Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y responsable del lavado de imagen del patriarcal y homofóbico régimen cubano, afirmó que la llamada “revolución” no creó “ningún campo de concentración contra los LGBT”.
La también diputada consideró que las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) -donde fueron internados 25 mil cubanos durante tres años en más de setenta campamentos en la provincia de Camagüey- “eran centros de servicio militar”.
Lo más leído hoy:
“Se habían creado las UMAP porque, ante la situación que estábamos viviendo de agresiones, se había decidido que el servicio militar, o al menos una parte, no solamente se preparara como militares para defender el país, sino que también contribuyeran a la producción agraria, a la producción de alimentos”, relató Castro Espín.
Entrevistada por la diputada trans mexicana María Clemente García Moreno en su canal de YouTube, la diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) dijo que a las UMAP “no fueron solamente personas LGBT”.
“También fueron militares que se habían castigado por algún tipo de actividad inadecuada que, en vez de ir prisioneros, se les llevaba a cumplir” sentencia mediante trabajos forzados, añadió la hija del general retirado Raúl Castro.
En casi una hora de entrevista, la propagandista del régimen cubano volvió a exonerar a su tío de la responsabilidad por haber reprimido a los homosexuales. Según Castro Espín, "en las primeras tres décadas, los años 60, 70, 80, había una herencia homofóbica muy fuerte", heredada de "esa sociedad patriarcal capitalista".
En Cuba se dieron "situaciones concretas" de homofobia, pero "ningún campo de concentración en Cuba contra los LGBT", aseveró la diputada admitiendo que los prejuicios y la represión en contra de los homosexuales “no se lograba superar fácilmente”.
“Incluso nuestros decisores, nuestros líderes, iban a la ciencia buscando argumentos”, dijo la experta, relativizando la persecución emprendida en Cuba al compararla con políticas discriminatorias de otros países por aquellos años en los que no se había avanzado tanto en la ciencia y los derechos de las personas.
Para la diputada, “un país en guerra tiene Servicio Militar Obligatorio. Todos los jóvenes tenían que ir, pero muchos dijeron que eran homosexuales para no ir al servicio militar... Y entonces, era un momento de agresiones terroristas de EEUU...”, intentó justificar Castro Espín.
No es la primera vez que la sobrina del dictador Fidel Castro lava la cara al régimen totalitario que este implantó mediante la violencia en Cuba
"Nosotros íbamos a la escuela al campo. ¿Ir a la escuela al campo eran campos de concentración?", declaró la directora del CENESEX en mayo de 2020, entrevistada por el youtuber cubano Edmundo García, ahora “caído en desgracia”.
La funcionaria le contó a García que las UMAP fueron campos de trabajo agrícola, en un momento en que era necesaria la producción de alimentos, y las comparó con el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT) y las escuelas al campo, donde estudiaron cientos de miles de jóvenes de la Isla.
Cubanos internados a la fuerza en los campos de trabajo de la UMAP y organismos internacionales de Derechos Humanos han documentado los atropellos contra homosexuales, religiosos y otras personas llamadas “lúmpenes” por el castrismo, que mantuvo funcionando esas cárceles entre 1965 y 1968.
El profesor Rafael Hernández, director de la revista Temas, aseguró en artículo que en las UMAP estuvieron 25 mil presos, repartidos en más de 70 campamentos, en la provincia de Camagüey, entre 1965 y 1968, tras realizar una investigación sobre una de las heridas más dolorosas de la nación cubana.
En diciembre del 2015, el activista LGBT Jimmy Roque publicó en el diario electrónico Havana Times un artículo en el que pedía al general Raúl Castro Ruz que se disculpara y aceptara su responsabilidad por el internamiento de homosexuales en las UMAP.
“Es momento ya de que pidan disculpas por ese acto de penalización, exclusión y castigo al que fueron sometidos miles de homosexuales y cubanos con una 'conducta impropia'”, escribió el activista, tras ver el documental La Revolución de los homosexuales en Cuba, con Mariela Castro en rol protagónico.
Fidel Castro dijo en 2010 al diario mexicano La Jornada, que era el responsable de la persecución a homosexuales que hubo en Cuba, que atribuyó a las condiciones de "cerco y aislamiento" de su revolución, en los años de duro enfrentamiento con Estados Unidos.
Para el historiador cubano Abel Sierra Madero, las UMAP no pueden ser entendidas como una institución aislada, sino como parte de un proyecto “orientado al control social y político" en el que se involucraron los aparatos judicial, militar, educacional, y psiquiátrico.
En una investigación publicada en la revista Letras Libres, Sierra Madero calificó a las UMAP como “academias para producir machos”.
El investigador rechazó que se trate solo de un discurso homofóbico o excluyente porque el proceso de “depuración” era más complejo y tenía lugar a todos los ámbitos de la sociedad, incluidas las universidades y la cultura.
Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) hicieron censos de desafectos, estimularon la delación a través de un Centro Nacional de Información, y enviaron esos datos a los ministerios del Interior (MININT) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que se encargaron del reclutamiento forzoso hacia las cárceles de la UMAP, apuntó.
El investigador vinculó el funcionamiento de la UMAP a “un campo ideológico más amplio de homogenización social en el que la moda, las prácticas urbanas de sociabilidad, los credos religiosos y la actitud ante el trabajo" fueron elementos claves para diseñar la represión.
Los testimonios recogidos -incluidos los de varios psicólogos que trabajaron en aquellas cárceles agrícolas- describieron los tratamientos de hormonoterapia y electroshock, y experimentos conductistas y reflexológicos a los que fueron sometidos presos en la UMAP.
Otros exreclusos hablaron de torturas con electrodos, u otros tratamientos que incluían comas inducidos con insulina para modificar sus conductas homosexuales.
“Era como una escuela al campo… excepto por la alambrada de púas, los guardias armados, las jornadas de trabajo de sol a sol, los castigos físicos y mentales, el aislamiento de nuestras familias, el hambre, la sed…", describió Pedro Bencomo, uno de los miles de cubanos que fueron víctimas de la UMAP.
"¿Servicio Militar? La ley del SMO establecía la edad entre los 16 y 27 años, y en mi unidad los había de 16 hasta casi 60. Teníamos de cuartelero permanente a un señor de La Habana, cojo y blanco en canas. Nuestro sanitario, Joaquín, era un antiguo enfermero del hospital psiquiátrico de Mazorra, que ya tenía nietos”, añadió.
Archivado en: