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Una denuncia pública a nombre de los residentes en un edificio habitacional de La Habana fue realizada por una cubana que teme el colapso de la construcción, debido a la desidia y la apatía de las autoridades responsables de solucionar el problema.
La usuaria de Facebook Marybel García Garzón en un grito de desesperación en la red social dijo que nadie les hacía caso a su problema, a pesar de entender “que son muchas las personas que están en la misma situación”.
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Nacida y criada en ese lugar, ubicado en Calzada y C, en la popular barriada de El Vedado, García Garzón lamenta el “horrendo panorama”, que considera que no es propio de su ámbito sino que también es nacional porque “se derrumba nuestra ciudad, donde mismo construyen hoteles, pero no nos podemos cansar, ni callar”.
En el caso particular de este edificio, la afectada cuenta que desde el 2019, “después de muchos años batallando”, la dirección municipal de Vivienda de Plaza de la Revolución les aprobó un presupuesto para la reparación capital del inmueble, sin embargo, cuatro años después no cuentan, ni siquiera, con los materiales o técnicos calificados para semejante restauración.
Asegura que ante esta situación, en mutuo acuerdo de los residentes en el lugar “estamos reuniendo entre todos los vecinos la millonada que se necesita para una restauración de esta índole”, porque asumieron que “sus problemas tienen que resolverlos ellos”.
Añade que una situación que le está imprimiendo rapidez al daño en la estructura de la edificación es la presencia en el piso bajo del llamado Club Imágenes. Una institución que anteriormente fue respetuosa con la comunidad hasta que su administración fue asumida por la Empresa Extrahotelera Palmares.
García Garzón denuncia que dicha empresa estatal cubana hizo una pésima remodelación, debido a que “quitaron la insonorización que ya estaba hecha”. Además de poner la “música extremadamente alta con matiné incluida (de 3:00 p.m. a 3:00 a.m.)”.
Señala que como consecuencias las vibraciones “están derrumbando a diario partes de las columnas debido al gran deterioro” y el ruido alcanza desde el parqueo hasta el ático.
A pesar de haber ido a las instancias correspondientes, y la denunciante enumera en su post cada una de ellas, así como les dieran la razón en cada caso, apunta que siguen esperando y que se niegan a vivir en esas condiciones.
“Nos negamos a morir de esta manera (de seguir la administración del Club Imágenes haciendo lo que le da la gana), no dará tiempo a restaurar el edificio porque se caerá antes”, enfatizó.
En el apartado de comentarios esta denuncia fue calificada de horrible, alarmante y peligroso.
“Esas columnas en ese estado, con la cercanía del mar, es casi un crimen. El desprecio y la desidia en su máxima expresión”, señaló un internauta.
Otra persona añadió que “es denigrante la situación”, y concluyó con una afirmación que denota la realidad de muchas edificaciones en derrumbe en Cuba cuando dijo: “parece que la solución es la tragedia, esperar a que se derrumbe y se mueran unos cuantos y después llorar a nuestros muertos”.
En tanto, una usuaria reflexionaba que “así está el mío, el tuyo, el del otro, toda Cuba, en especial La Habana”.
En diciembre del pasado año las intensas lluvias asociadas a la entrada de un frente frío en la capital cubana provocaron el derrumbe parcial de un edificio ubicado en Centro Habana.
El inmueble, ubicado en la esquina de las calles San Lázaro y Perseverancia, ya había sido objeto de la denuncia de un vecino que protestó ante su mal estado de conservación y problemas estructurales.
A finales de enero de este año, la fachada de un edificio en ruinas localizado en las inmediaciones del Hotel Saratoga se derrumbó.
El inmueble estaba ubicado en la esquina de las calles Dragones y Monserrate, justo frente al emblemático Teatro Martí.
“Se vino abajo esa fachada y dudo que tenga salvación. Mucha gente ni se ha enterado aún, porque para los pocos transeúntes que andan por esa zona de desastre, los derrumbes son algo cotidiano y a otros ya ni les interesa”, explicó en redes sociales el documentalista de origen salvadoreño, Jorge Dalton, donde compartió varias fotos en las que se ve cómo quedó la zona, que estaba con andamios y en la que estaba prohibido el acceso.
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