Venden helado servido en ceniceros en comercio estatal de Santiago de Cuba

“¿Los platos son ceniceros o la ranurita es para acomodar la cuchara?”

Helado servido en cenicero en Santiago de Cuba © Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba
Helado servido en cenicero en Santiago de Cuba Foto © Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba

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Este artículo es de hace 2 años

La venta de helado en “ceniceros” que se usan como platos en la cremería estatal Turquino, ubicada en el edificio de 18 plantas de Santiago de Cuba, desató cientos de comentarios en las últimas horas por lo curioso del caso, que acabó por minimizar el impacto del precio: 25 pesos una pequeña bola.

(Foto: Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba)

“¿Los platos son ceniceros o la ranurita es para acomodar la cuchara?”, se preguntaba jocoso el autor de una publicación en el perfil de Facebook “Emprendedores en Santiago de Cuba”, destinado a promocionar negocios privados de esa provincia.


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(Foto: Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba)

La publicación en cuestión resumió una visita al establecimiento que dejó algunas observaciones y críticas, entre ellas la lentitud del servicio, aunque se precisó que el helado de fresa estaba bueno aunque malo el de naranja-piña.

(Foto: Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba)

Aunque el tema de los ceniceros se convirtió de inmediato en tema de debate, los señalamientos no se limitaron a los recipientes, sino que abarcaron otros aspectos, especialmente el precio del producto.

(Foto: Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba)

“Si pensamos que el salario básico está sobre los 2,000 pesos, unas 3 bolas, 75 pesos, es un por ciento significativo”, acotó el autor de la publicación, quien precisó que la dependienta justificó el aumento de precio con “la añadidura reciente de productos lácteos (leche en polvo, para ser más precisos)”.

(Foto: Facebook/Emprendedores en Santiago de Cuba)

Otro detalle curioso de la heladería es que además de helado venden “polvo para fregar ollas”, un producto que no resulta coherente con la naturaleza del establecimiento, pero en todo caso un detalle menor si todo lo demás estuviera bien. También se refirió al anuncio de que el local se reserva "el derecho de admisión" del cliente, sin precisar los términos.

“Lo de los platos ceniceros me supera, no hay un sentido de estética. ¿Cómo los clientes van a comer en ceniceros? (...) vino uno y dijo que en los ceniceros que tenemos caben las tres mini bolitas que les damos, y pues ahí mismo empezó todo”, comentó irónicamente una usuaria de la red social.

“Efectivamente, los platos son ceniceros, estos están a la venta en la Chocolatería a 50 pesos. ¡Qué horror!”, indicó una internauta; mientras otra se preguntaba si es “el bloqueo el culpable de que se tome el helado en ceniceros”.

“Esos son ceniceros...para hacer más absurdo todo, si tal cosa es posible”, sentenció una comentarista.

Creo que por la falta de cigarros los ceniceros se volvieron obsoletos y en aras de reciclar pues.... esa es mi hipótesis benévola. Mi hipótesis conspiracionista es que el administrador tenía un socio administrador en una tienda de productos locales y cuadraron una compraventa donde les quedaran unos pesitos”, conjeturó una internauta.

Otros hicieron hincapié en el tamaño de las bolas a 25 pesos, que además muchas veces vienen medio huecas, un mal de vieja data en cualquier heladería cubana.

La avalancha de reacciones fue tal, que la página realizó una segunda publicación sobre el tema este jueves, aclarando que las fotos fueron tomadas sin violar ninguna prohibición o limitación de acceso a la cremería.

También resaltó que los ceniceros “brillaban de limpios”, por lo cual no hay quejas en ese sentido.

“Sé que lo sucedido en la cremería del 18 plantas encontró oídos receptivos y mejorará. Yo volveré a visitarlos, y tengo la esperanza que mejorará. Sé que será así”, acotó el autor de la publicación, que asegura haber recibido un elevado número de comentarios también en privado.

“Creo que nos han educado en que polemizar es malo, criticar es malo, para mí no existe una crítica constructiva o destructiva, crítica es crítica y punto. Lo que sí creo se debe de ser objetivo en lo que se habla, y ser responsable de las palabras. En este caso soy objetivo, y me apoyo en fotos, y también suscribo cada palabra. Pero creo que es sano abandonar esa postura de creernos infalibles, perfectos, y satanizar cualquier crítica incómoda con calificativos denigrantes”, concluyó.

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