El "velorio de Pachencho, el muerto vivo de Cuba", fue celebrado este domingo a golpe de conga por los vecinos de la barriada de Santiago de Las Vegas, en el municipio capitalino de Boyeros.
La tradición, que se celebra el 5 de febrero desde hace más de tres décadas, consiste en simular el singular "entierro" de Pachencho, con una procesión del ataúd desde el liceo de la localidad, convertido en una improvisada funeraria, hasta el cementerio.
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En esta ocasión, como de costumbre, el velorio estuvo acompañado por sonidos de cornetas y tumbadoras y mucha rumba, según reportes en las redes sociales de Cultura Boyeros.
En la fiesta popular, el personaje de Pachencho se muere y sus amigos y viudas lo acompañan con música y mucha diversión.
Este domingo, sin embargo, algo insólito sucedió. Tres niños que asistieron a la representación del entierro en el cementerio se echaron a llorar.
Cuando bajaban la caja fúnebre al foso, los pequeños estallaron en llanto al ver a su abuelo "Juanito" casi ser enterrado vivo. Sin embargo, como suele suceder en esta festividad, al "muerto" le rocían un poco de ron y "revive", algo que sin duda alivió a los infantes acongojados.
En Santiago de Las Vegas cada año se celebra la muerte de Pachencho, personaje interpretado por un vecino del pueblo, al que acompañan en la farsa su supuesta viuda y a veces hasta un falso sacerdote.
El simulacro se realiza cada 5 de febrero y comienza con un velorio en el liceo del pueblo, donde surgió en 1984 esta tradición que ha sido motivo de polémica.
El carro con el féretro es remolcado por un tractor y paseado por las calles de Santiago de las Vegas, camino al cementerio local, mientras el "difunto" asoma la cabeza fuera del ataúd y saluda a los paisanos que encuentra a su paso.
Aunque el origen de esta celebración no se ha esclarecido completamente, parece haber surgido como una idea para animar los aniversarios del liceo y buscar más diversión.
Una popular pieza teatral cubana titulada “El velorio de Pachencho”, de 1901, cuenta las peripecias del simulacro de la muerte del personaje y concluye con una rumba cuando el "muerto vivo" sale del ataúd.
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