Sangría de jóvenes comunistas: Decenas de miles emigraron para “crear su felicidad” fuera de Cuba

La Unión de Jóvenes Comunistas ha perdido más de 200 mil miembros en los últimos 17 años, casi el 32% de sus afiliados.

Consigna del XII Congreso de la UJC © Adelante / Alejandro Rodríguez Rodríguez
Consigna del XII Congreso de la UJC Foto © Adelante / Alejandro Rodríguez Rodríguez

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La Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba (UJC) ha experimentado una sangría de afiliados en los últimos 17 años, según reveló un artículo publicado por la prensa independiente cubana, que señaló la emigración como una de las principales causas de este decaimiento.

Si en 2007, los miembros de la UJC ascendían a 609,000 jóvenes cubanos, en el XII Congreso concluido el pasado 4 de abril se informaba que la membresía actual de la organización es apenas de 415,000 afiliados.


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Es decir, en los últimos 17 años, la “cantera” del Partido Comunista de Cuba (PCC) ha sufrido una hemorragia que le ha supuesto la pérdida de casi el 32% de los miembros de la UJC, un indicador elocuente de la desafección entre los jóvenes con la ideología imperante en la llamada “revolución” y el agotado proyecto político de su “continuidad”.

Así lo reveló un artículo publicado en El TOQUE que comparó la membresía de 2007, cuando la prensa oficialista cubana anunciaba “la cifra más alta de militantes en la historia de la UJC”, y los datos actuales ofrecidos en su último Congreso, convocado bajo el impenetrable slogan de “crea tu felicidad”.

Desde edades tempranas, los cubanos nacidos después de 1959 sintieron y sienten la presión ejercida por la propaganda y el adoctrinamiento del régimen cubano, empeñado en construir el “hombre nuevo” y uniformar a la sociedad bajo el molde ideológico del comunismo. Sin embargo, el atractivo de pertenecer a la UJC solo ha calado en unos cuantos fanáticos y un montón de oportunistas.

Bajo el liderazgo de la “continuidad” del gobierno de Miguel Díaz-Canel, primer secretario también del PCC, el supuesto encantamiento de pertenecer a la organización de jóvenes comunistas ha quedado aún más desprestigiado.

El contraste entre el discurso comunista y una realidad decadente que profundiza la desigualdad social, la miseria y pone en evidencia la falta de rumbo y proyecto de unos “líderes” ostensiblemente incapaces y desconectados de las necesidades de la población, ha dado el puntillazo final al siempre cuestionado poder de convocatoria de la UJC.

La crisis agudizada en Cuba en el último lustro no ha hecho más que manifestar lo que estaba a la vista de todos, que el “rey estaba desnudo” y que la organización que agrupaba a la “vanguardia juvenil” de la “revolución”, no era más que una casposa cofradía de hipócritas y pancistas.

La represión desatada tras las históricas protestas del 11J, que sacaron a las calles de pueblos y ciudades a cientos de miles de manifestantes pacíficos, confirmó a los jóvenes cubanos la naturaleza violenta e injusta del régimen totalitario, y puso en evidencia la voluntad de su cúpula de no permitir y castigar toda forma de disenso que amenazara su permanencia en el poder, como ha quedado patente desde entonces con otras protestas ocurridas en Cuba.

Otros motivos de desafección reseñados por el citado medio serían la desvinculación del trabajo y el estudio de unos 800,000 jóvenes, el aumento del embarazo adolescente, la falta de esperanza y la degradación que empujan a miles de jóvenes al consumo de alcohol y drogas, y las carencias económicas.

Con semejantes mimbres, la gran mayoría de los jóvenes es capaz de concluir que resulta imposible “crear tu felicidad” bajo un régimen que no hace sino profundizar esta crisis material y de valores. De ahí que decenas de miles de ellos hayan engrosado las filas del éxodo experimentado con la crisis migratoria de los últimos años.

Conformado en su mayoría por jóvenes, este éxodo también ha supuesto una sangría para toda la sociedad y se ha visto reflejado en la disminución de profesionales dentro de la medicina e incluso el periodismo (bajo férreo control y manipulación del oficialismo), así como en la fuerza laboral en la industria y la agricultura.

De los cientos de miles de cubanos jóvenes (el régimen no acaba de publicar cifras, censos o estadísticas fiables) que han partido al exilio en el último lustro, muchos de ellos militaban en la UJC, una organización anacrónica que los ciudadanos perciben como plegada a los intereses de la casta dominante y plagada de mediocres arribistas.

La reacción del régimen

"¿Ustedes creen que entre estos 62 jóvenes no haya ninguno que tenga cualidades para pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas? Ahí ha faltado trabajo de la Juventud del municipio y del Partido, sobre todo del Partido", amonestó Díaz-Canel a mediados de febrero durante una visita a una empresa de la construcción de la Isla de la Juventud.

En medio de esta disminución drástica de la militancia, el régimen cubano pidió a los jóvenes quedarse en el país para construir la "felicidad colectiva", y aprobó que extranjeros "identificados con los principios de la revolución" puedan ingresar a las filas de la UJC.

Al intervenir en el XII Congreso, el jefe del Departamento Ideológico del Comité Central, Rogelio Polanco Fuentes, pidió a la juventud en la isla "seguir defendiendo y hacer lo que los cubanos patriotas deben hacer, ser cada vez más martianos, fidelistas, más marxistas".

Reconociendo la grave crisis nacional que empujó a más de medio millón de personas a abandonar la isla en los últimos dos años, el funcionario incluso pidió a las nuevas generaciones "cambiar el sentido de felicidad", por uno que sea viable dentro del país en crisis.

"Que nuestro sentido de felicidad sea diferente al sentido de felicidad que nos quieren imponer, que no es el de acumular cosas materiales; sino que el sentido de felicidad sea este, el de buscar la felicidad colectiva en nuestra espiritualidad, en nuestra solidaridad, en socializar nuestra vida aquí, en las condiciones de una nación que quiere la justicia para todos", subrayó Polanco.

Para liderar esta nueva fase de "felicidad comunista", el régimen decidió sustituir a la secretaria de la organización, Aylin Álvarez Santana, por la joven que se desempeñaba como vicepresidenta de la UJC.

Graduada de Derecho y con 32 años en las costillas, Meyvis Estévez Echevarría, será la responsable de liderar ese oxímoron de un régimen decadente que pretende fomentar un individualismo feroz de corte comunista, sin alimentos racionados y abundancia de Mipymes, y que para ello pregona la necesidad y el imperativo moral de "cultivar tu pedacito" o "crear tu felicidad".

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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