Expesista Iván Cambar: Los pésimos resultados no son culpa de los atletas sino del sistema de entrenamiento vigente

"Los pésimos resultados no son culpa de los atletas sino del sistema de entrenamiento vigente, la mala vibra que se respira, el ver a los entrenadores como dictadores y no como pedagogos que guían y enseñan; entrenadores que hablan de revolución y valores cuando ellos carecen de valores"

Iván Cambar (Archivo) © Cortesía del entrevistado
Iván Cambar (Archivo) Foto © Cortesía del entrevistado

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Este artículo es de hace 1 año

Iván Cambar, medallista de bronce de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, es uno de los mejores pesistas cubanos de los últimos lustros.

Por lo general, un muchacho callado y serio, que accedió gustoso a compartir parte de su vida con los ávidos lectores de CiberCuba.


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Iván Cambar (al centro): Cortesía del entrevistado

Muy contento de conversar contigo. Siempre recuerdo con agrado tu entrevista tras la final del torneo olímpico de pesas en Londres. Así que aquí me tienes.

Te agradezco la deferencia ¿qué haces en este momento, dónde vives?

Vivo en la increíble ciudad canadiense de Montreal. Tenemos una compañía de renovación de interiores de viviendas: baños, cocinas, habitaciones; nuevos diseños. Al unísono prestamos servicio a otras empresas por lo que te darás cuenta de lo amplio que resulta este trabajo.

Además de eso, hace muy poco, lanzamos nuestro proyecto, Cambar, que consiste en un gimnasio, un lugar donde entrenar; establecer la marca Cambar que muy pronto podrás ver en las redes.

¿Cuándo llegas a Montreal?

Vine en el 2017, reclamado por Leysi Jiménez, mi novia, atleta de tenis de mesa que había abandonado la delegación en los Panamericanos de Toronto en el 2015.

¿Primeros pasos en las pesas? ¿Siempre te gustaron las pesas o pensaste en otros deportes? ¿Primer entrenador?

Soy de Río Cauto, Granma. Allí di mis primeros pasos en las pesas. Ramón Arcia y Edgar Mendoza me descubrieron; mis respetos para ambos. Empecé en el gimnasio que estaba al lado del estadio.

Si te digo que no me gustaba la halterofilia ¿lo crees? Pues no, no me gustaba. Lo mío era ser mecánico y esa pasión sigue en mí. Ahora mismo acabo de arreglar mi jeep. El otro deporte por el que siempre me incliné fue la lucha.

¿Eres de la pirámide del alto rendimiento?

Sí, porque de ese inicio pasé a la ESPA provincial “Simón Bolívar” de Bayamo donde fui alumno de ese gran profesor y persona que es José Tamayo Soler. Con él aprendí lo que significaba la palabra élite. Y Julita, créeme, no fue fácil. Mi técnica era pésima. La fuerza nata que yo tenía la tuve que convertir en fuerza rápida. Con él pude cambiar mis hábitos al alzar las pesas, algo que me sirvió mucho en el equipo nacional.

¿Cuál ha sido el mejor entrenador en tu carrera?

Respeto a todos pero el mejor, sin dudas, el señor Ramón Madrigal aunque con el que mejor estuve fue con Vicente Gálvez, quien me hizo sentir cómodo con mi plan de entrenamiento, algo muy importante. Compartió mucha información conmigo al punto de poder yo entrenar a algunos compañeros como Javier Vanegas y Yadiel Núñez.

Y esto puede resultar extraño pero es que decayó tanto el sistema de entrenamiento de la selección nacional que muchos preferían escuchar más a un atleta como yo que a los propios técnicos. Es penoso decirlo pero así era.

Por ejemplo, yo confiaba mucho en Yordanis Borrero, juntos nos ayudábamos. Teníamos un sistema de entrenamiento filtrado; o sea, compartíamos lo que nos mandaban a hacer con lo que hacíamos en realidad.

El equipo nacional llegaba muerto a las competencias, por un plan de entrenamiento mal configurado y ahí vinieron esos grandes como Pablo Lara, Sergito Álvarez, Yoandris Hernández y Joel Mackenzie a abrirme los ojos para enfrentar favorablemente la lid. Ellos sabían cómo entrenarse, me enseñaron a entender el sistema de Planificación.

En mi caso además, yo pude compenetrarme con Gálvez, aprendí mucho de él. Después me planificaba yo solo y a mi vez orientaba a mis compañeros más jóvenes. Son cosas que no se dicen pero que existieron.

¿Cuántos años en la selección nacional?

Diez años, de 2004 al 2014.

Iván Cambar (izquierda): Cortesía del entrevistado

Los Juegos Olímpicos de Londres son inolvidables para ti. Esa medalla de bronce levantó los corazones de millones de cubanos. ¿Puedes narrarme alguna anécdota de aquella jornada del primero de agosto de 2012?

Ay Julita, esos Juegos marcaron mi vida para siempre; esa medalla me dio el valor que necesitaba para imponerme a lo que tuviera por delante ¿sabes? Después que tú me entrevistaste en la Villa, aquella noche con aquel frío, yo regresé a mi cuarto muerto de cansancio y no lograba conciliar el sueño. Solo miraba la medalla.

Al otro día me sentía con mucha energía a pesar de no haber dormido; me fui al balcón, el sol saliendo. Pude ver a los atletas que ya se encaminaban a sus respectivas tareas y comprendí que era real, que… ¡yo era medallista olímpico! Me tomó un día asimilarlo.

Claro, tuve dos rivales inalcanzables, los chinos Lyu Xiaojun y Lu Haojie pero la confianza que a mí me dio esa competencia aún la conservo y me ha servido de mucho en mi vida actual. Ese bronce me hizo mantener por más de un día una frecuencia mental “alfa” jajajaja.

¿Hiciste alguna preparación especial para Londres?

No. Me sentía relajado y me dije: “Voy a entrenar sin presión y que salga lo que Dios quiera”, siempre con la convicción de que pasara lo que pasara en los Juegos Olímpicos, yo me iba a retirar; Londres fue mi último torneo.

Pero no fue así.

Sí, porque a las otras competencias que asistí fui, y no me apena decirlo, a comprar “pacotilla”. Londres fue mi última competencia, un bronce que sabe a oro teniendo en cuenta mis dos operaciones previas y los problemas que todos teníamos con la preparación que al final se concretaba en los experimentados ayudando a los jóvenes en un sistema de entrenamiento oculto, como ya te he contado.

En Londres 2012, Iván Cambar levantó 155 kilos en arranque y 194 en envión para sumar 349 en el biatlón en la división de los 77 kilogramos. Además, fue campeón panamericano de Río de Janeiro 2007 y Guadalajara 2011 así como séptimo lugar en el Campeonato Mundial de Santo Domingo 2006 y sexto en los Olímpicos de Beijing 2008.

Fíjate si mi bronce olímpico impactó que en mi municipio natal, Río Cauto, entre 60 y 70 niños se inclinaron por la práctica del levantamiento de pesas; además, 11 ascendieron al equipo nacional en un lapsus breve. Te pongo de ejemplo a la primera medallista mundial de Cuba, Ludia Montero, subtitular en el certamen del orbe de Pattaya, Tailandia 2019 en los 45 kilos. Ella es de Río Cauto y claro que me siento partícipe de su triunfo.

Las pesas cubanas han tenido grandes exponentes. La lista la encabezan los campeones olímpicos Daniel Núñez y Pablo Lara así como otros grandes como Roberto Urrutia, Sergio Álvarez,Yordanis Borrero, Yoandris Hernández y Joel Mackenzie ¿te consideras ser un integrante de este insigne grupo?

Es cierto que Núñez y Lara eran increíbles pero el resto no queda detrás. Hay que tener en cuenta que las condiciones en las que se desarrollaron unos y otros no fueron las mismas. Ellos podían realizar hasta cuatro sesiones de entrenamiento diarias, algo que no pudimos hacer mis compañeros y yo, porque jamás tuvimos las condiciones mínimas necesarias para emularlos. Eran otros tiempos.

Para mí, en sentido general, todo el respeto para el deportista cubano en sentido general pues competimos en desventaja aún antes de iniciar la justa. Se compite contra los chinos, contra los europeos… ¿Y? Ellos lo tienen todo cubierto: condiciones de entrenamiento, alimentación, medicamentos; es más, en muchas ocasiones utilizan sustancias prohibidas ajenas a lo que el deporte sano promulga y que les potencian sus resultados. Eso no es secreto. O sea, vamos en desventaja, no por la utilización de doping que no va con nuestro pensamiento, sino por todo lo demás. Lograr subir al podio es algo que va más allá de nuestras expectativas.

Competimos y luego, en lugar de descansar y disfrutar del resto del evento, tenemos que matarnos para en un día poder visitar “al tío Francisco”, la “pacotilla” que tanta falta nos hacía para poder llevar algo a la familia en Cuba.

A veces había que comprarla antes de competir y eso, lo quieras o no, te quita tiempo de tu objetivo que era competir; te saca de concentración. Nos daba vergüenza que los otros deportistas nos vieran cargando maletines y maletines. Tú sabes lo que te digo Julita, tú lo viviste y tú también cargaste maletines para tus hijos ¿o no? Por eso somos los mejores. Y sí, con orgullo me siento parte de ellos.

Sin comentarios. Y lo peor es que sigue sucediendo.

El Mundial de Polonia en el 2013 suponía quizás tu último gran evento antes del retiro ¿qué pasó que no fuiste?

Sencillo. No me habían dado la casa ni el carro y decidí no entrenar más. Después me dieron el auto pero ya en mi cabeza habían otras ideas. Me tomé un tiempo, seis meses; al volver fui a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, donde por cierto además de ganar, quebré el récord del certamen en los 77 que entonces estaba en poder del inconmesurable Pablo Lara. Aún así decidí retirarme.

¿Qué recuerdos atesoras de tu primera incursión en Campeonatos Mundiales acaecida en República Dominicana 2006?

Increíble, parecía que podía lograrlo. Tan joven, inexperto y sin apenas haber competido internacionalmente, quedar sexto fue como subir al podio. Mi división es una de las más fuertes del planeta.

Háblame de tus marcas ¿eres recordista nacional en algún movimiento?

Mis marcas son 160 en arranque y 196 en envión. Soy recordista nacional en biatlón con 356 kilos en los 77 y tengo el segundo mejor arranque de un cubano después del campeón olímpico de Atlanta 96 Pablo Lara. Además, soy plusmarquista panamericano en el total.

Iván ¿qué opinión tienes de la halterofilia cubana en la actualidad? Cuba llegaba a barrer en Juegos Centro y Panamericanos, ocupaba sitiales a niveles olímpicos y mundiales. En estos momentos no creo ninguno se acerque.

Para mí, el sistema de entrenamiento es totalmente absurdo. La dirección actual, encabezada por Jorge Luis Barcerán, es lo más desastroso que se ha vivido en la historia de las pesas cubanas, es un circo. Escribe eso, que lo digo yo. Las pesas no son ni el sueño de lo que eran.

Países como Perú le ganan a Cuba. Los pésimos resultados no son culpa de los atletas sino del sistema de entrenamiento vigente, la mala vibra que se respira, el ver a los entrenadores como dictadores y no como pedagogos que guían y enseñan; entrenadores que hablan de revolución y valores cuando ellos carecen de valores.

Antes podíamos ser comunistas y decir viva Fidel pero teníamos amor por el deporte; no era la revolución ni Fidel los que nos movían sino nuestro amor por el deporte. Pacotillábamos pero teníamos pasión por lo que hacíamos ¿ahora? ¡no!

Es culpa del gobierno porque ni siquiera es culpa de Barcelán, que es una persona tratando de sobrevivir. Lo conozco y sé que es una buena persona pero las circunstancias lo han convertido en lo que es en la actualidad. Él representa un sistema que no funciona.

¿Para ti, el mejor pesista cubano de la historia?

¿Para qué tú me preguntas eso? Jajajaja Daniel Núñez, titular olímpico de Moscú 80 es también varias veces campeón mundial pero para los conocedores de este deporte, Pablo Lara es el indiscutible rey.

Yo coleccionaba las fotos de Pablo Lara, Sergito Álvarez y de todos los grandes y qué honor haber podido conocer a Pablo y Sergio. Fue un sueño hecho realidad. Para todos, mi respeto. Me siento parte de ese gran grupo: los “abuelitos” Daniel Núñez, Pablo Lara y Roberto Urrutia; los más contemporáneos, Sergio Álvarez, Yordanis Borrero, Jadiel Valladares, Yoandy Hernández.

Estoy orgulloso de ellos y de mí ¿por qué no? Orgulloso por haber sido como fui, haber luchado porque las cosas mejoraran, haber hecho fuerza para erradicar lo mal hecho, haber elevado la voz por mi gente. Hay muchas historias que no se conocen y que pienso divulgar en mi canal de youtube que próximamente saldrá en las redes.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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