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El activista y dramaturgo Yunior García Aguilera envió una carta abierta al Papa Francisco luego de sus declaraciones públicas sobre las históricas protestas del 11J en Cuba, en las que confesó tener “una relación humana” con el dictador Raúl Castro.
“Con todo respeto, es poco cristiano ignorar a los que sufren para agasajar a los poderosos”, le dijo el intelectual cubano al Papa argentino que, en declaraciones a un medio mexicano, prefirió poner en valor sus relaciones con la familia Castro, que denunciar la dictadura de Cuba.
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Para el dramaturgo, la visión de Francisco sobre Cuba es “en el mejor de los casos, trasnochada”. Las declaraciones del Papa, plagadas de los lugares comunes de la izquierda mundial en relación con Cuba, silenciaron a los reprimidos del régimen, al millar de presos políticos, al sufrimiento de decenas de miles de familiares y a la sociedad civil cubana que reclama un cambio que traiga libertad y prosperidad para los cubanos.
La consideración de Cuba como “símbolo”, hecha por el Sumo Pontífice, excluye la realidad de un pueblo que por más de 60 años vive sometido bajo un poder totalitario que los ha silenciado, empobrecido y que ahora pretende perpetuarse en el poder con la presunta legitimidad que les confiere ser “continuidad”.
“Cuba ha sido un símbolo, sí: de represión, de militares en el poder, de violaciones a los derechos humanos, de persecución religiosa, de pensamiento único, de exportación de la violencia, de intolerancia”, le contestó García Aguilera a Jorge Mario Bergoglio.
Para el activista que lideró la convocatoria de la plataforma Archipiélago de la Marcha Cívica por el Cambio, “el mito del paraíso socialista en el Caribe fue una estafa olímpica. Y ese mito fue vendido y comprado como si se tratara de un producto comercial, de una camiseta, de una bebida energizante y milagrosa”.
“El régimen cubano es una secta que deshumaniza y humilla a sus propios ciudadanos”, le dijo el cubano al argentino que se preció de tener una relación “humana” con el hermano del dictador Fidel Castro, precursor de una dictadura militar de partido único que respalda la concentración de poder en Cuba, en manos de una familia de mentalidad y prácticas mafiosas.
Ese régimen “nos exige sacrificios, mientras sus líderes han gozado siempre de los lujos de la aristocracia”, le recordó García Aguilera. “El régimen está dispuesto a sentarse a negociar con su ‘enemigo histórico’, pero es incapaz de escuchar 15 minutos a su propio pueblo inconforme”, le expuso el activista que conoció en carne propia la magnitud de la violencia totalitaria del régimen por sus actos, marcados por la voluntad de diálogo e inclusión.
“Su Santidad tiene derecho a tener una relación humana con quien desee, pero sería divino si tuviera esa relación con las madres de los cientos de jóvenes que hoy sufren injusta prisión, sería divino que tuviera esa relación con los cientos de miles de cubanos que arriesgan sus vidas escapando de la miseria, sería divino si escuchara unos segundos a los que hemos sido expulsados del ‘paraíso’”, le reclamó el joven intelectual con el Evangelio en la mano.
Este martes, entrevistado por periodistas mexicana, el Papa Francisco afirmó que quería mucho al pueblo cubano. “Lo quiero mucho. Tuve buenas relaciones humanas con gente cubana y también lo confieso: con Raúl Castro tengo una relación humana”, dijo el actual jerarca de la Iglesia Católica.
Para el jefe de la estructura represora de base del régimen totalitario, el exespía Gerardo Hernández, la declaración del Papa equiparando a Cuba con un “símbolo” hace “rabiar a los odiadores”. Así traduce el laberíntico pensamiento del Vaticano la llamada “continuidad”.
“El totalitarismo cubano no es el hijo pródigo del Nuevo Testamento, es la legión de demonios que tomó los cuerpos de los cerdos y que corre hacia el abismo. No se lave las manos como Poncio Pilato, no bese la mano de Herodes, no lance la primera piedra contra los que queremos que Cuba sea un país libre, democrático y próspero”, le rogó el joven cubano, exiliado en España por la persecución y las amenazas sufridas por su iniciativa cívica.
“No nos merecemos más infiernos”, terminó diciendo el dramaturgo en su carta abierta al Papa.
Por su parte, el historiador y activista cubano Leonardo Fernández Otaño le dijo este martes al Papa Francisco que “hay palabras y declaraciones que duelen más que la represión”.
“Santidad: hay palabras y declaraciones que duelen más que la represión. Escuche a las madres de los jóvenes presos del 11J y no a los poderosos, se lo debemos al Evangelio. Recuerde el Magníficat. Dígame Padre, ¿qué hago con el sufrimiento de las familias del 11J?”, le preguntó Fernández Otaño aun Papa que con sus declaraciones se alineó con el poder dictatorial cubano y dio la espalda a un pueblo que sufre.
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