El primer ministro cubano Manuel Marrero inauguró un nuevo hotel en Cuba, el Meliá Trinidad Península, de categoría cinco estrellas.
La inauguración del hotel se produce en un momento de profunda crisis económica y pocas semanas antes de la entrada en vigor un grupo de políticas que empobrecerán más a los cubanos. Las nuevas medidas están generando una mala opinión pública sobre la gestión del Estado y Marrero lo sabe.
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"En Trinidad se materializa la importancia del desarrollo del turismo y su impacto en la vida económica y social, manifestándose en la generación de empleo y en el incremento sustancial de nuevos actores económicos", dijo el funcionario en la red social X.
Su publicación intenta destacar la necesidad que tiene el gobierno de crear nuevos hoteles para sacar al país de la crisis. Marrero, con tal de convencer a sus seguidores, no dudó en asegurar que el nuevo hotel traerá cambios a la vida de los espirituanos.
"Como parte del 510 aniversario de la fundación de la Villa, inauguramos el Hotel Meliá Trinidad Península, instalación que marcará un antes y un después en el desarrollo turístico de este municipio", dijo el primer ministro.
El Hotel Meliá Trinidad Península es el mayor resort en el polo turístico sureño. Está cerca del Valle de los Ingenios, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El resort tiene 401 habitaciones, entre estándar y The level. Es solo para adultos mayores de 18 años. Cuenta con siete bares, siete restaurantes y numerosos locales para eventos, reuniones, conferencias y fiestas.
La imagen de Cuba que intentan transmitir el régimen y su socio comercial Meliá, para atraer turismo al país, está cada vez más distante de la realidad que se vive a pie de calle.
En la isla crecen las desigualdades en el acceso a recursos y servicios de todo tipo, aumenta la pobreza extrema, se multiplican las personas deambulantes y cada día se reportan casos de robos con violencia.
El contexto de inseguridad crece pero el gobierno lo niega y se centra en la apertura de hoteles junto al mar, en modalidad todo incluido, para mantener a los turistas aislados de la realidad social y transmitir una falsa idea de paraíso en el Caribe, que les permita seguir ganando dólares cuyo destino final no lo ve el pueblo.
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