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Una de las promesas de la lucha libre cubana en los pesos pequeños, Alexei Álvarez Blanco, decidió dar un giro a su vida y en estos momentos se encuentra en España con la esperanza de poder representar a la nación ibérica en París 2024, algo difícil pues aún espera la ciudadanía y tendría que buscar su boleto en un preolímpico.
Alexei ¿cuándo tomaste esa importante decisión?
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Un placer saludarte Julita. Efectivamente, yo decidí tomar otro camino después de formar parte de la Selección Nacional por seis años. Fui campeón nacional, medallista en todas las ocasiones de los Torneos Internacionales Granma - Cerro Pelado y medallista de bronce en el Panamericano del deporte en Acapulco, México 2022. Sin embargo, no tuve otra opción, créeme.
Decidiste ir a España cuando competías en la Bundesliga alemana ¿cómo llegaste allí?
En efecto, competí en la Bundesliga Alemana en la temporada pasada 2022-2023; en los 57 kilos materialicé seis combates con balance de tres victorias y tres reveses. Yo había llamado la atención en competencias previas por el Viejo Continente y los organizadores de la liga germana se habían interesado en mí.
Para poder participar en la Bundesliga pedí mi baja de la Selección Nacional y realicé el contrato independiente porque en Cuba exigían requisitos que la parte alemana no iba a aceptar.
¿Por ejemplo?
Hay varios: uno era que tenía que ir un entrenador conmigo, otro que el dinero no me lo entregaban a mí directamente, sino que fuese transferido a Cuba Deporte y una vez yo llegar, me lo daban en moneda nacional… ¿te imaginas? Por esas razones no acepté y realicé el contrato independiente.
¿Qué pasó al finalizar la Bundesliga?
Como yo había pedido la baja del Equipo Nacional y mi sueño es convertirme en medallista mundial y olímpico decidí ir a España donde he sido recibido como un hijo en el club de lucha “Carmona Guadajoz” que está ubicado en Carmona, una ciudad de Sevilla.
Aquí poco a poco voy materializando mis sueños. Este club me lo ha dado todo y estoy muy agradecido, especialmente con su jefe y entrenador Santiago Moreno que me ha tratado como a un hijo.
Aquí, además de entrenar, imparto mis conocimientos a un grupo de 10 niños que veo cómo día a día van aprendiendo; me siento realizado y haré lo que pueda por apoyar a la lucha española.
Tú tienes 29 años ¿piensas que aún puedas alcanzar tus quimeras?
Mis metas son claras desde un principio: medallista europeo, mundial y olímpico. Sería lo ideal poder competir en París 2024, pero quizás no va a poder ser; pero eso no detiene mi enfoque y mis ganas de triunfar y de brillar en lo más alto de este hermoso deporte que tanto amo. Solo lamento el tiempo que perdí.
A propósito, ¿siempre preferiste la lucha a cualquier otra disciplina?
Soy sincero, como todo cubano, mi deporte favorito era el béisbol; de hecho fue lo primero que practiqué, pero por mi baja estatura no seguí. Fue entonces que asistí al seminternado “Antonio Guiteras” de San Juan y Martínez, a donde llegó una tarde el técnico Reinaldo Montiller, preguntando quien quería apuntarse en lucha y me decidí.
¿Siempre librista?
Me gusta el estilo libre porque puedo utilizar todas las partes de mi cuerpo, puedo agarrar las piernas, hacer enganches, proyecciones de gran amplitud; en fin, es más vistosa.
¿Qué te caracteriza como luchador?
Siempre he tenido paciencia, no me desespero, juego al contraataque, siempre buscando mi momento para hacer el movimiento técnico preciso, con total limpieza.
Sin embargo, he tenido que ir cambiando porque el día a día de las competencias me ha hecho cambiar; ahora soy más agresivo y me va mejor.
Me dijiste que Reinaldo Montiller, conocido profesor de lucha te descubrió.
Sí, fue mi primer entrenador, a él le debo todo. Mis inicios fueron en San Juan y Martínez, exactamente en la Escuela Comunitaria # 2. Allí había un colchón de aserrín con lona de saco.
Día a día llegaba a mi casa con una quemadura diferente en mi cuerpo por el roce. Cuando me inicié contaba con solo 9 añitos; mi madre no quería que fuera luchador porque académicamente era muy bueno, pero mis deseos de hacer este deporte terminaron por convencerla del todo.
A los trece llegué a la EIDE pinareña “Ormani Arenado” donde tuve excelentes entrenadores como José Antonio Vizcaíno, tildado de loco por muchos pero en realidad, una enciclopedia de la lucha libre, quien me llevo a ser medallista de bronce en mis primeros Juegos Escolares en el 2007.
A partir de ahí proseguiría mi andar bajo la mirada de los técnicos Ramón Garrido y Gilberto Leal. Con ellos eslaboné una serie de buenas actuaciones en lides nacionales, tanto juveniles como de mayores, incluyendo medallas de oro enfrentando a atletas de la selección nacional pero no me subían a la escuadra nacional, siempre esgrimiendo el argumento de que muy joven.
Cada vez que me ganaba el ascenso y me lo negaban, en lugar de quebrantarme, me sentía más fuerte. Nunca desistí ni me rendí hasta que, por fin, en el 2016 quedé tercero en el Campeonato Nacional y deciden hacerme matrícula en la Selección Nacional… ¡Mi primer sueño cumplido!
Sé que atravesaste varias categorías.
Pues sí: 28 kgs, 30, 34, 42, 50, 55 y mis definitivos 57 kilogramos.
¿Quién te entrenaba en el Cerro Pelado y quién lo hace ahora en España?
En Cuba, Rafael Martínez; aquí, en la actualidad lo hace Santiago Moreno.
¿Para ti quién es el mejor luchador de libre del mundo?
Sin dudas, el ruso Zaurbek Sidakov de los 74 kilos. Y antes que me lo preguntes, Mijaín López que es grequista, es un dios; lo tiene todo: fuerza, inteligencia, rapidez, resistencia. Ese ¡NEGRÓN! es ZEUS.
Vas encaminado a materializar tus sueños. A estas alturas de tu vida ¿a quién agradeces?
Primeramente, a mi familia, en especial a mi mamá que siempre ha confiado en mí y cuando digo siempre es siempre; cuando muchos no confiaban, ella estaba ahí dándome aliento, aconsejándome. Esto lo digo con lágrimas en los ojos.
A mi hijo también que por él me levanto día a día a trabajar más duro así como a un grupo de personas que me han ayudado a ser el hombre que soy, Liván, Juan Carlos, Reinier, Fabián, a mis entrenadores de la base y los del alto rendimiento. Si logro mis propósitos es por todos ellos. Agradecido a ellos y a la vida, por permitirme disfrutar de buena salud para seguir haciendo lo que más amo: la lucha.
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