Es también complicadísimo y trabajoso, con el deshojado y rallado de las mazorcas, el enjuague de las tusas para extraerles la maicena disuelta en agua. Este enjuague se mezcla con el maíz rallado, se le añade la leche, el azúcar y varios granitos de anís. Se cocina a fuego lento sin parar de revolver hasta que espese. Al final, se polvorea con canela. No es postre para cocineros impacientes porque hay que dedicarle mucho tiempo y atención. Tal vez está al final de la lista solo por eso, porque para algunos es mejor que el casco de guayaba con queso.