La magia de La Habana parece haberse deslizado por las calles de una ciudad andaluza de la que los cubanos se sienten inesperadamente cerca: Cádiz.
Ambas urbes comparten un sabor a sal y tradición que las vincula a pesar de estar a diferentes orillas del Océano Atlántico.
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Los edificios centenarios de Cádiz, su paseo marítimo y la brisa costera recuerdan al icónico Malecón habanero. No es de extrañar que los cubanos la identifiquen como un espejo de su capital. ¡Es para muchos una versión española de La Habana!
Más allá de los aproximadamente 7,600 kilómetros que separan a ambas ciudades, Cádiz y La Habana comparten un aire de familia.
Ambas fueron puertos esenciales para las flotas y el comercio durante los primeros siglos de la conquista española de América, y el auge colonial. Ese legado se plasma en la arquitectura y el espíritu marítimo que las acompaña.
La influencia fenicia y la posterior impronta española configuran a Cádiz con rasgos heredados de su rica historia, mientras que La Habana, fundada ya bajo el mando de colonizadores peninsulares, refleja en cada adoquín y fachada los mismos ecos de ese linaje compartido.
Entre calles con una similitud asombrosa y plazas que parecen hermanas, los cubanos que caminan por Cádiz, por momentos pueden sentir que deambulan por La Habana.
Sin embargo, también hay grandes diferencias que no pasan desapercibidas y están asociadas al abandono que sufre la capital cubana, al deterioro de sus edificio, y a la carencia de recursos para el mantenimiento del patrimonio urbanístico cubano, entre otros elementos.
La tiktoker cubana @anita.mateu, visitó Cadiz con ojos de turista, y dejó testimonio en sus redes de cómo se maravilló ante el reflejo de su cultura en tierra andaluza.
No solo en el trazado de sus calles o en la estampa de sus catedrales se encuentran los puntos de unión, sino también en la vida que las anima.
Las playas de Cádiz, aunque bañadas por un Atlántico más fresco y bravío, guardan la esencia de los arenales cubanos, donde el sol y el mar juegan a ser el mejor de los anfitriones para los bañistas.
La impronta cinematográfica tampoco se ha resistido a este juego de dobles. Ficciones que pretenden ser habaneras han encontrado en Cádiz su mejor set de grabación, aprovechando ese parecido que hasta el gran James Bond ha sabido explotar.
Y, como si fuera necesario más arte en esta conexión, ambos escenarios cobran vida en la noche, cuando el son cubano y el flamenco se entrelazan, dibujando en el aire la música de dos culturas que se abrazan a través del mar y la historia.
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