"Yo luché para tener de todo", dice anciano excombatiente de la revolución

Un anciano excombatiente de la revolución no disimula la frustración que siente ante una realidad muy diferente de aquella por la que luchó.


Un anciano matancero, excombatiente de la revolución, no disimuló la frustración que siente ante una realidad muy diferente de aquella por la que luchó.

“Yo luché para tener de todo en la vida, para que todo el mundo que tenga. Todo el mundo a tomar leche, todos los niñitos…”, comentó el adulto mayor en declaraciones recogidas por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).


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El anciano puso como ejemplo concreto y doloroso que no haya algo tan elemental en Cuba como leche para el pueblo y que luego sí haya en Varadero u otros lugares turísticos.

“¿Por qué no la comparten con la población en vez de cogerla para los extranjeros?”, cuestionó con amargura.

“Yo di la vida por esto, luché por esto y nunca pensé llegar a esta situación”, lamentó en tono pausado; y acto seguido concluyó: “Esto tiene que cambiar, mi amigo”.

El cuestionamiento y la frustración de ese anciano no difiere del mostrado previamente por otras personas que han llegado a su vejez ante un panorama que difiere radicalmente del que soñaron para el ocaso de sus vidas, no solo para ellos, sino también para todo su entorno.

En fechas reciente el régimen cubano reconoció que 1,236 comunidades en Cuba viven en la miseria.

Los ancianos son, sin dudas, uno de los grupos más marcados por la crisis de los últimos años. Cada día es más común encontrar en Cuba a personas mayores que sobreviven pidiendo limosnas, buscando restos de alimentos en la basura e incluso durmiendo en la calle. La mendicidad se ha incrementado de forma notable en la isla en un contexto marcado por la inflación, la escasez de productos básicos y los bajos salarios y jubilaciones.

Paralelamente, en redes sociales cada vez más cubanos han hecho notar la gravedad del fenómeno de la mendicidad, especialmente entre personas de la tercera edad, una realidad que durante décadas el régimen aseguró que no se podía encontrar en las calles del país.

En los últimos meses se han disparado los reportes e imágenes en redes sociales de ancianos cubanos que salen a las calles a tratar de encontrar qué comer, ya que en sus casas no tienen absolutamente nada.

A mediados de enero una joven cubana recurrió a Facebook para visibilizar el caso de un anciano de 75 años que tocó la puerta de su casa para pedir algo de comer pues, según le dijo el adulto mayor, hacía dos días no comía nada.

“El hambre está acabando conmigo”, admitió en septiembre del pasado año otro anciano de 89 años en sobrecogedoras declaraciones al medio independiente Cubanet.

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