Cubana denuncia abandono del gobierno a su padre con rara enfermedad contraída en Etiopía

El anciano, que se contagió en una misión internacionalista, lleva seis meses sin ver a su doctora. "Era hasta militante del Partido y consagrado a esta Revolución y ya ven el resultado. De qué le valió", dijo su hija.

Brazo del anciano con las llagas © Gañita Casañola / Facebook
Brazo del anciano con las llagas Foto © Gañita Casañola / Facebook

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Este artículo es de hace 1 año

Una cubana denunció el abandono del gobierno hacia su padre, quien padece una rara enfermedad en la piel que contrajo durante una misión internacionalista en Etiopía.

Gadita Casañola, residente en Perico, municipio de Matanzas, compartió varias fotos del brazo y la mano de su padre, donde sobresalen unas grandes y extrañas llagas sobre la piel, que ha perdido su color natural.


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Captura de Facebook / Gadita Casañola

"Este brazo es de mi padre, que tiene 81 años, es infartado hipertenso, pero además esa enfermedad la trajo de Etiopía, cumpliendo misión internacionalista cuando de verdad fueron a dar sus vidas, que unos regresaron y otros no", dijo Casañola en su muro de Facebook.

Captura de Facebook / Gadita Casañola

La mujer relató que ella, por sus medios, llevó al anciano al IPK, donde fue muy bien atendido. Iban todos los meses a los turnos, hasta que llegó la pandemia de Covid y nunca más pudieron ir.

Entonces siguieron tratándolo con una buena dermatóloga en el municipio de Colón, ya con el diagnóstico de cromonosis: hongo profundo avanzado.

"A lo que me refiero y que alguien me oiga: dónde está la potencia médica, que llevamos seis meses que no puedo contactar con la doctora. Hoy llegamos desde las 7:00 hasta las 10:00 de la mañana y la respuesta de la recepción fue: 'ella informó que no viene'", relató.

"Me pregunto por qué tanto maltrato y nadie le importa nada. Entonces tengo que esperar que los gusanos de USA me manden medicamentos o esperar que se me muera mi padre. Ya basta de mentiras, me da lo mismo una cosa que otra ya. La verdad que este país no vale la pena", aseguró.

Casañola afirmó que si fuera el padre o familia de algún dirigente ya el problema estaría resuelto.

"Ah, ojo, se trata de un señor que era hasta militante del Partido (Comunista de Cuba) y consagrado a esta Revolución y ya ven el resultado. De qué le valió. A esperar que le llegue la muerte y ya. Ojalá y llegue donde tenga que llegar. Miguel Díaz-Canel. Ah, no estoy pidiendo ni limosna ni migajas a nadie, que se entienda!", concluyó.

Son muchos los casos de ancianos en Cuba que tras dar entregar sus mejores años a la causa "revolucionaria", pasan su vejez en condiciones precarias de vivienda o cobrando jubilaciones irrisorias que no alcanzan para cubrir sus necesidades más perentorias.

Uno de ellos es Pascual Zúñiga, excombatiente de Angola, quien en septiembre pasado denunció en Guantánamo el abandono del Estado y la policía lo amenazó con abrirle una causa penal.

Zúñiga, residente en Baracoa, vive en un grado de pobreza tal que debe salir a las calles a pedir alimentos porque no tiene recursos ni para prepararse un plato de comida al día.

"Yo no tengo nada, y quiero que lo sepa el mundo entero. No tengo nada y soy internacionalista", afirmó.

El excombatiente cumplió misión internacionalista en Angola durante tres años, como ingeniero en armamentos. Estuvo en 60 operaciones de combate y vio morir a muchos de sus compañeros. Al regresar a Cuba una comisión médica evaluó su caso de salud y le declararon capacidad disminuida.

Desde entonces ha visto cómo gradualmente su calidad de vida es cada vez peor. Sobrevive gracias a la caridad de sus vecinos.

En octubre de 2020 se conoció el caso de Osvaldo Núñez Angulo, un jubilado cubano que combatió en la guerra de Angola y hoy malvive junto a su esposa con una pensión miserable.

Núñez Angulo, quien tras su participación en la contienda de África quedó severamente lesionado, llenó su casa de carteles denunciando su situación.

"Yo soy mutilado de la guerra de Angola, entonces yo le escribí en 2019 a Díaz-Canel Bermúdez, a la ministra de Trabajo y a la Fiscalía, porque desde el 2014 estoy pidiendo que me dé una jubilación decorosa porque he trabajado 51 años y aparte de eso, soy mutilado de la guerra de Angola", dijo en un video grabado en su casa.

Situación similar es la del veterano Félix Baloy López Bulé, quien malvive con su mujer y cuatro niños, uno de ellos con necesidades especiales, en un bajareque de tablas de palma y algunas tejas de fibrocemento en Guantánamo.

Según denunció el excombatiente a la agencia independiente Cubanet, perdió su casa original con todo lo que había dentro en 2016, cuando el paso del huracán Mathews. Desde entonces ha reclamado ayuda al gobierno que le facilite los medios y permisos necesarios para poder construir una vivienda digna.

Tras el huracán las autoridades no les dieron ropas ni útiles del hogar. Y como veterano de guerra Félix tampoco recibe ayuda alguna. La casucha que ha podido levantar con "matas de coco" está llena de agujeros por los que entra el agua cuando llueve. El piso es de tierra y apenas tiene muebles y cocina con leña sobre unos ladrillos.

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