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La cubana Felicia Gómez Díaz, de 67 años, salió el pasado 5 de diciembre, a las 8.00 am de su casa, una pequeña finca familiar en el poblado de La Ermita, en la carretera que va de Trinidad a Sancti Spíritus, donde vive desde hace 40 años. Vestía abrigo verde, licra, botas de goma y gorra azul del equipo de béisbol espirituano. Le dijo a su marido que iba a buscar sus vacas. Sobre las nueve de la mañana, una hora más tarde, su esposo la echó de menos y empezó a buscarla. Desde entonces no han vuelto a tener noticias suyas.
Desde el primer momento, los vecinos y familiares de la zona se volcaron en la búsqueda. La mujer, madre de dos hijas, (Yaneisy y Yudisleisy Gómez Gómez) es diabética, pero salió de su casa después de desayunar. El entorno descarta que se trate de un robo porque las vacas que fue a buscar, volvieron solas. "Las vacas siempre van para donde mismo y vuelven solas".
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Felicia Gómez no salió con nadie ni ha sido hallada muerta al lado de una vaca ni ha sido degollada, ni nada por el estilo, aclaran desde su entorno, desmintiendo de esta forma todos los bulos que circulan sobre este caso. "No ha aparecido y no se sabe nada de nada. No hay ni una sola pista sobre este caso", insisten en declaraciones a CiberCuba.
En un primer momento, la familia se disgustó porque la Policía no empezó a buscar inmediatamente. "Fue un hombre en la noche para que firmaran la denuncia y dijo que hasta pasadas 24 horas no podían hacer nada", explican fuentes cercanas a la familia de Felicia Gómez.
Se trata de un protocolo habitual en caso de desapariciones y se aplica a nivel internacional. Las autoridades suelen tener cautela antes de movilizar recursos públicos y dan un margen prudencial para descartar que se trate de una desaparición voluntaria y que la persona regrese por sus propios pies a su casa. De ahí la espera de entre 24 y 72 horas.
El problema es que después de esas 24 horas, se apareció por la finca un policía con un perro y la justificación que dio a la familia al no encontrar rastro de Felicia Gómez es que como habían pasado 24 horas ya no había pistas y que por eso el perro no había encontrado nada.
La búsqueda se le atragantó a los policías, que un día después fueron vistos sentados bajo una mata de mangos, "esperando no se sabe qué", mientras el resto del vecindario buscaba a la desaparecida, chapeando y trillando los sitios con hierbas altas.
Pero la publicidad en redes sociales ha dado un vuelco a la actitud policial y han llegado al pueblo agentes de rango superior, que en los últimos días se ha volcado con el caso. También se ha volcado la ciudadanía, que ha llamado para interesarse y para aportar información.
"Al fin vinieron otras personas de un rango mayor y ya le están prestando un poco más de atención a nuestra desesperación con este caso tan misterioso... pero lo han hecho cuatro días después de la desaparición", señala una fuente cercana a la familia.
"Y nada, no hay indicios de nada, no hay pistas, no hay señales. Ella le dijo a su esposo que iba a buscar unas vacas ahí mismo en su campo y como aproximadamente a la hora las vacas regresaron, todas, no faltaba ninguna, y su esposo no la vio y la buscó por todo aquello. Ella salió a las 8.00 am y su esposo la salió a buscar a las 9.00 am y ya no estaba por todo aquello... Nadie se explica nada", insisten.
"Desde el primer día todo el pueblo de La Ermita y de los campos cercanos en los que la familia tiene amistades se unieron a la búsqueda intensa hasta hoy. Algunas personas han tenido que ir a sus trabajos, pero en La Ermita queda gran parte de su familia y siempre van muchas amistades de su hija a visitarlos. Nadie ha salido de ahí desde el primer día y siempre ha habido amigos y familiares buscando incansablemente", recalcan.
Hasta el momento no solo no hay rastro sino que tampoco hay ninguna pista sobre qué pudo ocurrirle a Felicia en un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce.
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