Omar Franco: "Es muy triste la Cuba de hoy y la del futuro inmediato"

"Hace años habíamos pensado emigrar, mi familia y yo, pero se vino a materializar en julio de 2021. La gota que desbordó la copa fue la represión después del 11 de julio"

Entrevista a actor cubano Omar Franco © Cortesía del entrevistado
Entrevista a actor cubano Omar Franco Foto © Cortesía del entrevistado

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Este artículo es de hace 1 año

Muchas muestras de histrionismo había dado el actor Omar Franco a lo largo de su extensa carrera; no obstante, el personaje que lo encumbró en el respeto y cariño de todo el pueblo de Cuba es su Ruperto, el cuentero, mujeriego, adorador de Cachita, un simpatiquísimo miembro de la familia del programa humorístico de la TVC Vivir del Cuento.

Pues ¿quién les dice que el señor Omar Franco me concedió una entrevista en su intenso peregrinar por Miami, donde me imagino los cubanos de allá lo quieran como los de aquí?


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Encasillar a Franco en el mecánico del filme Play Station, un asesino en Tras la Huella, el oficial en otro programa policíaco, por solo mencionar algunos de sus papeles en la televisión, sin contar sus otras apariciones en el cine y el teatro cubanos… ¡sería harto complicado!

Es sencillo, un ser extraño en un mundo carente de seres maravillosamente extraños.

Partiendo de esa base, ¿cómo te recibió el público cubano en Miami, que sigue a Pánfilo y su tropa?

Primero, quisiera hacerte un prólogo pues me has hecho propuestas de lanzamientos que quieres que yo batee: al estilo del supersónico Chapman, otros con buena colocación como lo hacía el Duque o Arocha y algunas preguntas que se parecen al tenedor de Rogelio, aquel excelente pitcher que fue víctima del famoso jonrón de Marquetti en 1986 y con el que Ruperto cayó en coma… jajajajajaja.

Trataré de conectar tus envíos y que los que nos lean salgan complacidos. Tenemos en común tú y yo, la cubanía y el deporte así que pa'lante.

Ahora sí, respondiendo tu primera pregunta, el recibimiento ha sido muy bueno. Hay muchos factores que ayudan: iguales motivaciones para abandonar la isla como cientos de miles de cubanos, mis giras previas a Estados Unidos con el programa que se identificaban conmigo a través del humor amén de haberme visto en películas, policíacos ¡en fin!

Para mi suerte he podido intercambiar con emigrados que llevan aquí 50 y 60 años que no tenían referencias mías y a los que he adecuado mis presentaciones. Me ha valido de mucho también periplos realizados con el grupo Humoris Causa por Colombia, Venezuela, México y España para universalizar mi humor y no quedarme solo en el criollismo nuestro.

Es curioso, cubanos que nunca pensaron verme personalmente, por ejemplo, provenientes de provincias orientales a las que dejé de visitar por la continuidad de los ensayos de Vivir del Cuento, me saludan, comparten conmigo en la calle, en las tiendas; nos retratamos. Es un bienestar recíproco.

Sabes que me encanta el béisbol, yo soy pelotero y los peloteros se reajustan según con el equipo para el que jueguen. Pues yo hice mis reajustes, los cuales no me han sido difíciles pues, ya en Cuba, lo mismo hacía comedia que tragedia que me adaptaba a mis compañeros sin problema alguno.

Y te digo algo, muchos me dicen: “cómo se extraña Ruperto en Vivir del Cuento” pero todos, sin excepción me felicitan por el paso dado, sabedores de lo beneficioso que resulta para mi familia y para mí. Ese buen recibimiento me ha estimulado a seguir creando en plena felicidad.

¿Te es difícil hablar de ti mismo?

Mucho, sobre todo al ser una figura pública. Ya son 30 años de vida artística; el pueblo me acepta, respeta, quiere, que es lo más importante. Además, he recibido premios nacionales (16) e internacionales (2) que también me avalan, como los recibidos en el Festival Internacional de Nueva York, premio a la mejor actuación de reparto por la película Pablo, entre mil filmes y en el Festival Internacional de Puerto Rico, premio al mejor actor protagónico por la película Penumbras, entre 650 muestras.

En Cuba he sido reconocido por obras de teatro, filmes y por mi personaje de Ruperto en la televisión. O sea, no se ha ceñido a un género o medio, y eso me halaga. Cinco premios Caricato me enorgullecen.

Y es que, en la historia de grandes actores cubanos de todos los tiempos, Omar Franco aparece con letras doradas aunque él diga lo contrario. Para mí es un actorazo “desde los spikes a la gorra”. ¿De dónde eres, cómo te incorporas a la actuación, tienes otra profesión?

Nací en La Habana, hijo de villaclareños. Somos cuatro hermanos. Estoy casado desde 1989 con Marlem, el amor de mi vida. En Mantilla construí mi casa con mis manos durante trece años.

Soy ingeniero electrónico, aunque ahí duré poco, cuatro años, pues ya en 1992 Osvaldo Doimeadiós me propone entrar en un grupo de teatro dramático y ahí empezaron cambios drásticos en mi vida: dejé Antillana de Acero con mi hijo de solo un añito, dejé de ganar dinero pero gané lo que hoy soy.

El grupo lo dirigía Armando Suárez del Villar, al cual le debo mi formación como actor. Yo no provengo del ISA; soy actor empírico y siempre tenía bajo el brazo el libro. ¿Cómo se hace un actor? de Stanislavski.

Conté con el apoyo de grandes como René de la Cruz padre, Luis Alberto García padre, Roberto Perdomo, Hilda Oates, Liliam Courí, Laurita de la Uz… Con ellos aprendí de actuación pero, sobre todo, de valores humanos. Yo era el “novato” que venía de un mundo aficionado pues yo había actuado con los Hepáticos de la CUJAE del movimiento estudiantil (1987) que promovió Virulo en los 80. En los Hepáticos compartí con Otto Ortiz, Carlos Vázquez (Rikimbili), José Téllez.

¿Qué prefieres: una crítica feroz o que te ignoren?

¡Uff! Tiraste una recta pegada a la que hay que sacarle rápido los brazos al estilo de Yulieski. Prefiero la crítica pero con buena vibra, esa que ayude no destruya. Eso lo viví con Pablo, un entrenador de béisbol de la Ciudad Deportiva y con Armando Suárez del Villar en el teatro. Que te critiquen para bien es lo máximo; pobre del que vive del halago y sólo quiere escuchar cosas lindas. Vivir en una burbuja no es bueno.

¿Con quién, actriz o actor te has sentido mejor, con qué director?

Me has puesto en tres y dos y hay que tirarle a lo que venga en zona. No sé si me poncho o doy jonrón porque me has tirado un lanzamiento que quizás pueda herir a alguna persona, algo lejano a mi sentir.

En el humor escojo a Iván Camejo, crecimos como humoristas trabajando juntos por 16 años; en el drama, Aramís Delgado es alguien al que quiero como un hermano, hicimos juntos la película Pablo, con la que obtuve el premio de actuación en Nueva York. Él me ayudó mucho.

En materia de dirección, Armando Suárez del Villar. Para mí el teatro, sin menospreciar los otros medios, es la cuna donde se han forjado grandes actores y con Armando aprendí lo que sé.

Mira, la obra de teatro Penumbras en el noveno cuarto de Amadito del Pino, dedicada al deporte, recibió el beneplácito del auditorio y después se hizo un filme dirigido por Charlie Medina, con el cual fui premiado en el Festival de Puerto Rico. Esa obra la guardo en mi corazón y pude actuarla en dos medios diferentes ¿qué más pedir?

¿Dónde encuentras la inspiración?, y te pongo por ejemplo tu Ruperto que muchas veces eclipsaba al resto del colectivo.

Yo tuve una vida muy humilde. Vine a tener un televisor a los 18 años. Andaba en guagua, o sea, como un cubano normal. Con decirte que tuve un carro dos años parqueado en casa por falta de chapa, pero eso déjalo para otra entrevista porque si hablamos de cosas de nuestro país…¡en fin!

Te decía que yo, al vivir en Mantilla, tenía que atravesar cuatro municipios para llegar al Vedado que era donde estaba el foco cultural y eso de andar en guaguas o almendrones te hace rozar con cada personajes que pa'qué; absorbes estereotipos, personalidades.

Yo soy “stanislasquiano”, construyo los personajes de adentro hacia afuera, pero eso no me impide conversar, intercambiar con la gente. En mi caso, Ruperto es una mezcla de esas personas mayores que conocí, simpáticas, alegres, ocurrentes.

Entonces llega Ruperto a Vivir del Cuento con su cubanía, mujeriego, alardoso y… ¡triunfa! A eso únele a Cachita (Irela Bravo) y el hijo gay de mi hermana, Isidoro (Marlon Pijuán) que complementaron la historia.

¿Qué ha significado en tu vida personal y profesional Vivir del Cuento? ¿Cómo llegas a ese programa que para mí es el único, que puede compararse con Detrás de la Fachada, El Peladero y Casos y Cosas de Casa?

Por supuesto que ha significado mucho. Te cuento que nunca fui amante del humor televisivo para hacerlo, sí para recibirlo. Recuerdo esos programas que mencionas y me gustaban, así como propuestas extranjeras. Y estoy de acuerdo contigo, para mí Vivir del Cuento es una continuación de esos espacios que tanto disfrutábamos a través de la pequeña pantalla.

Hecho con muy buen gusto, defensa decorosa de los personajes. Yo había participado como invitado en 2012 pero hasta 2014 no pude aceptar ser regular debido a mi participación en cuatro películas: Omega 3, Vestido de Novia, Boccaccerías Habaneras y La Espuma de los Días.

La propuesta que me hacían era un personaje que salió de un coma en el que había entrado por golpearlo la pelota que botó Agustín Marquetti del parque dejando al campo a Pinar del Río en el campeonato del 1986 ¿te imaginas?

Ruperto con Agustín Marquetti / Cortesía CiberCuba

Cuando apareció ese Ruperto dando un paso pa'lante y dos para atrás y mencionando a Marquetti, pelotero insignia pero que no vivía en Cuba… los asesores y algún dirigente del ICRT pusieron el pero por esto y por la forma de caminar del personaje que no es más que la sociedad cubana, cuando parece que avanzas vas hacia atrás. Pero bueno, gustó y se quedó.

Con Ruperto se justificaba hablar de temas pasados porque, sencillamente, él desconocía lo que había sucedido en el lapsus que estuvo en coma y eso no lo podía hacer otro personaje pues sería muy contestatario. Los escritores vieron en Ruperto una salida para decir sin decir.

Quisiera que el programa continuara, le deseo el mayor de los éxitos; son muchas familias, no sólo de los actores, las que se benefician y claro, el hacer reír es una salida a los problemas que asedian a Cuba en estos momentos.

¿Extrañas tu Cuba, tu gente? ¿Cuándo tomas la difícil decisión de emigrar?

¡Por supuesto! Los pregoneros, el sonido de las fichas de dominó, el ambiente de la ciudad, la pregunta "¿llegó algo a la bodega?"... Eso se extraña. Pero yo salí preparado de Cuba, hay que blindarse el corazón. En Miami, por suerte, tengo mi público cubano.

Hace años habíamos pensado emigrar, mi familia y yo, pero se vino a materializar en julio de 2021. La gota que desbordó la copa fue la represión después del 11 de julio de 2021: atacar a los esclavos que alzaron sus cabezas, ir en contra de muchachos que quieren tener lo mismo que tienen los hijos de los dirigentes, establecer condenas de prisión fuera de toda lógica.

Al otro día, Marlem y yo tomamos la decisión y nos fuimos. Ya Omarito estaba en Estados Unidos. Dejé programas grabados y pudieron salir al aire porque yo no hice ninguna declaración. Fue una decisión difícil.

Con esposa e hijo / Cortesía CiberCuba

Y te digo algo. Muchos dicen que Miami es el cementerio de los artistas. Para mí eso es una retórica pésima. Yo estoy dispuesto a trabajar en lo que sea. Y con mis manos doy de comer a mi familia y puedo soñar. Yo trabajo en Univista. Carlucho me abrió las puertas. Estoy muy agradecido de él y de la televisora. Dinámica distinta. Dirijo la Bodega, comedia de situación. Es un reto pero estoy en mi zona de confort.

Cada día crece el número de actores, bailarines, cantantes que emigran y muchos radican en Miami. ¿No han pensado unirse en una Asociación?

No sabes las veces que he hablado acerca de la competencia existente entre el INDER y el Ministerio de Cultura a ver qué organismo aporta mayor número de emigrados.

Los deportistas tienen una vida profesional más efímera y tienen que decidirse rápido; los artistas tenemos una mayor opción. Entre los artistas te hablo de las artes escénicas; no vayamos a la literatura, la plástica, la música clásica, la danza. O sea, entre todos no es descabellado crear una asociación. Con los artistas, de todas las manifestaciones, que hemos emigrado se pudieran hacer muchas cosas buenas ¡qué bueno que pudieran aparecer productores que nos unan y se puedan producir espectáculos!

¿Tema familia?

Todo muy bien. Yo llego a Estados Unidos con Marlem, con quien llevo 33 años de casado. Nuestro hijo Omarito, que estaba aquí hace cinco años, ya es ciudadano estadounidense. Él vivió un año con mis primos en Chicago, una de las ciudades que más me gusta.

De ahí es la anécdota del primer lanzamiento que hice en el juego entre los White Sox y los Twins de Minnesota el 11 de septiembre de 2015, invitado por José Dariel Abreu. Acontecimiento que no fue divulgado pues Pito había abandonado Cuba y era prohibido todo lo relacionado con él ¿puedes creerlo?

Cortesía CiberCuba

Ahora los tres vivimos aquí en la Ciudad del Sol y tenemos la mirada puesta en un futuro mucho mejor, tenemos aspiraciones no de lujo, sino de poder vivir. Lo único adverso ha sido la pérdida de mi padre a los 93 años, pero nos dejó orgulloso de su hijo y sin que nada le faltara.

Desde tu partida, nuestra Cuba ha retrocedido aún más. El hambre cunde, las necesidades pululan (muy bien usado tu verbo favorito), no hay ni medicamentos. ¿Qué opinión tienes al respecto?

Julita, como buena cerradora, dejaste para el final una recta de 100 millas. Quisiera poder batearte ese lanzamiento con toda la fuerza posible. Se puede hacer una apología, vaya, otra entrevista más. Desde mi humilde opinión y moral te respondo.

Para mí los altos dirigentes del país, la Seguridad del Estado y el Departamento Ideológico son los que trazan la política y a ellos les digo que este cubano nunca hizo abuso de poder, robó o malversó… Ni en el humorismo te puedes robar un chiste; las mesas que te daban cuando actuabas, jamás las vendí. Soy un hombre íntegro, cívico; puedo vivir en cualquier parte del planeta.

El país estaba envejecido, dime tú ahora con la de cientos de miles de jóvenes que han emigrado. No hay fuerza laboral para mantener esa tercera edad, la cual en su gran mayoría le dio la vida a la revolución y devengan un retiro con el que no pueden costear ni lo mínimo. No saben cómo amanecer mañana. Estamos hablando de cosas elementales, de sobrevivir.

El tema de la violencia es otra arista de la situación. La atroz miseria, la ausencia de lo elemental genera una deshumanización y la Cuba segura de antaño ha ido desapareciendo. Una policía, en gran parte, ineficiente; militares pidiendo baja. El feminicidio, ya van por 34 asesinadas este año. En 2022 fueron 34. Existe una degradación, ese machismo ancestral, la pérdida de valores.

Nos hemos quedado detenidos en el tiempo. Hablamos de deportistas y artistas porque somos más mediáticos pero ¿cuántos profesionales, ingenieros, médicos, técnicos en distintas manifestaciones se han ido?

Vuelvo al deporte, específicamente a las carreras de largo aliento: salimos los humoristas en un pelotón de arranque compacto; alguna que otra liebre escapó rápido, pero después, poco a poco, fueron abandonando la carrera, unos antes otros después.

¿Por qué? Porque nadie logró cumplir sus sueños. Es muy triste la Cuba de hoy y la del futuro inmediato. Yo deseo lo mejor, abogo por un cambio de verdad no un barniz. Lamentablemente han muerto muchos y otros viven formando una sociedad con un daño antropológico muy fuerte, sin esperanzas. Esto sin contar las familias divididas, el dolor que representa.

A los hipercríticos de izquierda que no me conocen les puedo decir que Omar Franco lo único que hizo fue satirizar y reflejar desde el humor y desde mi estilo la sociedad cubana que ha ido degradándose. Y cuando tuve que decir dentro de cuatro paredes o fuera de ellas, sin humor, las verdades que sentía, lo hice y los que tenían que saberlo, lo supieron.

Por eso, como buen pelotero, hice ajustes porque aquí puedes decir de Joe Biden lo que quieras. Aquí el gobierno está para servirle al pueblo; allá, el pueblo es siervo de un gobierno que desgobierna todos los días, desgobierno totalitario y dictatorial.

Ahora sólo me queda trabajar, construir, hacer que los sueños sean posibles. Sólo nos queda esperar a ver si podemos ver una Cuba diferente, libre.

Hablar en serio con Omar Franco no nos hace olvidar al Rupe, al mujeriego, cuentista, aunque esta vez queda en mí la sensación de una reflexión hecha por un hombre maduro, serio, amante de su novia de tres décadas, padre de un precioso muchachón y amigo de sus amigos… un ¡ACTOR! en mayúsculas.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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