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Enrique García Díaz (La Habana, 1958) fue el oficial Walter de la Dirección de Inteligencia de Cuba hasta 1989, cuando desertó y viajó secretamente a Estados Unidos. Media vida de espía y 34 años de exilio; condenado a muerte por La Habana; que lo obliga a mantener una rutina diaria de seguridad, que no lo angustia ni impide su análisis reposado sobre las amenazas de Cuba para Estados Unidos y la democracia occidental.
La reciente liberación de la espía Ana Belén Montes y esfuerzos de la administración Biden y un sector del Partido Demócrata por volver parcialmente al deshielo Obama propiciaron esta conversación.
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¿Crees que Cuba tiene actualmente a agentes como Ana Belén Montes y los esposos Myers infiltrados en el gobierno de Estados Unidos?
No lo dudo en absoluto. El servicio de inteligencia cubano ha mantenido siempre un intenso trabajo de reclutamiento de agentes para penetrar e influir en el gobierno de los Estados Unidos y otros países occidentales. Los casos que mencionas deben haber ayudado a reclutar a otros, así como se deben haber realizado muchos más reclutamientos a lo largo de los años.
Como dice el refrán: esos casos son “un botón basta de muestra, los demás a la camisa”.
La dictadura cubana fue, es y será siempre una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos y de otras democracias occidentales como la del país donde tu vives, aunque no todos lo quieran ver así.
¿Quiénes son los principales agentes de influencia del castrismo en USA?
Hay muchos, pienso que el menos, los que están en los medios, se identifican por sí mismos.
¿Qué diferencias existen entre los servicios secretos norteamericano y el cubano?
La primera gran diferencia está en el sistema que defienden. La democracia representativa y todas sus estructuras libres (de la que Estados Unidos es líder en el mundo), aun con todas sus imperfecciones, son el mejor sistema que ha existido hasta hoy a lo largo de la historia de la humanidad, o el menos malo si queremos decirlo de otra forma, ya que los seres humanos somos imperfectos y por eso no podemos construir un sistema perfecto.
El mejor ejemplo que tengo de esto es la democracia americana con todos sus sistemas de pesos y contrapesos que los padres fundadores supieron crear para que nadie pudiera nunca imponer una dictadura.
Esto es muy importante, la esencia del sistema que defienden y al que sirven, en Cuba defienden una dictadura que ha destruido un país que, con todos sus defectos y cosas por corregir, era próspero y de los más avanzados en el mundo antes de 1959 (al mundo hay que evaluarlo según el momento de la historia de cada país).
La segunda es la legalidad. Los servicios norteamericanos tienen que adaptarse a las leyes y regulaciones existentes, lo que al final es bueno para que no se violen las leyes, ni los derechos de los ciudadanos.
En Cuba las leyes son un eufemismo y los servicios no respetan en lo más mínimo ni las legislaciones hechas por ellos mismos. Como me dijeron el día que se oficializó mi ingreso a DGI en Cuba, todo lo que harán en lo adelante será ilegal.
¿Cómo fue el proceso de desertar de tu cargo como oficial de Inteligencia, hace 34 años?
Fue un proceso de años, primero, cuando aún creía en el marxismo, comprender que Fidel Castro, ni era marxista, ni comunista, y que lo único que había hecho él y su camarilla de incondicionales era hacerse dueños de una isla próspera en lo económico, así como de su objetivo narcisista de ser una figura de relieve internacional. Todos ellos vivían como príncipes sin trabajar, a costilla de un pueblo cada vez más empobrecido y sin libertades. Conocer todos sus lujos y excesos palaciegos me ayudó a eso.
Luego, tener acceso a información y libros que el pueblo cubano no tenía acceso, el profundizar mis estudios de marxismo, mi vida en países latinoamericanos y mis dos academias en la antigua URSS, me hicieron convencerme de que el marxismo y el comunismo era otra gran mentira, que había sido utilizado por determinados personajes para esclavizar a sus pueblos. Todo esto resumido para no entrar en definiciones teóricas sobre las que podría abundar.
En total, este proceso demoró alrededor de 8 años.
¿Cómo estableciste contacto con la estación de la CIA en Quito?
Como oficial operativo de la DGI y con mi formación profesional sabía qué debía hacer para contactar a la CIA en cualquier país en que estuviera estacionado fuera de Cuba, no solo en Quito. Nunca he dicho en qué momento exacto inicie mis comunicaciones con la CIA.
¿Sentiste miedo de ser descubierto?
El miedo es un sentimiento muy natural y todos los humanos lo hemos sentido alguna vez, o equis cantidad de veces; sin embargo, debo decirte que en aquellos momentos, ni en otros muy peligrosos de mi vida lo he sentido. En aquellos momentos lo único que deseaba era hacer algo que ayudará a destruir aquella gran mentira que había robado lo mejor de mi juventud, de mis sueños y que había destruido a mi país de nacimiento, al que tanto amo. No me interesaba casi nada, solo destruir la dictadura cubana y los únicos aliados naturales que tenía era al gobierno de los Estados Unidos, al que ellos yo sabía, y tenía pruebas, de que querían destruir. No sentí ningún miedo en aquel momento. Nunca me las he dado de valiente pero esa es la verdad.
¿Cómo fue tu traslado a Estados Unidos; que te llevaste contigo?
Mi salida de Ecuador fue una operación de extracción dirigida por la CIA. Solo puedo decirte que pase por bases militares de Estados Unidos en Centroamérica y que luego entre a Estados Unidos por una base militar. No debo dar más detalles al respecto.
Salí con la ropa que llevaba puesta aquel frío domingo, 8 de enero de 1989: un pitusa, un pulóver azul, una chamarreta negra, unos botines negros, un maletín Samsonite, mis pasaportes, un revolver Colt 38 (cañón corto) que era mi arma de reglamento, una pistola Colt 45 que me había regalado meses antes el Ministro del Interior José Abrantes Fernández y 160 dólares americanos en mi billetera.
Durante un tiempo, colaboraste con la comunidad de Inteligencia estadounidense, ¿en qué consistió esa labor?
Fui consultor de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos durante 12 años, no puedo explicar los detalles de mi actividad durante ese tiempo; que terminó en 2001.
¿Te acogiste a algún programa de protección?
Los primeros dos años lo tuve, luego de eso, cuando me tocó definirlo para siempre y, aun en contra de muchos consejos, no lo acepté. ¿Por qué? Porque nunca estuve dispuesto a dejar de denunciar lo que era la dictadura cubana y no tenía sentido seguir denunciando en el mundo las atrocidades de ese sistema y tener una identidad legal modificada.
Eso funciona cuando tu decides borrar todo tu pasado y desaparecer, esa nunca fue muy intención y por eso no lo acepté, aceptando las consecuencias y riesgos que eso tenía.
¿Cómo has podido evitar que elementos castristas te maten y/o secuestren?
Primero, nunca me ha atormentado ese tema. No estaré aquí ni un día más ni un día menos de los que Dios (soy católico) quiera. Creo en un plan divino.
Segundo, por hábito siempre tomó medidas de seguridad y protección incluida la contra vigilancia, así como tengo buen olfato de contrainteligencia. Es algo que nunca he dejado de hacer diariamente. Mi formación me permite hacerlo como algo normal que no altera mi rutina.
Tercero, me mantengo en buenas condiciones físicas, hago ejercicios 5 días a la semana y estoy más que en forma para defenderme en caso de cualquier intento de agresión en mi contra.
Cuarto, soy bueno con un arma en la mano y siempre me ocupo de practicar mi puntería en un campo de tiro con frecuencia.
Con estas 4 ecuaciones me siento bien protegido.
¿A qué atribuyes que solo Manuel de Beunza, Florentino Aspillaga, Juan Antonio Coqui Rodríguez Menier, Edgerton Ivor Levy y tú hayan decidido salir a la luz pública y contar vuestras experiencias?
No puedo hablar por otros, es un tema complicado. Pueden existir muchas o pocas razones, pero no creo que me corresponda dar mi opinión sobre otros.
Lo que sí puedo decir es que, en mi opinión, es el mejor servicio a la libertad de Cuba algún día que podemos ofrecer y que, oficiales como el difunto Aspillaga, o Coqui, quienes han sido mis amigos, piensan como yo.
¿Sabes qué fue de la vida de los oficiales y agentes de la red Avispa que pactaron con la fiscalía y se quedaron en USA?
No conozco al respeto.
¿Si pudieras dar para atrás al reloj biológico, volverías a ser oficial de la DGI y desertor o vivirías otra vida?
Debo decirte que el trabajo de Inteligencia me gusta. En el caso de Cuba sucedió que serví al sistema equivocado (pero fue donde nací y crecí). Al mismo tiempo, el haber hecho carrera en la Inteligencia cubana ayudó en mi maduración y en comprender la pudrición del sistema al que estaba sirviendo, razón por la cual hasta ese accidente histórico me ayudo en mi evolución para comprender cuán falso era todo, fue una asignatura que me ayudó a comprender que estaba en el lado equivocado.
Sobre mi ruptura con la antigua DGI, hoy DI, o deserción si usamos ese término, debo decirte que si le diera para atrás al reloj biológico lo volvería a hacer 1000 veces más bajo las mismas circunstancias. ¡No!, no me arrepiento en lo absoluto, creo que fue una de las mejores decisiones de mi vida.
Estoy feliz de la vida que he vivido, con mis errores en otras áreas (como todos), y mis aciertos. Los errores son una escuela para aprender en esta vida (en mi caso he aprendido mucho de ellos), los aciertos no debemos permitir que nos nublen la capacidad de comprender de qué podemos equivocarnos. Si, volvería a vivir mi vida igual como la he vivido.
Media vida como espía y la otra protegiéndote; sin dejar de denunciar a la dictadura. ¿Cómo la has vivido tu?
Una experiencia muy interesante. Primero trabajé para la comunidad de inteligencia durante 12 años, con toda la seguridad económica que ello tiene. Luego ingresé al sector privado donde como consultor de seguridad e investigador me he desenvuelto la mayor parte del tiempo, aunque también he incursionado en otras actividades comerciales.
Pasar al sector privado me fue muy interesante porque me permitió comprender más el mundo libre y saber que, según mi capacidad de perfeccionar mi trabajo y aprender podría desarrollarme más, por lo que da la mocha, como decimos los cubanos.
La frustración de no ver a una Cuba libre todavía… es otro tema.
¿Cuáles han sido los mejores y peores momentos de tu largo exilio?
Para mí los mejores momentos han sido los que he aprendido a ser mejor persona, mejor profesional, el haber conocido a gente maravillosa, el haber aprendido y estudiado tanto de la historia de Cuba, de Estados Unidos y del mundo y el tener a mi lado a la mejor mujer del mundo hoy en día.
Los más difíciles, no me gusta usar el termino peor nunca, los he tenido como todo mortal, pero he tenido la capacidad de borrarlos de mi disco duro y solo guardo de ellos lo que me sirvieron para aprender a ser mejor, superarme mas, pero por sobre todo, no dejar de luchar para crecer nunca, después de cada noche oscura siempre llega un brillante amanecer, esa es mi mejor lección de vida. Es por ello por lo que siempre soy optimista y positivo.
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