1- Estás convencido de que la comida no se bota pues lo aprendiste desde muy chiquito. De manera que siendo una persona adulta te cuesta desechar alimentos en buen estado.
2- Aprendiste a descifrar con exactitud el momento en el cual tu madre se está disponiendo para bajarte un “soplamocos”.
3- Te aprendiste una frase que amenazaba y cuando tuviste hijos se la dijiste a ellos. En mi caso fue “tranca viene de trancazo” o “te voy a dar un viaje”.
4- Sientes cierto recelo al preguntar el precio de las cosas a otras personas pues de pequeño aprendiste que esa es una conducta de mal gusto.
5- Tienes una familia extendida donde también se incluyen los hijos e hijas de las amigas de tu mamá, a quienes ella considera sus hermanas.
6- Según tú mamá, ella va a ser siempre la persona más importante en tu vida, a pesar de que tengas hijos y nietos, o sea, ella pretenderás que hagas lo que desea aunque seas una mujer o un hombre adulto.
7- Entiendes cabalmente las frases: “el horno no está pa pastelitos” y “dile que te de tenteallá”.
8- “Porque sí” es la respuesta que te dará a todos tus por qué.
9- Te reservará el pedacito, aunque ella también tenga el mismo gusto.
10- No habrá quien te toque ni diga algo en tu contra sin que ella salga a defenderte.
11- Podrá comer tus sobras toda la vida.
12- Te amenazará con el coco en la infancia, en la adolescencia con no dejarte salir y en la adultez con dejarte de querer. En todos los casos sabrás que es mentira.
13- Te verás obligada a llamarla todos los fines de semana y darle un informe de cómo te ha ido la semana. ¡Ay de ti si no lo haces!
14- Confiarás tus hijos a ella con los ojos cerrados.
(Imagen tomada de Internet)
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