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El asalto el pasado domingo de miles de partidarios del expresidente Bolsonaro a las sedes de los tres poderes en Brasil ha dejado un rastro de violencia que incluye daños considerables al patrimonio cultural e histórico.
De acuerdo con el diario brasilero Estadao, en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial del presidente, obras de arte que cuentan la historia de Brasil desde la época colonial hasta el advenimiento de la modernidad fueron dañadas por los vándalos.
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Junto a esculturas y zonas del inmueble, fue dañado considerablemente el cuadro Mulatas, del pintor Emiliano Di Cavalcanti, figura destacada del Modernismo brasileño, que fue perforada con seis golpes de instrumentos.
Este cuadro, uno de los más raros de la colección presidencial brasilera esta valorado en cerca de 20 millones de reales (cerca de 4 millones de dólares).
Asimismo, muchas otras obras fueron dañadas y robadas durante el asalto. Urnas funerarias de la cultura marajoara fueron destruidas; sillones Barcelona, creados por el arquitecto Mies van der Rohe en 1929, pisoteados; y raras alfombras dañadas. El salón comedor del Presidente de la República quedó completamente destruido.
El total de los daños aún no ha sido contabilizado por lo que no es de extrañar que trasciendan nuevos daños al patrimonio.
Muchas de las obras del Palacio de la Alvorada fueron comisionadas por el propio arquitecto de Brasilia Oscar Niemeyer. El inmueble fue remodelado en 2008 y, según había trascendido, mucho del acervo había sido retirado durante el mandato de Bolsonaro, pues entraba en contradicción con su fe evangélica.
El domingo, miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieron las oficinas gubernamentales de Brasilia en el intento de derrocar el recién instaurado gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Medios de prensa y redes sociales reportan que nutridos grupos de manifestantes rompieron la barrera policial y entraron a la parte alta de la sede legislativa brasileña.
Otros grupos vandalizaron el palacio presidencial y a la sede del Tribunal Supremo Federal.
Los manifestantes invadieron las áreas del Congreso, portando banderas de Brasil, vistiendo con sus colores y llevando pancartas que decían “Lula en la cárcel”, “Intervención militar” y “Bolsonaro presidente”.
A finales de la tarde ya la policía militar retomó el control de las sedes de los Tres Poderes en Brasil que fueron ocupadas por simpatizantes del expresidente, en un despliegue lleno de paralelismo con la invasión al Capitolio estadounidense acometida por seguidores de Trump el 6 de enero de 2021.
La jornada de violencia, que fue condenada por la mayor parte de la comunidad internacional, dejó un saldo de al menos 70 heridos y alrededor de 1,500 detenidos.
Asimismo, implicó la destitución del secretario de Seguridad del Distrito Federal de Brasilia, Anderson Torres, aliado de Bolsonaro.
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