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El gobierno cubano inauguró este sábado una estatua del científico Carlos Juan Finlay, descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, el día que se conmemoró el aniversario 189 de su natalicio.
La estatua, ubicada en el Instituto Finlay de Vacunas, es creación José Villa Soberón, Premio Nacional de Artes Plásticas de Cuba, y un homenaje en el Día de la Medicina Latinoamericana, según informó el periódico oficialista Granma.
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Los medios oficiales no mencionaron el costo de la estatua ni quién asumió el pago de una obra, que se suma al currículum de Villa Soberón, autor de emblemáticas figuras de Benny Moré (Paseo del Prado de Cienfuegos), el Caballero de París (Convento San Francisco de Asís), Ernest Hemingway (bar Floridita), José Martí (Fragua Martiana) o Jonh Lennon (parque de 17 y 6), entre otros.
El polémico ministro de Cultural, Alpidio Alonso Grau, aprovechó la ocasión para resaltar a la medicina cubana, un tema utilizado por la propaganda oficial para convencer al mundo de la alta calidad del sistema de Salud Pública, que aunque es de acceso universal no siempre cuenta con los recursos y el personal necesarios.
El homenaje a Finlay coincide con una elevada cifra de pacientes con dengue en Cuba, enfermedad transmitida por el aedes aegypti, el mismo vector que en el siglo XIX provocó la muerte de cientos de personas; sin embargo dos siglos más tarde en Cuba continúan los mismos problemas.
La estatua muestra al científico de pie, con una probeta en las manos y rodeado de palmas, símbolo de la cubanía del investigador que demostró la manera en que se transmitía la fiebre amarilla.
A pesar de que Finlay hizo este descubrimiento y demostró la presencia de un transmisor, nunca recibió el Premio Nobel de Medicina, aunque lo nominaron en siete ocasiones.
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