Los padres de los jóvenes cubanos que fueron reclutados en Rusia mediante un contrato que denuncian como “estafa”, ofrecieron nuevas declaraciones a AméricaTevé, en las que confirmaron las irregularidades denunciadas por sus hijos.
Mario Velázquez, padre de Andorf Antonio Velázquez García, y Cary Díaz, madre de Alex Rolando Vega Díaz se reafirmaron en su versión de que los jóvenes de 19 años fueron estafados por dos desconocidas –una mujer rusa y otra cubana- que los contactaron por internet.
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“Todo fue por WhatsApp, por internet. Nadie fue vestido de militar a la casa. Lo sé porque el niño vivía conmigo. Todo fue por internet, a través de una mujer cubana y otra rusa”, indicó Velázquez en una videollamada con el periodista cubano Rolando Nápoles.
El padre, que ahora reside en México, dijo que el contacto con su hijo había tenido lugar hace aproximadamente dos meses.
“Yo salí de Cuba el 27 de julio y ya mi hijo había salido para Rusia. Pero en ningún momento se dijo que iban para una guerra. Nunca se dijo eso. Iban a prestar servicio, algún trabajo de construcción, trincheras… pero en ningún momento se les dijo que iban para la guerra”, dijo desesperado el padre de Velázquez García.
Preguntado sobre si el gobierno cubano sabe del caso de su hijo, Velázquez aseguró que sí, teniendo en cuenta el control que este ejerce sobre sus ciudadanos, y más en edad militar.
“Sí, sí, claro que sabe. ¿Cómo usted cree que un gobierno que lo controla todo no va a saber de eso? Ellos sí saben del tráfico de personas”, afirmó Velázquez, quien reconoció que “la madre me llamó aterrada, porque los tienen amenazados, dándoles golpes”.
Además, aprovechó para denunciar que los rusos les habían pedido dinero a los jóvenes a cambio de permitirles comunicarse con los padres. “Si no pagaban, no podían conectarse con nosotros. Los tiene los rusos esos, son unos asesinos. Los tienen secuestrados”.
En cuanto a la reacción del gobierno, Velázquez señaló que no ha habido ninguna. “Nada. ¿Qué usted puede esperar de una dictadura? De ellos no se puede esperar nada bueno. Menos de ese régimen. Ellos son los culpables”, concluyó.
Cary Díaz, por su parte, se mantiene en la incertidumbre sobre el paradero actual de su hijo Alex Rolando Vega Díaz.
“Todo es una incógnita. Él no me llama hace muchos días. Según su novia, recibió una llamada informándole que estaba detenido. Supuestamente él iba a ser trasladado para la Embajada de los Estados Unidos, porque ellos estaban pidiendo ayuda, pero no llegaron. Los detuvieron, les quitaron el teléfono y no sabemos ni en qué lugar están”, dijo a AméricaTeVé.
Asimismo, aseveró que la noticia de los jóvenes reclutados por Rusia empieza a generar comentarios en la calle en Cuba.
“Lo que se oye aquí, en la calle, es que hay muchos desaparecidos, que no se sabe dónde están… Es lo que dice la gente… La novia dice que la casa está rodeada por la Seguridad del Estado y que ella no puede salir de la casa”, relató la madre de Vega Díaz.
El pasado viernes, mientras eran trasladados del hospital donde se encontraban de vuelta a la base militar rusa, los jóvenes reconocieron “tener miedo” y no conseguir conciliar el sueño por temor a ser enviados a zonas de combate o
“Por favor, que nos ayuden, que nos traten de sacar de aquí de la forma más rápida posible, porque tenemos miedo”, dijo Vega Díaz a Rolando Nápoles.
Por su parte, Velázquez García reconoció que pasan “mucho miedo. Nosotros no dormimos, no podemos dormir porque no sabemos si en cualquier momento pueden entrar y hacernos algo en lo que estamos durmiendo”.
Además, los jóvenes revelaron al citado medio que Vega Díaz padece de una artritis generalizada y que Velázquez García tiene sólo un riñón. Ambos denunciaron igualmente ser víctimas de torturas.
“Nos golpearon encueros. Nos quitaron toda la ropa y nos golpearon. Por gusto, porque nosotros les hablamos en inglés y nos decían que los americanos nos habían mandado para acá y que confesáramos”, afirmó Vega Díaz, mientras su compañero confirmaba que estaban desnudos y que habían sido golpeados “a piñazos” por tres torturadores.
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