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A la edad de 78 años, el martes falleció el estadounidense Paul Alexander, conocido como "el hombre del pulmón de acero”, y quien sobrevivió a la poliomielitis.
Contra todo pronóstico de supervivencia, logró hacerse abogado y su historia personal y profesional le dio la vuelta al mundo e inspiró a muchas personas a superar obstáculos.
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En 1952, y a la edad de seis años, contrajo poliomielitis que lo dejó paralizado del cuello para abajo, reporta el medio BBC News.
También consecuencia de la enfermedad, no era capaz de respirar de forma independiente, hecho que obligó a los médicos a colocar a Alexander en un cilindro de metal, también llamado pulmón artificial, donde pasó el resto de su vida.
El pulmón artificial, que él llamó "viejo caballo de acero", imitaba la acción fisiológica de la respiración, pero lo encerraba hasta el cuello.
La máquina funcionaba con fuelles que succionaban aire del cilindro obligando a sus pulmones a expandirse y aspirar el aire a través de la nariz.
Cuando el aire volvía a entrar, el mismo proceso a la inversa hacía que sus pulmones se desinflaran y expulsaran el aire al comprimir su pecho.
Después de años, Alexander aprendió a respirar por sí mismo, por lo que pudo salir de la máquina por períodos cortos de tiempo.
El desarrollo de terapias respiratorias modernas además de la erradicación de la poliomielitis en la mayor parte del mundo occidental hicieron que los pulmones de acero quedaron obsoletos en la década de 1960.
Sin embargo, Alexander continuó usando el cilindro porque, según dijo, estaba acostumbrado.
"Paul fue un modelo increíble que seguirá siendo recordado", dice la publicación.
A pesar de su discapacidad, en 1984 se licenció en Derecho por la Universidad de Texas, en Austin, profesión que ejerció por décadas.
Además escribió numerosos libros, entre ellos sus memorias, que demoró ocho años en hacer.
El libro de los Records Guinness lo reconoció como la persona que vivió más tiempo en un pulmón de acero.
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