Recuperan esqueleto de una ballena hallada en Cayo Santa María

El proceso para recuperar el esqueleto tardó meses y su transportación fue especialmente trabajosa.


Este artículo es de hace 1 año

Un grupo de científicos y museólogos cubanos trabajaron en equipo para rescatar el esqueleto de una ballena hallada muerta en Cayo Santa María, al norte de Cuba.

Joan Hernández Albernas, biólogo del Refugio de Fauna de Cayo Santa María, dijo que era su primera vez frente a un animal de semejantes dimensiones.


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"Es un organismo que para la ciencia tiene un valor extraordinario", dijo Hernández a la prensa oficialista.

El joven investigador no estaba dispuesto a dejar que este tesoro se perdiera en el mar. Trabajó con un equipo de personas durante largas semanas recuperando cada hueso, cada vértebra de la ballena, mientras el animal poco a poco se iba descomponiendo en el agua.

"Cuba no es un país donde el avistamiento de ballenas sea una cosa frecuente. Así que estuvimos dos meses trabajando en ese ambiente de descomposición. Semanalmente iba, le daba una vuelta y la pieza que podía recuperar la sacábamos", contó el científico.

El cadáver de la ballena estaba semi-sumergido. Había que sacar cada pieza, lavarla, cepillarla y secarla al sol para poder luego tenerla a punto y armar el esqueleto completo.

Cuando recuperaron los huesos, quedaba encontrar un museo que aceptara exponer el esqueleto del cetáceo en alguna de sus salas permanentemente y trasladar hasta allí cada pieza con el mayor cuidado para poder armar el gigantesco rompecabezas.

Solo de vértebras, fueron 58 piezas. Los huesos de la ballena pesan cerca de una tonelada y se calcula que el animal, de la especie Rorcual común y de edad joven, llegó a pesar 10 toneladas.

El cadáver de esta ballena lo detectaron en noviembre de 2022, tras un temporal que hubo en las costas cubanas por la llegada de un frente frío. Tenía 13 metros de longitud fue encontrada cerca del Refugio de Fauna Cayo Francés, en Villa Clara.

En esa época se reportaron tres varamientos de cetáceos en la isla, algo muy poco común, en particular por este caso que es el segundo animal más grande que habita los mares, solo superado por la gran ballena azul. Los otros dos fueron cachalotes y se encontraron en Pinar del Río.

Para recuperar el esqueleto participaron diferentes instituciones científicas cubanas que documentaron todo el proceso y dejaron constancia en una publicación en la Revista de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana.

El museo municipal de Camajuaní asumió la custodia del esqueleto del cetáceo. Tuvieron que pedir asistencia a un arquitecto para calcular la colocación de las piezas en las salas que ocupa en la institución.

El esqueleto de la ballena aún no está disponible para que el público lo vea. Museólogos y científicos están trabajando en el montaje final de la sala de exposiciones.

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