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Elizabeth "Bette" Webster y Alexander Burckle celebraban su luna de miel en Hawaii cuando decidieron realizar una excursión de esnórquel en aguas cercanas a la isla de Lanai. Todo iba genial hasta que asomaron sus cabezas y vieron cómo la embarcación que habían contratado se alejaba y los dejaba abandonados a media milla de la costa.
Ahora han decidido demandar a la agencia de viajes que realizó el recorrido. Ha pasado un año y medio de la traumática experiencia, pero la pareja sigue recordando las horas angustiosas que pasaron hasta que fueron rescatados. Están convencidos de que la empresa y el capitán de la embarcación actuaron de manera negligente.
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Sucedió en una mañana de septiembre de 2021, cuando Webster y Burckle se subieron a un gran catamarán que los llevaría de recorrido junto con otros 42 buceadores a explorar los fondos marinos cerca de la isla de Lanai. La pareja, originaria de California está convencida que tras la primera inmersión, la tripulación del catamarán no realizó un recuento adecuado de los turistas.
El plan era detenerse en varios lugares para sumergirse, pero, para sorpresa de Webster y Burckle, su primera inmersión fue la última y el comienzo de una terrible pesadilla de abandono en el mar, de la que pudieron salvarse gracias a su experiencia previa como buceadores y nadadores.
Ese día, la embarcación amarró alrededor de las 10:40 am frente a la costa de un complejo turístico abandonado de la isla de Lanai. Según relató una testigo al diario The Washington Post “todo parecía normal cuando se acercaron al primer sitio de esnórquel”. Ella estuvo un rato nadando con la pareja californiana, pero luego se separó y volvió por su cuenta al barco.
Según la turista, al volver al catamarán preguntó a la tripulación si la pareja de conocidos había vuelto, a lo que este contestó afirmativamente. Luego, esta efectuó el recuento de los pasajeros y, al comprobar que “estaban todos”, zarparon rumbo a otra zona de buceo. En el agua, Webster y Burckle vieron cómo se alejaba su embarcación sin ver sus gestos desesperados.
Más de dos horas después conseguían llegar a la costa de la isla de Lanai, exhaustos por el miedo y el esfuerzo de nadar sobre un mar con oleaje. Una vez en la orilla, agotados y deshidratados, Webster escribió sobre la arena "ayuda" y "SOS". También intentaron llamar la atención de un bote que pasaba, agitando sus aletas y hojas de palma, pero no tuvieron éxito.
Finalmente, dos residentes locales se encontraron con la pareja y los ayudaron a regresar a Maui en ferry. A través de un teléfono celular, la pareja llamó a la empresa Sail Maui, cuyos empleados aún no se habían dado cuenta de su desaparición.
A pesar del susto, Webster y Burckle se quedaron en Hawaii tres días más antes de volver a casa. Pero un año y medio después de lo ocurrido, en los recuerdos de la luna de miel empiezan a aflorar amargas sensaciones que han terminado por convencerles de que fueron víctimas de una negligencia que pudo costarles la vida.
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