocho kilómetros aproximadamente, desde el malecón hasta el Morro, existe un recorrido que bien puede hacerse en auto pero está pensado para ser transitado a pie, se puede llegar a la antigua fortaleza Patrimonio de la Humanidad, en un trayecto cuyo vial después de muchos años de abandono fue reparado y repoblado con árboles. Las vistas son increíbles y proponen una mirada única a la bahía y su cotidianidad.
¿Qué resta por hacer?
Pues uno de los detalles más significativos del Paseo Marítimo es que hoy está en proyecto el emplazamiento de varios hoteles de ciudad, pequeñas instalaciones que no solo apuntan a mirar la urbe como un sitio donde se refuerza el concepto de destino de turismo de ciudad, sino que serían el puntillazo final para revitalizar la zona más baja de la urbe.
En proyecto la antigua fábrica de tabacos, la terminal Serrano junto al hotel de los ferroviarios, se convertirán en dos nuevas instalaciones del Ministerio del Turismo, y se sumará una tercera ubicada muy cerca del actual Centro de Negocios.
No menos importante es que otras instalaciones pertenecientes al puerto, una vez concluya el traslado de esa entidad, serán también refuncionalizadas e incorporadas al paseo, con lo que se ganará en nuevos atractivos pero que aún hoy están por definirse.
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En casi tres años la zona de La Alameda ha experimentado una de las mayores transformaciones en su historia, un proyecto de reconciliación de la urbe con su bahía y que, además, ha convertido la zona en un subcentro de la ciudad.
En la actualidad, aunque aún necesita nuevos centros gastronómicos, especializados de preferencia, y que los que actualmente existen mejoren sus ofertas, –y lo mismo ocurre con demás entidades comerciales– hoy la necesidad apremiante es el tema del alojamiento, que en los siguientes meses seguro acontecimientos devendrán noticias.
Desde 2015 que las personas recibieron su Paseo Marítimo realmente nunca ha dejado de ser visitado por las personas. Y no solo quienes viven cerca, sino otros de zonas lejanas vienen aquí a apreciar la hermosa rada. Eso dice, y mucho, de la aceptación que ha tenido, en contraposición con uno de los temores que tuvieron los urbanistas que participaron en su concepción quienes temían que no fuera así.
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