Vecinos de Nuevo Vedado, en La Habana, protagonizaron una sonora manifestación este viernes en la noche haciendo sonar cacerolas y gritando desde sus casas para protestar contra las autoridades responsables de las casi 60 horas de apagón que sufren desde el último colapso total del sistema electroenergético nacional (SEN).
“Cacerolazo en la barriada de Nuevo Vedado en La Habana, donde se ubica la Redacción del diario 14ymedio, tras casi 60 horas sin electricidad”, reportó en sus redes sociales la periodista y directora del mencionado medio independiente, Yoani Sánchez, compartiendo un video con el sonido de las protestas.
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Sumidos en la oscuridad, los vecinos de Nuevo Vedado estallaron este viernes con la llegada de la noche, la tercera en apagón total desde el paso del huracán Rafael y el nuevo colapso total del SEN sufrido por la deteriorada infraestructura eléctrica del país.
A pesar del reciente anuncio del restablecimiento parcial del SEN, las autoridades reconocieron que las reparaciones tomarían tiempo debido a los daños extensos en líneas de transmisión y subestaciones eléctricas clave.
Ante la incertidumbre que dejaron sus declaraciones y las dificultades aparejadas a los apagones, los habaneros estallaron e hicieron sonar sus cacerolas, un estilo de protesta que se extiende en un país cuyo régimen persigue toda forma de protesta y reprime a quienes se atreven a reclamar sus derechos y ejercer sus libertades cívicas y políticas.
El medio independiente CubaNet también reportó las protestas de este viernes en Nuevo Vedado en un video compartido en sus redes sociales en el que se escucharon los cacerolazos de vecinos de los dos edificios de 20 plantas erigidos en el céntrico reparto habanero del municipio Plaza de la Revolución.
Cacerolazos en la oscuridad: El recurso de los cubanos para protestar contra los apagones y la represión del régimen
El anuncio de un restablecimiento parcial del sistema ha traído poco alivio a los cubanos, que continúan demandando soluciones concretas y duraderas. Sin mejoras tangibles en el suministro eléctrico, la situación en Cuba sigue siendo un foco de tensión social y una evidencia de la fragilidad de su infraestructura.
El colapso del sistema y las fallas recurrentes en el servicio han agudizado una crisis energética que venía afectando a Cuba durante los últimos años. Las protestas y cacerolazos en barrios como El Vedado, así como en otras localidades, son una expresión directa del agotamiento y frustración de los ciudadanos que deben lidiar con las consecuencias de una red eléctrica ineficiente y una gestión incapaz de proveer soluciones duraderas.
Estos eventos se inscriben en un marco de frecuentes manifestaciones que se han venido registrando en diferentes partes de la isla. Desde principios de 2024, las protestas por apagones se han multiplicado, incluyendo cacerolazos y concentraciones espontáneas.
La falta de electricidad afecta directamente aspectos fundamentales como la conservación de alimentos, el acceso al agua y la capacidad de trabajo en un entorno ya marcado por la escasez de recursos y las limitaciones económicas.
La situación no solo refleja el malestar por la falta de electricidad, sino también un descontento más profundo ante las condiciones de vida deterioradas y la respuesta del régimen, que muchas veces ha sido la represión y el encarcelamiento de los manifestantes. Sin mejoras tangibles en el suministro eléctrico, la situación en Cuba sigue siendo un foco de tensión social y una evidencia de la fragilidad de su infraestructura.
Las manifestaciones en Cuba por apagones no son un fenómeno nuevo, pero el contexto actual les imprime una urgencia diferente. En los últimos años, las condiciones de vida en la isla han empeorado debido a la crisis económica, con carencias en productos básicos y una inflación que no da tregua.
Las protestas de El Vedado recuerdan a las movilizaciones espontáneas que han surgido en otras localidades de la isla, donde el cansancio y el hartazgo empujan a la población a salir a las calles.
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