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En medio de la vorágine que significan dos decenas de púgiles entrenando al unísono en la Salas Boxing Academy, se mueve con seguridad el entrenador cubano Yanier Lescaylle, nacido en Santiago de Cuba, quien dejó detrás su vida en la isla en pos de un nuevo horizonte.
A sus 38 años, Lescaylle sueña con una vida que ya respira en Las Vegas.
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¡Ay Julita! ¿Quién me iba a decir a mí que iba a ser entrevistado por ti? Pero así es la vida y aquí estamos.
Y a mí me encanta hacerlo, pero comencemos ¿desde cuándo estás aquí, cómo llegaste?
Llegué a Estados Unidos en enero de 2022. Vine por Nicaragua, por la conocida travesía de “los volcanes”. Ya en febrero estaba aquí en Las Vegas. Ayudé en la última pelea de Yordenis Ugás que de paso te digo que es mi primo y es uno de los púgiles que enorgullecen este gimnasio. Se me dio la oportunidad de ayudarlo y ahora, mírame, ya soy uno de los dos entrenadores que apoyan el trabajo de Ismael Salas aquí.
Tu familia ¿ya está contigo?
Pues sí, tengo la suerte de tener a mi familia a mi lado: mi esposa y mis dos hijos, Heyden Yordenis y Yía Valezka de cuatro y año y medio, respectivamente. Sabes lo que eso significa en mi quehacer diario.
¿Aspiración personal?
Crecer, llegar en un futuro a tener mi propio gimnasio de donde salgan campeones mundiales. Por ahora, aprendiendo con el maestro Salas.
Yo te recuerdo de la Finca como boxeador, en las divisiones grandes.
Pues sí, yo formé parte de la selección nacional por dos años en los 81 kilos, específicamente en la primera década de los 2000. En mi peso sobresalían Yusiel Nápoles, Yuniel Dorticós y Maikel Pérez. En un Girón perdí y me bajaron, pero continué mis estudios en el Instituto Fajardo de Santiago y La Habana.
Graduado en 2011, trabajé en la EIDE y entre 2014-2017 estuve en Venezuela. Al regresar entrené a los mejores púgiles santiagueros en la Academia Provincial.
¿Por qué decides incorporarte a una nueva vida?
Ay Julita, sabes la respuesta. Me decepcioné mucho porque mi trabajo no era reconocido en la Academia. Guardo pésimos recuerdos de mi estancia allí que prefiero no recordar.
Desde 2019 yo me fui de ese centro. No quería saber de ellos. Impartí clases privadas hasta que reuní para poder irme de la isla; primero fue Panamá, después Nicaragua, hasta me decidí a hacer la travesía. No pasa un día en que no agradezca esa decisión pues ahora soy feliz, estoy pleno, realizado, junto a mi familia y un buen trabajo, donde reconocen lo que hago y lo que valgo.
Desde la creación de la Escuela Cubana de Boxeo por el profesor Alcides Sagarra, el deporte de los puños ha sido la nave insignia del deporte cubano ¿para ti lo sigue siendo?
Mira, saca una sola cuenta. Al igual que sucede con otras disciplinas, el boxeo se está desangrando. Ya no son sólo figuras establecidas las que abandonan el barco; ahora huyen los más jóvenes aún sin llegar a la Finca; incluso, al CEAR.
Esos muchachos se miran en el espejo de las estrellas abandonadas después de haber sido grandes; además de no poseer las condiciones mínimas para entrenar, para vivir. Ese Püig de la Barca, presidente de la federación, es una deshonra.
Te hablo específicamente por lo que más conozco, el boxeo santiaguero. Santiago era una potencia y ahora los muchachos están decepcionados. No tienen academia, el gimnasio donde entrenan pertenece a la Polivalente “Alejandro Urgellés”; o sea, no es propio, tienen que compartirlo con otros deportes ¿crees que así podemos seguir siendo el buque insignia?
Y aquí en Salas Boxing Academy ¿cómo te va?
Ya te dije. Aquí comparto con el entrenador mexicano Fernando Díaz y junto a Ismael Salas atendemos a veintiséis púgiles de varias naciones: Cuba, República Dominicana, Estados Unidos, España, China…no vayas a creer, aquí se hablan varias lenguas. Reina un ambiente de fraternidad, disciplina, trabajo creador.
De este gimnasio han salido varios campeones mundiales del boxeo profesional, entre ellos Robeisy Ramírez, Erislandy Lara y Yordenis Ugás, nuestros compatriotas que enorgullecen a Cuba; también el cubano americano Brian Mendoza, entre otros.
Espero que los más jóvenes asciendan a planos estelares. Pronto pienso ver a Kevin Brown, Yojanler Martínez, Yoelvis Gómez y Orestes Velázquez en la cúspide del boxeo profesional. Tiempo al tiempo.
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