Alex Otaola arremetió contra los argumentos esgrimidos por Marina Rivers, una de los influencers españoles que a comienzos de este mes viajaron a Cuba invitados por el gobierno con el fin de promover el turismo en la isla, quien aseguró que ellos no son culpables de la “dictadura que se vive allí” y que solo fueron a promocionar el turismo.
“Tú has ido a un campo de concentración donde la gente está siendo torturada y asesinada a vender una imagen falsa de que hay una normalidad. Los cubanos no necesitan sus chuches, los niños de la calle no necesitan tu ibuprofeno. Los niños de la calle necesitan ser libres y no tener que ser unos mendigos para que cuatro comem... españoles lleguen allí a repartir en medio de la miseria más miseria”, dijo Otaola en su programa en referencia al relato que hizo Marina de su experiencia.
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El influencer cubano aseguró que Enjoy Travel Group, la agencia que organizó la visita de la veintena de jóvenes españoles, está ubicada en Barcelona ciertamente, pero que es propiedad de Yuniel Mesa García, nieto del comandante Guillermo García Frías.
“Quien está detrás de esa agencia en Barcelona es el heredero de un obeso comunista que por ser su familiar pudo irse a España, pudo establecerse en España y con el dinero que han robado a los cubanos en la isla, pudo abrir esta agencia. No es una agencia española, es una agencia radicada en España pero que responde únicamente a los intereses de la dictadura cubana”, sentenció Otaola.
En un video publicado en sus redes sociales, Marina Rivers dijo que no les habían pagado ni un solo euro por el viaje y subrayó varias veces el origen español de la agencia que los invitó y de los hoteles que visitaron en el país.
“No tenemos absolutamente nada que ver con ningún gobierno ni hemos cobrado ningún dinero de nadie. A nosotros nos propusieron el viaje, nos apetecía un montón Cuba y fuimos a ver Cuba. Lamentablemente yo no puedo hacer nada ni tengo la culpa de las condiciones socioeconómicas de los países a los que voy", dijo la joven de 20 años.
Marina Rivers añadió que un montón de países en el mundo sufren carencias de libertades y de derechos y que tienen situaciones políticas horribles, pero que eso no es culpa de los turistas ni de la gente que los visita.
Puso el ejemplo del Mundial de fútbol, celebrado en Qatar, y de los 40 años de dictadura en España en los que también se vivía del turismo.
La joven se exculpó asegurando que dejaron dinero en negocios locales cubanos y que regalaron agua, chuches e ibuprofeno.
"Nosotros no tenemos la culpa de la dictadura que viven allí. Solo fuimos a disfrutar de la isla, que es preciosa, y a ayudar siempre que estuviese en nuestra mano. No somos periodistas”, concluyó la joven en su alegato en favor de lo que Otaola calificó luego de “fomentar el turismo descerebrado a la isla cárcel”.
Polémica visita
A comienzos de julio la prensa oficialista presumió de la visita de una veintena de jóvenes influencers españoles que habían arribado a Cuba en una visita promocional de una semana con el propósito de reavivar el maltrecho turismo en la isla.
Luis Jiménez, vicepresidente comercial de la turoperadora mayorista española, Enjoy Travel Group, anunció en declaraciones a Prensa Latina que los influencers llegaron a Cuba en el vuelo directo recién inaugurado entre Barcelona y La Habana.
Jiménez presentó el viaje como otra forma de promoción del destino Cuba y de sus lugares para vacacionar, que apuesta "por la reingeniería de sus productos, excursiones innovadoras y experiencias únicas", con el fin de difundir al país como destino de arte, cultura y patrimonio.
La fuente indicó también que el grupo de influencers que arribaron a la isla -cuyos nombres nunca fueron difundidos- sobrepasaban los 120 millones de seguidores en redes sociales como Instagram, Youtube y Tik Tok, y que su radio de acción no solo abarcaba España, sino también América Latina, y en especial países como México, Argentina y Chile.
Durante su visita, el grupo de jóvenes tuvo un programa diseñado para que compartieran la experiencia cubana en sus redes y consiguieran que sus seguidores se conviertan en potenciales clientes del maltratado turismo cubano.
El viaje contó con el patrocinio de cadenas hoteleras españolas con inversiones en Cuba, como el Hotel Iberostar Grand Packard. Se sumó el grupo Meliá, a través del hotel Meliá Internacional de Varadero; el Royalton Prado, de la firma canadiense Blue Diamond, y cadenas hoteleras extranjeras como Aston, así como las agencias cubanas Ecotur, Gaviota (del conglomerado empresarial de los militares GAESA), Cubatur y el Ministerio del Turismo (MINTUR).
La crisis generalizada que vive el país, con una inflación descontrolada, escasez de alimentos, medicamentos, combustible, con apagones, una creciente ola de criminalidad y el colapso de los servicios públicos, ha contribuido a frenar el turismo internacional en Cuba, que no ha vuelto a niveles previos a la pandemia de coronavirus.
A pesar de revulsivos como la visita de una veintena de influencers españoles, los datos hasta ahora alejan las expectativas del gobierno cubano de alcanzar 3,5 millones de turistas al finalizar este año.
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