Las españolas Ana María Linares Romero, de 43 años, y su hija Alba, de 6, fueron dadas por desaparecidas a primeros de mes por la Policía en España. Se les perdió el rastro el pasado 5 de septiembre cuando cogieron un avión desde Canarias, donde residen, y aterrizaron en Madrid.
A partir de ese momento no volvieron a contactar con su familia. El hemano de la mujer, Pablo Linares, corrió la voz por las redes sociales, pidió ayuda a todo el mundo y empapeló el país con fotos de ambas.
Atando cabos, una cuidadora de la niña desaparecida y una compañera de trabajo de la madre de ésta, llegaron a la conclusión de que ambas podían haber volado a La Habana porque Ana María Linares había hablado de unas vacaciones en Cuba "con una amiga nueva que tenía".
Fue así como la Policía dio con madre e hija y comprobó, según publica el diario español ABC, que habían sido captadas por una supuesta "secta" en Cuba.
"No eran vacaciones. Mi hermana fue manipulada por una persona tóxica con el objetivo de sacarle dinero", apunta el hermano, que asegura además que la presunta amiga de Ana María le hizo consumir sustancias con engaños y promesas de la medicina cubana y los ritos de santería.
Madre e hijas habían viajado a la La Habana supuestamente engañadas por una cubana que les prometió milagros de la brujería, aprovechándose de que la española Ana María Linares atravesaba un momento de debilidad y con el fin de sacarle dinero, insiste Pablo Linares, hermano y tío de las desaparecidas, en una entrevista concedida a Canal Sur.
Finalmente, la familia de Ana María Linares interpuso una denuncia en Cuba, intervino el Consulado español en La Habana y madre e hija están de vuelta en España, sanas y salvas.
La cubana que las engañó está en prisión y el fiscal cubano que lleva el caso ha dicho al hermano de la española, que la acusada ya acumula penas que rondan los 20 años de condena. "Y en Cuba, ya se sabe, las penas se cumplen íntegras", recalca el Pablo Linares.
La alerta por la desaparición de madre e hija ya ha sido desactivada. La niña está con su padre y Ana María, con su familia, que denunciará lo ocurrido también en España.
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