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En una directa de 25 minutos la joven cubana Amelia Calzadilla dio rienda suelta a su malestar por la crisis generalizada que atraviesa el país y los índices de degradación experimentados en la sociedad. Sus palabras resonaron con fuerza y recibieron el apoyo de la sociedad civil cubana.
Indignada por los frecuentes y prolongados apagones que padecen los cubanos en general, la joven madre volcó en las redes sociales sus emociones y reflexiones tras más de 24 horas sin electricidad en su casa, sin respuestas de la Empresa Eléctrica y sin poder cocinar para sus hijos.
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Y fue dura en su argumentación y en su desahogo. Criticó a las autoridades, ese oscuro poder incapaz de renunciar a pesar de su cada vez más evidente incapacidad general; pero también criticó a los cubanos que someten a ese poder, ya sea por conveniencia, por indolencia o por miedo a expresarse libremente como ella.
“No soy una mártir ni una heroína”, dijo Calzadilla en su directa, pero una vez más su verbo se inflamó y expuso todo su ser a la llama de la libertad.
Con su habitual honestidad y su natural empatía, la cubana que marcó de forma particular el discurso del disenso ejerciendo su derecho a la libre expresión en las redes, se plantó una vez más ante el régimen totalitario, a cuyos “servidores públicos” conoce luego de varias “entrevistas” que no consiguen acallarla.
“La coherencia se comparte”, dijo la activista Lara Crofs en Facebook, compartiendo la directa de la joven traductora. “Reconozco en ella una persona honesta, de valores y eso es algo que valoro y respeto muchísimo. Siempre va a tener mi apoyo, como madre, como mujer, como cubana y sobre todo como ser humano. Si usted no es capaz de empatizar con eso, entonces aún no entendió nada”.
Otra cubana valiente, Yordanka Battle Moré, se dirigió también a Calzadilla en sus redes. Acosada como ella por sus publicaciones y su abierta crítica al régimen, Yordanka le transmitió su cariño y su comprensión, recomendándole a Amelia que se librase de la presión de tener que dar explicaciones a nadie por sus palabras.
Es amargo el regusto que deja expresarse con honestidad y libertad en Cuba, cuando la voz del que lo hace cae en manos de la Seguridad del Estado, en oídos sordos, o se pierde entre los pocos que pueden escucharla. Es amargo ver a tus semejantes enajenados de la realidad o vociferando contra tus argumentos desde el oportunismo o la ignorancia.
“Basta mirar la cantidad de inocentes presos; y eso importa a los que tenemos sensibilidad, agradecimiento y vergüenza”, le dijo a Calzadilla el locutor Yunior Morales, transmitiéndole su “respeto, orgullo y admiración” a través de su publicación.
Como otra madre le habló la activista Diasnurka Salcedo Verdecia, haciendo suyo el enfado de Calzadilla con un escueto mensaje: “Dictadura, basta, pongan la corriente”. Y avisando a la joven madre que la próxima vez que sufra un apagón como el anterior está dispuesta a llevarle “comida cocinada”, porque “de hambre no te puedes morir”.
A estas muestras de apoyo se suman las que expresaron otros casi 3,000 cubanos en los comentarios a su directa, un claro indicador de la existencia de un amplio foro de ciudadanos indignados con el "orden de cosas" imperante en Cuba. O lo que es lo mismo: una sociedad civil que poco a poco crece y se empodera, ejerciendo su libertad de expresión y reclamando derechos y libertades.
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