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El nuevo cohete de SpaceX, la compañía de Elon Musk, explotó este jueves pocos minutos después de salir de la plataforma de lanzamiento y cayó en el Golfo de México.
El Starship, de 120 metros y sin tripulación, salió del sur de Texas, cerca de la frontera con México, pero muy pronto empezó a dar vueltas y a los cuatro minutos explotó.
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Se suponía que el propulsor se despegara de la nave espacial minutos después de su salida y que, tras separarse, la nave continuara hacia el este e intentara dar la vuelta al planeta, para terminar estrellándose en el océano Pacífico, cerca de Hawái.
Según la agencia AP, el despegue fue visto por numerosos espectadores que se situaron en South Padre Island, a varios kilómetros del lugar de lanzamiento en Boca Chica Beach, donde las autoridades prohibieron el acceso al público. Cuando el cohete salió la gente gritó: "¡Vamos, vamos!".
Pese al fracaso de la prueba, SpaceX la dio por buena. "¡Ver a la Starship Super Heavy despejar la plataforma es majestuoso!", dijo la compañía en Twitter al poco del despegue.
Musk felicitó a los empleados de la empresa y anunció otra prueba "en unos meses".
"Emocionante lanzamiento de prueba de la Starship. Hemos aprendido mucho para el próximo", dijo.
El cohete, fabricado de acero inoxidable, debía haberse lanzado el lunes, pero se congeló una válvula de refuerzo.
SpaceX piensa usarlo para enviar personas y carga a la Luna. Es mucho más grande que los cohetes lunares de la NASA, y la agencia ya reservó uno para su próximo equipo de caminata lunar.
Su diseño permite reutilizarlo con un despegue rápido, como los cohetes Falcon más pequeños de SpaceX que han salido desde Cabo Cañaveral, en Florida.
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