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Un bombero cubano que fue de los primeros en acudir al incendio de agosto del pasado año en la Base de Supertanqueros de Matanzas contó las vicisitudes tras el siniestro y aseguró que tuvo que sostener casi 48 horas una manguera.
“Aquello era un infierno. Te echabas un pomo de agua en la cabeza y se evaporaba antes de llegar al cuello. El líquido te quemaba. La capa echaba humo. Estuve cuatro días sin bañarme, y casi 48 horas sosteniendo una manguera. Solo bajaba a comer y regresaba a mi posición”, relató al periódico local Girón.
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Lian Michel Balsinde Pino, quien ya estaba desmovilizado del Comando 1 de Bomberos de Matanzas, decidió unirse voluntariamente a los bomberos que contenían el fuego tras enterarse de la noticia del incendio.
Este joven fue uno de los últimos en ver con vida a su amigo Elier Manuel Correa, uno de los bomberos que formaba parte del primer comando que llegó a la zona industrial y fue abatido por la explosión del primer tanque.
El mismo Lian Michel contó que se salvó de milagro de la onda expansiva de la primera explosión en la madrugada del 6 de agosto, pues estaba junto al muro del cubeto y durante el estruendo pudo resguardarse tras un vehículo.
Tras la primera explosión el golpe de calor no le hizo mucho daño, pero comprendió que su compañero, por la posición donde se encontraba había perdido la vida.
“¡Fueron más de 10! Con el paso de las horas llegamos a entender el lenguaje del fuego. Nos avisaba, primero rugía, después sentíamos un silbido, y seguidamente el ¡Baaam! con la llamarada hacia el cielo y la onda expansiva hacia todas direcciones. Solo transcurrían milésimas de segundos, pero en ese breve tiempo lográbamos guarecernos”, cuenta.
Finalmente, este joven sufrió un severo golpe en la cadera al huir de una de las explosiones por el que tuvo que ser hospitalizado.
Aunque el régimen ha calificado la extinción de este incendio, considerado uno de los peores desastres en la isla, de heroico, todavía no ha explicado por qué llevó a la primera línea de un hecho de tal magnitud a cuatro jóvenes reclutas del Servicio Militar Obligatorio sin experiencia: Leo Alejandro Doval Pérez de Prado (19 años), Fabián Naranjo Núñez (20 años), Michel Rodríguez Román y Adriano Rodríguez Gutiérrez que se encuentran dentro del total de 17 fallecidos.
La extinción del incendio tardó seis días con sus noches. Más de un centenar de personas fueron hospitalizadas, una comunidad de una veintena de casas desplazada, y solo después de que las llamas se apagaron el régimen pudo iniciar la búsqueda de 14 bomberos que permanecían desaparecidos.
La abuela del bombero fallecido más joven, Leo Alejandro Doval Pérez de Prado, cuestionó el envío de los reclutas del Servicio Militar Obligatorio al lugar: ¿Quién va a asumir la responsabilidad de llevar a esos niños allí?. Su nieto había cumplido 19 años y recibió una preparación como bombero de solo 15 días, afirmó.
Todavía no hay una respuesta gubernamental sobre el tema, ni sobre las fallas de seguridad que ocasionaron el siniestro y la muerte de las víctimas.
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