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Un profesor e historiador de la Universidad de La Habana pidió salvar los libros que quedan tras el cierre de la biblioteca de la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología.
En una publicación socializada en Facebook, Reinaldo Manuel Sánchez Porro refirió que, al finalizar una reunión departamental, se anunció el cierre de la biblioteca de la Facultad y se instó a quienes lo desearan, a acudir al local y "llevarse los ejemplares que estimara".
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Su denuncia se produce ante la "falta de reacción" de muchos colegas suyos por el destino de tantos libros que no cabrían ya en esa ni en la Biblioteca Central y acabarían siendo convertidos en pulpa.
"Se me dijo que la Biblioteca Central se hundiría si recibía más libros y que los que no rescatemos ahora serían entregados para pulpa. Yo salvé algunos libros de mi autoría y otros casi al azar", dijo, y agregó que este jueves la biblioteca abrirá para que los interesados salven los ejemplares que puedan para sus asignaturas.
En su desesperado post de ayuda pidió de favor no dejar a su suerte los libros ahí resguardados, que han estado al cuidado de bibliotecarios como María Teresa González del Valle o "el incansable Ramoncito".
Su texto no solo sorprendió de manera no grata a decenas de internautas, profesores y estudiantes, sino que también recibió un comentario del actual decano de la Facultad, quien culpó a Sánchez Porro de mediatizar el asunto.
Como justificación, Ernel González Mastrapa argumentó que el profesor solo quiere crear un "espectáculo", no salvar los libros.
En su "defensa" arguyó que de la biblioteca se extrajeron "todos los textos que podrían aportar a la Biblioteca Central de la UH" y y aquellos empleados en la docencia.
"Nadie ha pedido que vayan a buscar libros allí, el local está cerrado y solo han entrado profesores dela facultad. Ningún libro ha sido destruido o botado. Al final lo que quede insalvable irá a materia prima porque es lo establecido por la ley siguiendo un protocolo", escribió el decano.
En medio de la polémica suscitada por el cierre del local, decenas de personas se preguntaron por qué la biblioteca especializada desaparecería cuando es un acervo clave para el estudio de las materias impartidas en la Facultad.
"¿Por dónde los estudiantes, trabajadores y hasta los mismos profesores pueden mandar a sus alumnos a consultar cualquier tipo de información histórica? Es una gran pena si esto es verdad pues todavía no lo puedo creer", indicó alguien.
Otros, además, expresaron su inconformidad y aludieron a que este hecho no daba valor al trabajo de profesores dedicados durante años a la investigación.
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