La historia de un perro adoptado en Cuba

"Ya no tengo muchos recuerdos de mi vida pasada, pero era un perro callejero cuando me recogieron los activistas de BAC"...

Perrito adoptado en La Habana © Facebook/BAC Habana
Perrito adoptado en La Habana Foto © Facebook/BAC Habana

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Este artículo es de hace 1 año

Hola amigos, soy Coraje ¿Se acuerdan de mí? Espero no me hayan olvidado. Hoy vengo a contarles la historia de mi adopción, para que todos aquellos que siguieron 'mi casito' se alegren conmigo; quienes lo conocieron a medias completen el cuento y quienes no lo supieron, se enteren del chisme.

Ya no tengo muchos recuerdos de mi vida pasada, pero era un perro callejero cuando me recogieron los activistas de BAC, apenas podía sostener mi cuerpecito. Después de varias curas, medicamentos, operaciones y pinchazos, los necesarios para que pudiera recuperarme, fui puesto en adopción.


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¿Y saben qué? ¡Nadie me quería! Pasaron los meses, que se convirtieron en años en ese frío y triste temporal. Entraban y salían perritos, todos iban teniendo su oportunidad, menos yo.

Las personas mayores son muy raras, solo miran el exterior, sin saber que la verdadera belleza se refleja en el alma.

Un día, luego de la celebración por el día del perro, y de una jornada excelente en que varios de mis compañeros consiguieron hogar, incluso algunos adultos como yo, mis amigos de BAC me vieron tan triste que me permitieron expresarme por mí mismo a través de sus redes.

Mis palabras fueron breves, pero muy conmovedoras, porque salían de mi corazoncito roto. Muchos se solidarizaron conmigo y me dieron ánimos para continuar mi búsqueda de una familia, pero nadie me acogía.

Algunos dijeron en los comentarios que les interesaba adoptarme, ¡pero nadie llenaba el formulario!

Ya casi perdía la esperanza cuando un día, casi por sorpresa, apareció mi mamá.

Coraje con su "mamá adoptiva" (Facebook/BAC Habana)

Ella vio mi publicación, y se enamoró de mis ojitos tristes y mis orejas grandes. Llenó el formulario para mi adopción. Desesperadamente empezó a escribir a mis amigos de BAC por todas las vías posibles.

¡Y ellos fueron tan pacientes y amables con ella...! ¡Y todo empezó a ir tan a mi favor...! En cuestión de una semana ¡ya tenía mi casita nueva!

El principio no fue color de rosas, como cualquiera podría creer.

Coraje en su nueva casa (Facebook/BAC Habana)

Aunque tenía un hogar con mayor tranquilidad, comidita rica todos los días y mucho amor de mis papis (sí, también tengo papá), los dos primeros meses fueron un período complejo para mí.

Se trataba de un nuevo espacio, nuevos olores, nuevas dinámicas, nuevos hermanitos, para colmo de otra especie.

Cuando me recibieron yo era un perrito algo desnutrido y con un poquito de anemia, así que retornó la ola de pinchazos para "ayudarme", dicen ellos.

También tenía una lesión importante en una de mis orejas, que no se curaba con nada, y luego de intercambios entre mi veterinario, mis papás, y mis antiguos tutores, decidieron cortarla para prevenir males mayores (aunque no satisfechos con cortarme una, me cortaron las dos).

Coraje tras la operación a que fue sometido para cortarle las orejas (Facebook/BAC Habana)

Luego, experimenté alergias, y dale otra vez con la jeringuillas y las agujas.

En ese período también aparecieron (justo tres días después de que yo llegara) unas raticas pequeñas que chillaban mucho a toda hora, que después resultaron ser unas bolas peludas llamadas gatas, y que hoy son mis hermanitas pequeñas que se pasan la vida mortificándome.

Coraje con sus "hermanitos" gatunos (Facebook/BAC Habana)

En fin... así transcurrieron mis primeros meses en casa. A mí me costó trabajo entender qué hacía yo allí, quiénes eran ellos, mis papás; por qué me tocaban con insistencia las orejas, que me dolían; ¿por qué tenía que soportar a tanta gatería inquieta o resabiosa? ... Pero en fin... a todo se acostumbra uno.

Hoy puedo decir que soy el perro más feliz que puedo ser. Tengo el cariño y el respeto de mis papis a quienes amo mucho (aunque a mi papá lo amo un poquito más ), me siento fuerte, y saludable, y con ánimo (ya pasaron los tiempos en los que me mantenía triste debajo de la cama, ya corro, salto, juego, aunque aún no ladro mucho).

Ya no soy el perro feo que todos discriminaban (no hay día que mis papis me saquen a pasear y la gente en la calle no me llene de halagos por ser un perrito chino "lindo y peculiar").

Convivo bien en mi familia multiespecie donde las atenciones son recíprocas (los humanos entregan comida, y mis hermanos felinos y yo ofrecemos amor y diversión).

Mi proceso de adopción y adaptación a mi hogar ha sido progresivo y fructífero.

Cada paso que hemos dado juntos nos ha llevado a un mayor bienestar de la familia entera, y los resultados han sido fabulosos para todos.

Así que exhorto a todas aquellas familias con posibilidades de seguir creciendo (en la mía somos 8: 5 gatos, 2 humanos y 1 perro ) a que adopten, a que le den una oportunidad a otro callejerito.

Padres adoptivos de "Coraje" (Facebook/BAC Habana)

No se fijen en nuestra apariencia a la primera, porque son huellas reversibles hechas por la mano cruel e inhumana del ser humano o el caprichoso destino. Sean pacientes con nosotros, que hemos pasado por mucho y nuestros traumas no nos permiten entenderlo todo tan fácilmente.

Finalmente quiero agradecer a todas las personas que ha estado involucradas en mi proceso de mejoramiento: a mis amigos de BAC por darme la oportunidad de encontrar un hogar; al equipo de veterinarios de AP Mascotas, sobre todo a José Antonio, por cuidar de mí, además, por soportar a mi mamá; y a mi familia toda: mis hermanos felinos, mi papis, mis abuelos maternos y paternos (sí, somos una familia grande, funcional y colaborativa) que me ha brindado cuidados y afecto incondicionalmente.

Espero que mi historia sea para todos mis seguidores (sé que soy famoso ), humanos y no humanos, una prueba de que aún aquello que parece inalcanzable, puede hacerse posible, y que nunca podemos dejar de soñar, y de luchar por tenerlo.

¡Los abrazo a todos!

''Quiero aprender a amar a la gente así, como a mi perro, con orgullo y entusiasmo y una completa amnesia por las fallas. En resumen, amar a los demás de la forma en que mi perro me ama'', Ann Patchett.

(Texto tomado de Facebook/BAC Habana)

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