Menores de edad venden en un mercado ambulante en La Habana

Se trata de una situación recurrente no solo en la capital sino también en el resto del país.


Un video publicado en redes sociales por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos mostró a varios menores de edad vendiendo diferentes productos en un mercado ambulante en La Habana.

Se trata de una situación recurrente no solo en la capital sino también en el resto del país, donde los menores se ven forzados por las circunstancias y por la pobreza imperante a dedicar parte de su tiempo en ayudar a sus familias para llevar el sustento a casa.


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En las imágenes publicadas se pueden ven al menos a tres o cuatro menores de edad, uno de ellos proponiendo la venta de una jaba de papas a 600 pesos, según se alcanza escuchar. En el video se ve a otros adolescente con un saco de flautas de pan.

No es la primera vez en los últimos meses que trasciende la dura realidad de menores de edad cubanos trabajando como vendedores callejeros para ayudar a sus familias.

En septiembre del pasado año la imagen de un niño vendiendo torticas en la calle en Santa Amalia, en el municipio Arroyo Naranjo, desató un amplio debate en redes sociales sobre la actual situación de los menores de edad en Cuba, imposibilitados de escapar a la crisis reinante.

En el apartado comentarios de la publicación, varios internautas apuntaron que no es que sea malo que haya disposición a ayudar a sus padres, pero coincidieron en que un niño a esa edad debería estar jugando y no trabajando, además de que esa imagen se aparta de la protección a los menores que el gobierno de Díaz-Canel proclama.

En el amplio debate generado por las imágenes -que pusieron el dedo sobre uno de los colectivos que más sufre la crisis económica imperante en la isla- algunos internautas indicaron que escenas como esas son muy comunes en otros países de Latinoamérica, argumento que fue rebatido con la afirmación de que al menos esos gobiernos admiten el fenómeno, algo que en Cuba no ocurre.

En agosto del pasado año trascendió el caso de un niño que vendía paqueticos de refresco Coral a 30 pesos en una esquina de la concurrida calle Monte, en La Habana.

Previamente, en mayo, se conoció del caso de otro niño que vendía huevos de codorniz para ayudar a su abuela, en ese caso en el municipio Guisa, en la provincia Granma.

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) también denunció que un niño de 11 años, residente en Santiago de Cuba, recogía materia prima en la calle para luego venderla a una empresa estatal.

En todos los casos las imágenes generan reacciones encontradas: donde unos aprecian un rasgo que fortalecerá el carácter de los menores y una actividad que los forja en la necesidad de trabajar para salir adelante, otros insisten en que los niños deben solo jugar y estudiar.

Argumentan, además, que tal realidad solo es evidencia de un gobierno fallido que no es capaz de garantizar bienestar a sus menores de edad.

En abril del pasado año DatoWorld, un reconocido observatorio electoral internacional, indicó que Cuba es el país más pobre de América Latina, pues presenta un 72% de índice de pobreza, alarmante cifra que lo sitúa al frente de los países de la región.

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