El recién estrenado gobierno de Javier Milei presentó un conjunto de medidas contundentes para estabilizar y revitalizar la economía del país, entre las que figuran drásticos recortes en el gasto público y una tasa de cambio oficial de un dólar a 800 pesos.
En un discurso detallado y cargado de significado, el recién designado ministro de Economía, Luis Caputo, delineó un ambicioso plan que apunta a abordar de manera integral los problemas fiscales y económicos que han afectado a Argentina durante décadas.
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La iniciativa más destacada es la revaluación del tipo de cambio oficial a 800 pesos, una medida que pretende alinear la economía con las realidades del mercado internacional. Esta modificación se acompaña de un incremento temporal en el impuesto país para las importaciones y las retenciones a las exportaciones no agropecuarias.
Caputo enfatizó que estas acciones son esenciales y temporales, destinadas a superar la emergencia actual, y prometió avanzar hacia la eliminación total de los derechos de exportación, una medida que, según él, obstaculiza el desarrollo argentino.
Además, anunció otras reformas significativas, incluyendo la no renovación de contratos laborales estatales con menos de un año de vigencia, la suspensión de la pauta oficial por un año (una partida del Estado, destinada a invertir presupuesto en campañas estatales en los medios de comunicación), y la reducción en un 50% del número de ministerios y secretarías. Estos cambios representan un esfuerzo por reducir el gasto público y aumentar la eficiencia del gobierno.
En un intento por minimizar el impacto social de estas medidas, el gobierno ha decidido mantener los planes sociales existentes, como el Potenciar Trabajo, y ha anunciado un incremento en la Asignación Universal por Hijo y en la Tarjeta Alimentar. Estas medidas buscan amortiguar el impacto en los sectores más vulnerables de la sociedad.
Estas decisiones, que marcan un cambio significativo en la dirección económica de Argentina, están generando tanto expectativa como preocupación entre la población y los analistas económicos. Mientras algunos ven estas medidas como una necesidad para estabilizar la economía, otros expresan temor sobre sus posibles efectos en el corto plazo, especialmente en términos de inflación y bienestar social.
La administración de Milei, conocida por sus posturas económicas liberales y su crítica a las políticas fiscales previas, enfrenta ahora el desafío de implementar estas reformas en un contexto económico complejo y volátil.
El radical cambio de rumbo en la política económica argentina puede encontrar resistencia entre sectores afines al kirchnerismo, sindicatos y organizaciones de la izquierda argentina, pero Milei ha reafirmado su voluntad de llevar adelante el paquete de medidas que considera vital para el despegue de una de las economías con más potencial de crecimiento en la región.
Discurso íntegro del Ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo
Buenas tardes a todos los argentinos. Primero quería agradecer a todos nuestros votantes y también a los que no nos han votado. De eso se trata la democracia y la libertad. Agradecerle también al presidente por haber confiado en mi equipo para un momento tan difícil como este que estamos enfrentando. Definitivamente estamos frente a la peor herencia de nuestra historia. Un país donde los argentinos somos cada vez más pobres, con un déficit fiscal que supera los 5.5 puntos de producto, con un banco central con una hoja de balance absolutamente deteriorada, sin dólares en sus activos y con el equivalente a 3 bases monetarias en pasivos remunerados.
Una emisión monetaria en estos cuatro años de más de 20, que ha hecho que actualmente la inflación navegue al 300% anual y que castiga a los argentinos todos los días. Precios reprimidos en energía, en tarifas, en el dólar, que se están pagando entre la mitad y una quinta parte de su valor real. Deudas de más de 400.000 millones de dólares entre pasivos del Banco Central, deudas de más de un millón de dólares entre pasivos del Banco Central, deudas del Tesoro, deudas con importadores, utilidades retenidas y deuda con organismos multilaterales de crédito.
Si seguimos como estamos, vamos inevitablemente camino a una hiperinflación. Podemos, como dijo el Presidente en su discurso, llegar a niveles de 15.000% anual. Para que se entienda eso en números, hablamos de que una leche pase de valer 400.000 euros a un año. Y que se entienda eso en números. De 400 pesos a 60.000 pesos en el lapso de un año. Nuestra misión es evitar esta catástrofe.
Y para solucionar este problema, lo primero que tenemos que lograr es identificar, reconocer la génesis de este problema. Este es un punto central. Me voy a detener un poco aquí para explicar esto. Si uno dijera, yo lo he hecho muchísimas veces en charlas durante muchísimos años, si uno le preguntara a la mayoría de los argentinos cuál diría que es el mayor problema, la deuda, la inflación, el dólar o el déficit fiscal, siempre la mayoría de las respuestas, diría más del 95% de las respuestas se lo llevaba la deuda.
La deuda, la inflación y el dólar. Prácticamente ninguna respuesta correspondía al déficit fiscal. Sin embargo, la génesis de nuestro problema ha sido siempre fiscal. Lo que se manifiesta como los problemas son en realidad las consecuencias de cómo se ha financiado ese déficit. ¿Qué es el déficit? Bien simple. El déficit es cuando se... Cuando se gasta más de lo que se recauda a nivel de país.
Déjenmelo llevar a sus hogares. Si ustedes, si un hogar gasta 120.000 pesos y gana 100.000 pesos, bueno, evidentemente a alguien le tuvo que haber pedido prestado 20.000 pesos. Cuando lo que ustedes llaman estar en rojo a nivel de Estado se denomina déficit fiscal. Ahora, ¿cuál es el déficit fiscal? Bueno, el déficit fiscal funciona prácticamente igual que en sus casas.
Digamos, ustedes le pueden pedir prestado plata a un banco, a un familiar, a un amigo. Bueno, a nivel de país, si el país quiere gastar más de lo que recauda, le pide al mercado plata, le pide a los organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional, o le pide al Banco Central que se lo imprima.
Ahí, si quieren, está esa sutil diferencia. Y eso es algo sutil porque aún en ese caso también es deuda. Entonces, los problemas que se originan de financiar ese déficit son los problemas que le llega a la gente. Si se financia ese déficit excesivamente con deuda o repetidamente con deuda, se terminan generando problemas financieros.
Si se financia con emisión del Banco Central, ¿qué es lo que pasa? Hay una sobreabundancia. De pesos, como con cualquier bien, cuando hay sobreabundancia de un bien, ese precio cae. Si hay sobreabundancia de naranjas, el precio de las naranjas cae. Si hay sobreabundancia de petróleo, el precio de la nafta cae. Si hay sobreabundancia de pesos, el precio de los pesos cae.
¿Cómo se manifiesta esto? Cae con respecto a los activos financieros, como el dólar, y cae con respecto a los bienes de la economía. O sea, inflación. Esas son las cosas que a la gente le llegan, que la gente percibe. Problemas de inflación, deuda dólar. Ahora, el origen de ese problema siempre ha sido fiscal.
¿Y cuál es la razón de nuestras crisis recurrentes? Es que nosotros siempre como país nos hemos focalizado en querer solucionar las consecuencias, pero nunca el problema. Políticamente, el problema es el de la economía. Políticamente, el problema es el de la economía. Políticamente, el problema es el de la economía.
Y, finalmente, digamos que siempre hemos sido adictos al déficit. Entonces, solucionar las consecuencias, nunca han solucionado la raíz del problema y por eso siempre hemos caído en crisis recurrentes y en buscar falsos culpables.
Entonces, típicamente, ¿qué hemos hecho a lo largo de estos últimos 100 años? Bueno, los problemas de deuda los reestructurábamos, reestructurábamos la deuda y le echábamos la culpa a los que nos presentaban, a los que nos presentaban, a los que nos presentaban, a los que nos presentaron.
Si teníamos problemas de inflación, poníamos precios cuidados o control de precios y le echamos la culpa a los empresarios. Si tenemos alguna escalada en el dólar, le ponemos cepo y le echamos la culpa a los especuladores. Y el déficit, bien, gracias. Y esa es la razón por la que las crisis se repiten y se repiten.
Imagínense ustedes. Si reestructurar la deuda fuera la solución, bueno, ya la reestructuramos nueve veces, deberíamos ser suiza. Y sin embargo, estamos cada vez peor, porque la respuesta nuestra a estos problemas siempre ha sido atacar las consecuencias, pero nunca el problema.
Siempre ha habido una actitud política de siempre gastar más de lo que se recauda independientemente de lo que se recaude. ¿Por qué? Porque cuando se recaudaba... Si se recaudaba 100, se quería gastar 120. Cuando se recaudaba 120, se quería gastar 140. Cuando se recaudaba 140, porque seguíamos subiendo impuestos, se gastaba 160. Y siempre hemos seguido ese patrón.
Si quieren más datos, de los últimos 123 años, Argentina tuvo déficit fiscal en 113. Es decir, constantemente, prácticamente todos los años vivió en déficit. Esto quiere decir que siempre tuvo que buscar cómo financiar ese déficit. Como ya vimos, cómo se financiaba, cómo se financia, con deuda o con emisión.
Esto es lo que es muy importante que se entienda, porque en Argentina, esta relación entre el déficit y su financiamiento, en la gran mayoría de los ciudadanos, está rota. Digamos, para muchos, el tomar deuda es casi un capricho del ministro de Economía de turno. No es así. El problema, de vuelta, es siempre... El déficit fiscal, el gastar más de lo que se recauda. Esa es la razón de nuestros problemas.
Por eso ahora lo que nosotros venimos a hacer es lo opuesto a lo que se ha hecho siempre. Nosotros lo que venimos a hacer es a solucionar este problema de raíz. Justamente para no tener que padecer más esas consecuencias. Para no tener que padecer más inflación. Para no tener que padecer más pobreza.
Para eso es fundamental solucionar nuestro problema de adicción al déficit fiscal. Y esto hoy representa una oportunidad para todos, porque es la primera vez en más de 100 años que llega al gobierno un candidato que explica esto, que la gente lo entiende y lo vota. Muy mayoritariamente.
Cuando yo era chico y por muchos años hubo siempre candidatos que intentaron explicar esto. Pero nunca tenían más de 5 o 6% de los votos. Hoy estamos de vuelta frente a una oportunidad histórica. Porque finalmente un candidato logró una mayoría absoluta y logró que la sociedad entendiera que este es el problema. Entendiera que no hay más plata. Que no hay más dinero. Que no se puede seguir gastando más de lo que recaudamos.
Para solucionar entonces este problema voy a proceder a leerles las medidas que componen este paquete de urgencia, cuya finalidad es neutralizar la crisis y lograr estabilizar las variables económicas. Paso a enumerarlas.
Entonces, uno. No se renuevan los contratos laborales del Estado que tengan menos de un año de vigencia. Una práctica habitual en la política. Esta de incorporar miles de familiares y amigos antes de un cambio de gobierno para mantener sus privilegios.
Dos. Se decreta la suspensión de la pauta de gobierno nacional por un año. Durante el 2023, entre presidencia y los ministerios, se gastará... Se declararon 34.000 millones de pesos en pauta. No hay plata para gastos que no sean estrictamente necesarios y mucho menos para sostener con plata de los contribuyentes medios que se crean sólo para alabar las virtudes de los gobiernos de turno.
Tres. Conforme la ley de ministerios decretada por el presidente, los ministerios se reducirán de 18 a 9 y las secretarías de 106 a 54. Esto va a redundar en una reducción de más del 50% de los cargos jerárquicos de la función pública y del 34% de los cargos políticos totales del Estado Nacional.
Cuatro. Vamos a reducir al mínimo las transferencias discrecionales del Estado Nacional a las provincias. Recursos que lamentablemente en nuestra historia reciente se han usado como moneda de cambio, para intercambiar favores políticos, para hacer política, digamos.
Cinco. El Estado Nacional no va a licitar más obra pública nueva y va a cancelar las licitaciones aprobadas cuyo desarrollo aún no haya comenzado. Como dije antes, no hay plata para pagar más obra pública, que como todos sabemos, muchas veces termina en los bolsillos de los políticos y los empresarios. La obra pública ha sido siempre uno de los principales problemas de la política. Uno de los principales focos de corrupción del Estado y con nosotros eso se termina. Las obras de infraestructura en Argentina serán realizadas por el sector privado, ya que el Estado, como dije, no tiene ya plata ni financiamiento para llevarlas a cabo.
Seis. Vamos a reducir subsidios a la energía y al transporte. Hoy el Estado sostiene artificialmente precios bajísimos en tarifas energéticas y en el transporte a través de subsidios. La política siempre lo ha hecho porque de esa forma engañan a la gente, haciéndoles creer que les ponen plata en el bolsillo. Pero como todos los argentinos ya se habrán dado cuenta, estos subsidios no son gratis, sino que se pagan con inflación. Lo que te regalan en el precio del boleto, te lo cobran con los aumentos en el supermercado. Y con la inflación esta, son los pobres, finalmente, los que terminan financiando a los ricos. Adicionalmente, los subsidios al transporte en el AMBA son un acto de profunda discriminación con las provincias del interior. Vamos a terminar con esta discriminación al interior.
Siete. Vamos a mantener los planes Potenciar Trabajo de acuerdo a lo establecido en el presupuesto del año 2023. Y vamos, sobre todo, a fortalecer las políticas sociales que son recibidas directamente por quienes las necesitan. Esto es, sin intermediarios, como la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar.
Vamos, ocho. Vamos a sincerar el tipo de cambio oficial. El tipo de cambio oficial va a pasar a valer 800 pesos para que los sectores productivos tengan los incentivos adecuados para aumentar su producción. Esto va a estar acompañado por un aumento provisorio del impuesto país a las importaciones y a las retenciones de las empresas. Y, por último, vamos a tener que mantener las exportaciones no agropecuarias. De esta manera, beneficiamos a los exportadores con un mejor precio y equiparamos la carga fiscal para todos los sectores, dejando de discriminar al sector agropecuario. Finalizada esta emergencia, vamos a avanzar en la eliminación de todos los derechos de exportación, que son un gravamen perverso, que claramente no nos gusta y que entorpece el desarrollo argentino.
Nueve. Reemplazaremos el sistema de importaciones CIRA por un sistema estadístico y de información de importaciones que no requerirá de la aprobación previa de licencias. Se termina así la discrecionalidad y se garantiza la transparencia del proceso de aprobación de las importaciones, es decir, el que quiera importar podrá hacerlo y punto.
Quiero ser claro ahora, que no estamos en un momento en el que se va a hacer una discusión con los argentinos acerca de cómo van a ser los próximos meses. Además de la herencia que les he comunicado, estamos heredando lo que llamamos una inflación reprimida, que ya se está destapando, y que es consecuencia del rezago de la política monetaria ultra expansiva, como expliqué antes, de estos últimos cuatro años y de los controles de precios, que no funcionan. Lo ven todos en las góndolas del supermercado, cualquiera que haya ido al supermercado en las últimas dos semanas habrá visto cómo varios precios han aumentado casi 100%. Es decir, vamos a estar durante unos meses peor que antes, particularmente en términos de inflación, y lo digo así porque, como dice el presidente, es preferible decir una verdad incómoda que una mentira. Una mentira confortable.
Por toda esta situación de emergencia que vamos a vivir, es también que el presidente nos ha pedido que pongamos foco fundamental en la gente que más puede sufrirlo. Y es por eso que vamos a complementar estas medidas con una décima medida de importante carácter social. Ya que lo que vamos a hacer es aumentar, duplicar el plan de asignación universal por hijo y aumentar en un 50% la tarjeta alimentar.
Para terminar, déjeme decirle que de algo podemos estar seguros y que este es el camino correcto. Y que si seguimos por el otro camino, inevitablemente vamos a ir a un escenario diferente. De mucha mayor pobreza, de mucha mayor inflación y de mucho mayor sufrimiento. Argentina es un país rico en recursos naturales y humanos. Y si hacemos finalmente los deberes que nunca hemos querido hacer, permitámonos soñar con volver a ser ese gran país que hace 100 años el mundo entero tanto admiraba. Muchas gracias.
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