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El tardocastrismo es insalubre y desfachatado; como demuestran la decisión de ingresar en el hospital Hermanos Ameijeiras, a un joven emigrado accidentado en Estados Unidos, recaudar dólares estadounidenses con el trabajo esclavo de médicos y enfermeras en el mundo, mientras ha abandonado a su suerte a millones de cubanos que no se fueron de Cuba.
Una reciente operación de agitación y propaganda, mostró a un emigrado lisiado, que fue ingresado en el hospital Hermanos Ameijeiras; obviamente, esa cama hospitalaria y los recursos que consuma el paciente privarán -a un cubano que no se fue- de la atención médica que merece pero; como el gobierno es candil de la calle y oscuridad de la casa; prioriza la infantil politiquería sobre su obligación de preservar la salud de los ciudadanos.
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Pero la prioridad gubernamental no es curar, sino salvar el mito y por eso los cubanos desprecian tanto a Díaz-Canel y su combo de jineteros, que se pasan la vida diciendo que quiere normalizar las relaciones con la emigración, pero no firman el Convenio Iberoamericano de Seguridad Social, que posibilitaría a emigrados cobrar los años trabajados y cotizados en Cuba.
La recaudación por misiones médicas y clínicas en dólares para extranjeros debe ser bajísima o usada en otros fines porque no consigue aportar recursos para la salud del pueblo y no permite comprar carne ni leche en polvo para los enfermos crónicos; con dietas reconocidas por la OFICOLA.
La casta verde oliva y enguayaberada conoce el deterioro terrible de la asistencia sanitaria, pero prefiere acciones propagandística como una vacuna contra el Alzhéimer o el reciente envío de médicos cubanos a Turquía; algunos de los cuales se han prestado a la camancola con imágenes y vivencias de ¡arriba corazones! para solaz y esparcimiento de los componedores de batea; conmovidos ante turcos atrapados bajo los edificios e incapaces de alzar la voz por la muerte de tres niñas cubanas en un derrumbe La Habana Vieja.
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