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Restricciones en el Hospital Ginecobstétrico Docente José Ramón López Tabrane, de Matanzas, impiden a los padres acceder al centro de salud y los obliga a inscribir a sus hijos sin conocerlos.
De acuerdo con el periódico local Girón, el riesgo de infecciones, la mala educación cívica y hasta el robo de medios sanitarios mantienen en vigencia las restricciones impuestas en 2020, durante la pandemia y no hay señales de cuándo serán derogadas.
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Yamira López García, directora del centro de salud defiende la decisión de mantener el status quo, en razón de otra problemática: las deficientes estructuras en las salas de paridas y cesareadas que incluyen el hacinamiento, con un índice de ocupación entre un 98 y 100%, y la falta de privacidad por carencia de recursos.
Por ello, se determinó que quienes acompañen a las puérperas sean mujeres y no hombres. “Intentamos proteger la privacidad de las madres y la salud de los bebés. Especialmente tratamos de evitar cualquier incomodidad que pudiera generar la presencia de hombres dentro de las salas, donde en ocasiones necesitan lactar, curarse las heridas de la cesárea, etc.”, explica la funcionaria.
De acuerdo con el director provincial de Salud en el territorio, Luis Armando Wong Corrales, las indisciplinas de los visitantes acarearon procesos infecciosos en los bebés e impactaron “de forma considerable” en la mortalidad infantil.
“Una de las principales causas era la sepsis, provocada en gran medida porque el acceso al hospital no estaba limitado y se encontraba constantemente lleno de personas, algo que hoy no sucede. En segundo lugar, porque la familia debe entender que la alegría por la llegada de un hijo no puede significar indisciplina o sobreexposición del bebé”, señaló y aseguró que son medidas que se implementan en todo el país.
Ariel Rodríguez Prado, subdirector del hospital materno provincial, dijo que durante las visitas se daban casos de “gente sentada encima de la cama, comiendo, robándose los medios del hospital”, además de que no respetaban el horario establecido y había que echarlos de la institución.
Sin embargo, los padres se quejan de las restricciones a la que consideran un extremismo. No solo se les prohíbe acompañar a sus esposas durante el ingreso hospitalario y estar presentes en el momento del alumbramiento, que es una practica generalizada en muchos países del mundo. Ahora tampoco pueden entrar como visitantes a la institución sanitaria.
“Cuando nació mi niña dejé todo lo que estaba haciendo y fui corriendo para Maternidad; sin embargo, solo mi suegra y mi cuñada pudieron subir a verla. Tuve que inscribirla sin conocerla, solo la vi en esos días por fotos”, cuenta un padre matancero.
En algunos casos, cuando la madre es dada de alta médica a los dos o tres días, las restricciones no afectan tanto como cuando por complicaciones de salud tanto de la puérpera o del bebe, ambos deben permanecer ingresados por mucho más tiempo.
“En la sala donde estaba había otra muchacha ingresada hacía más de 15 días y todavía el papá no conocía a su hijo”, dijo una madre a Girón, mientras que otra señaló el incumplimiento de normas por parte del personal del hospital.
“Se habla de disciplina y restricciones, pero dentro de la sala, a veces, ni siquiera el personal de Salud utiliza los medios de protección; sin mencionar a los custodios que obstaculizan en ocasiones el cambio de acompañante, y otras en que ellos mismos están dentro de la sala”, aseguró.
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