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Varias cubanas relataron al portal oficialista Cubadebate las experiencias de acoso sexual que han sufrido en el transporte público de La Habana.
En un acercamiento del medio al tema de la violencia contra las mujeres, el medio compartió algunas vivencias de féminas en su día a día.
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Una joven relató cómo un hombre de unos 50 años se masturbó detrás de ella en un P9. Pese a que han pasado ya cuatro años, el recuerdo aún la hace sentir mal.
Otra universitaria contó que un día, al coger el P2, tuvo que quedarse en la puerta del ómnibus porque estaba muy lleno, y un señor que estaba delante bajó una mano para metérsela debajo de la saya short. "Le empecé a gritar y el resto de las personas no reaccionaron, excepto pocas mujeres", dijo.
En otra ocasión en un P4, un hombre de unos 40 años la siguió por toda la guagua, sin importar donde se pusiera. Ella vio a un muchacho solo y lo saludó como si lo conociera. "Él se percató de la situación y siguió el hilo de la conversación. De esa manera, con un apoyo masculino, ese hombre me dejó en paz", subrayó.
Otra muchacha tuvo un encuentro con un acosador, pero tuvo la suerte de que el resto de las personas la apoyaran.
"Era un señor gordo de estatura baja, que tenía su miembro fuera del pantalón. Como había tantas personas, nadie lo había visto. Empecé a gritar y otra mujer, que se había percatado de su comportamiento extraño, saltó. La reacción de la gente fue rápida. Un hombre inmenso se le abalanzó encima y lo empujó. Me quedé en la próxima parada, al igual que el acosador, pero en el tumulto de las personas se desapareció. Otros pasajeros que se bajaron se quedaron un momento a mi lado porque me puse a llorar. Imagínate, acabada de llegar del campo. Me sentí muy indefensa", precisó.
Señala Cubadebate que ciertos tipos de acoso están normalizados en el entorno patriarcal cubano, como las miradas, gestos y los polémicos piropos, que para algunas mujeres es una violación de la intimidad, y para otras es un halago que se agradece.
"En ocasiones tenemos los fenómenos delante y no nos percatamos, por su naturalización en algunos casos y, en general, porque son temas tabú", y precisó que el acoso sexual no solo ocurre en el transporte urbano o en la calle, y también puede ser perpetrado por personas cercanas.
Hace menos de un mes, se denunció en redes sociales la impunidad de que gozan los acosadores sexuales en escuelas cubanas, y ejemplificaron con un hombre en Cárdenas que enseña sus genitales a niñas y niños, sin que la policía haga nada.
La internauta Yani Tabares publicó en el grupo "Cardenenses en Facebook" que un hombre frente a la secundaria Esteban Hernández se toca y muestra "sus partes" a los alumnos a plena luz del día. Ello, a pesar de que adultos y los propios adolescentes le gritan constantemente para que deje de mostrarse.
"Él con un descaro grandísimo hasta las llamaba. Es sumamente indignante presenciar estas cosas", señaló la mujer.
Varios usuarios dijeron en la publicación que denunciar esos casos a la policía es "por gusto". "Estos enfermos pueden pasar años visitando colegios sin que nadie los detenga o los multe", aseguraron.
Otra dijo que "tristemente en Cárdenas siempre han existido" los llamados pajusos o pajeros. "En mis tiempos era Armando y otros cuantos, nos asomábamos a las ventanas en la secundaria y ahí los veías masturbándose con todas las niñas o cualquiera. Los profesores lo saben y no hacen nada tampoco. (...) Jamás les pusieron multas ni les prohibieron acercarse a las escuelas", recordó.
En noviembre pasado, varias mujeres acusaron al director del Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana, Enrique Rodríguez Toledo, de tener relaciones sexuales con alumnas adolescentes desde hace al menos 30 años.
Dulce María Regalado Rodríguez, madre de una alumna de 16 años que presuntamente tuvo relaciones carnales con Rodríguez, lo denunció en redes sociales. El hombre, de unos 50 años, se aprovechó de su posición para intimar en secreto con la menor.
CiberCuba habló con la madre, quien confesó sentirse consternada y pidió asesoría legal para denunciar al directivo.
"Estoy destruida. Lo que más me preocupa es que él gane el juicio porque mi hija, al tener 16 años, puede mantener relaciones sexuales consentidas; pero juro que este hijo de p*** no vuelve a tocar a más ninguna niña", advirtió.
En la búsqueda de información sobre el caso, dos cubanas residentes en el exterior decidieron contar a CiberCuba cómo, en 1994, el actual director del Conservatorio las convenció de tener relaciones sexuales, y aseguran que su conducta la conocen muchas alumnas y exalumnas.
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