Denuncia al Sistema de Salud y al Gobierno de Cuba: "Si no lo hago, traiciono al hombre que me puso el nombre"

Un anciano sufrió un infarto cerebral porque no estaba diagnosticado ni tenía tratamiento. Durante cuatro años los médicos decían que 'está viejito', mientras aumentaba su deterioro.

Valla publicitaria a la entrada del hospital La Covadonga © CiberCuba
Valla publicitaria a la entrada del hospital La Covadonga Foto © CiberCuba

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Una cubana denunció el mal funcionamiento del Sistema de Salud del país, que ha llevado a que su tío, un anciano, esté ingresado con un infarto cerebral en La Habana.

Irina Diéguez Toledo relató a CiberCuba las pésimas condiciones del Hospital Clínico Quirúrgico Salvador Allende (Covadonga), donde no se hacen ni TAC, ni ecocardiogramas, ni Doppler, los equipos del cuerpo de guardia no están calibrados y en la sala de observaciones no hay agua ni desinfectante.


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El ingreso del señor es el colofón de un largo peregrinar por disímiles especialistas sin un diagnóstico adecuado, la pérdida de tiempo resolviendo turnos y exámenes, y la negativa de los médicos a ingresarlo para que lo viera un equipo multidisciplinario porque no lo creyeron necesario.

A continuación transcribimos íntegramente el testimonio enviado a nuestro medio.

"Mi tío de 82 años está hospitalizado desde el domingo en la noche, a causa de un infarto cerebral lacunar (infarto cerebral silencioso).

Lo interesante, indignante, cruel, grotesco e inaguantable es lo siguiente:

Hospital Docente Clínico Quirúrgico Salvador Allende (Covadonga)

Cuerpo de Guardia:

Los resultados de los exámenes de sangre y del electrocardiograma no son fiables. Los equipos no están calibrados y falsean el resultado.

Sala de Observaciones:

Tiene una sola cuña. No hay agua ni desinfectante. Los pacientes comparten sus fluidos corporales. No hay neurólogo de guardia.

Sala Ictus:

No hay aire acondicionado. La merienda es un pan con una 'cosa' cuadrada que impresiona una croqueta.

Aclaro: no tengo quejas del desempeño del personal médico y de enfermería de este hospital.

No cuentan con el apoyo de los medios diagnósticos imprescindibles.

No se cumple el protocolo: no se realizan ni TAC, ni ecocardiograma, ni Doppler, y los análisis de sangre se los hicieron al segundo día de ingreso hospitalario.

Se diagnostica por la clínica del paciente, como hace dos siglos atrás.

Mis amigos cercanos y familiares saben que intento descifrar la causa de su deterioro físico que comenzó en enero del 2019.

Saltándome lo establecido, desde la atención primaria (médico de familia que remite a policlínico), policlínico (atención secundaria que remite a atención terciaria), ha sido valorado por disímiles especialistas, solo le diagnosticaron hipotiroidismo. Tiene su tratamiento y aún así, continúa con síntomas y su salud se deteriora.

La pérdida de tiempo 'resolviendo' turnos, exámenes, etc.

Logré que le atendieran en el CITED (Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud) se ha realizado exámenes que tardan meses de completar.

A todos les he pedido que lo ingresen para que sea atendido por un equipo multidisciplinario. No lo consideraron necesario.

En el CITED ha tenido tres geriatras. La última geriatra, muy profesional, accedió a hacerlo luego de un chequeo que incluyó TAC de cabeza.

El día 5 de enero, según resultados del TAC: infarto cerebral lacunar antiguo.

Comprendí que a ello obedecía su inestabilidad al caminar, su falta de equilibrio, su somnolencia, su torpeza en las manos.

Tenía turno médico para el jueves 18 de enero, y el miércoles 17 recibo llamada del hospital: suspendida la consulta por falta de agua.

Pensé entonces llevarlo esta semana.

Pero el domingo 21, pasadas las 8:00 pm, me dice que le duele la cabeza y siente que está muy débil y lento.

No pudo vestirse solo. Llamé a un taxi (no existe el servicio de ambulancias) y fuimos a la Covadonga.

Mi tío sufrió un segundo infarto cerebral porque no estaba diagnosticado ni tenía tratamiento médico.

¿Se recuperará del segundo infarto cerebral?

¿Podrá caminar, utilizar su teléfono, leer?

¿Vivirá limitado, transparentado, deprimido y triste?

¿Solo porque durante cuatro años, los especialistas insisten en que 'está viejito'? La vejez es una condición, no una enfermedad.

Denuncio al Sistema de Salud, al Gobierno de mi país.

Son responsables del deterioro de su salud física y emocional, de su pésima calidad de vida, de la profunda depresión nerviosa en un anciano lúcido con una inteligencia brillante.

Sergio José Toledo Pérez no es un pollo de granja, es un ser humano a quien le han sido violentados sus derechos a una atención médica de calidad y a una ancianidad digna.

Si no hago esta denuncia, me ahogo, me traiciono y traiciono al hombre que me puso el nombre, me educó y es un padre para mí.

Si el miedo me limita aceptar con mansedumbre todo el desastre, sufrimiento y vivir día a día viendo cómo él se apaga, entonces soy una hija de puta".

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