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Alberto Guadalupe Miranda (La Habana, 1988) es el presidente de la Asociación Francia por la Democracia en Cuba, que trabaja en cambiar la imagen positiva de la dictadura cubana entre los franceses, incluidos políticos, empresarios, medios de comunicación y colectivos civiles y gremiales.
Guadalupe y sus compañeros que resulta una labor complicada por los largos años de penetración castrista en Francia y los intereses económicos de grandes empresas como Bouygues y la geopolítica en el Caribe insular francófono, donde La Habana mueve sus peones a favor de sus intereses.
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Master de Administración de empresas por la escuela de comercio Kedge (antiguamente Euromed), una de las instituciones educativas de negocios más prestigiosas y antiguas de Francia, compagina su trabajo como ejecutivo comercial, con la promoción de la libertad de Cuba; valiéndose de su condición políglota, pues domina el Francés, Inglés, y Chino, además de su español natal.
En estos días, Guadalupe Miranda ha tenido que multiplicarse para trabajar, atender a la familia y manifestarse, junto a cubanos, ucranianos y bielorrusos frente a la embajada de Rusia en París, para protestar por la invasión a Ucrania del Kremlin; pero ha encontrado tiempo para conversar con CiberCuba.
¿Cuál es la opinión prevaleciente en Francia sobre Cuba y su dictadura sexagenaria?
La dictadura cubana ha hecho un trabajo de fondo desde los años sesenta para construirse esa imagen de romanticismo revolucionario que aquí en Francia, por su propia historia revolucionaria, tiene eco. Ese trabajo de fondo ha sido muy eficaz en el marco académico, donde buena parte del profesorado mantiene una relación muy romántica con “la Revolución cubana”. Las transformaciones en las instituciones académicas francesas, por su manera misma de funcionar son muy lentas y va a ser necesario mucho tiempo y esfuerzo para revertir esa imagen.
Aunque pueda parecer anecdótico es un punto clave. Ese profesorado con visión romántica lleva más de cincuenta años formando periodistas que influyen en la opinión pública, funcionarios y cuadros políticos que luego repiten el esquema en los diferentes puestos que ocupan. En el caso de los periodistas es notable por ejemplo que las noticias sobre Cuba en Francia son muy pocas y de corta duración en el tiempo mediático. Los franceses en realidad tienen muy poca idea de lo que esta pasando en Cuba y hasta a menudo le echan la culpa al “bloqueo” norteamericano por el atraso económico del país.
Los llamados “logros de la revolución“ también tienen una imagen muy positiva en una Francia profundamente social. Aquí el acceso a la salud y a la educación gratuitos para quienes no tienen medios económicos, es una directriz en la que comulgan partidos de izquierda y de derecha. Ahí quedan, me pasa a menudo que cuando explico las violaciones sistemáticas de derechos humanos me respondan : si pero los niños van a la escuela y los hospitales son gratis, luego cuando explicas el estado de las escuelas y de los hospitales la culpa es del “bloqueo” cuando en realidad no conocen el contenido exacto ni el origen de las leyes del embargo.
Parece difícil creer, pero para muchos franceses Cuba no es una dictadura, sino un país que ha seguido un líder carismático que -como la aldea gala de Asterix- sigue resistiendo al “imperio”. Aquí también funciona muy bien lo de encontrar a un líder carismático al cual se le debe casi todo, Luis XIV, Napoleón y De Gaulle quizás sean los ejemplos mas visibles.
En todo caso. el hecho de que el poder este en manos del hombre providencial no les resulta raro como podría ocurrir en los países nórdicos. El paso de Fidel Castro a su hermano fue visto como natural ya que había participado en la lucha de la Sierra Maestra y el cambio a Díaz-Canel muchos no se han enterado aún y los que lo saben pueden pensar incluso que no hay nepotismo puesto que este último no es un Castro.
Todo esto es importante comprenderlo y asimilarlo si se quiere cambiar la política de Francia y en ultima instancia de la Unión Europea hacia Cuba. Los argumentos que se usan en Estados Unidos para obtener la democracia en Cuba simplemente no funcionan aquí donde los derechos sociales son tan importantes como los derechos políticos.
¿Y esa visión persiste en Francia aún después del 11J, el destierro de opositores y la represión castrista contra los movimientos San Isidro, 27N y Archipiélago.
Los tiempos cambian, quizás no tan rápido como quisiéramos pero los medios de prensa van enfocando de forma más realista la situación cubana.
En el caso del 11J el hecho de que ocurriera en pleno verano hizo que mucha gente no se enterara de lo que había pasado. Luego surgió Archipiélago al que ciertos medios escritos dedicaron espacios, pero la presencia en la televisión de momento es muy poca. Lo importante de la televisión es que genera también contenido que luego se puede difundir en las redes sociales donde sí se puede tocar un vasto público con cierta confianza en lo que se está viendo.
Ese contenido además sirve para implicar más a los actores políticos del país que verían un interés en apropiarse el tema de Cuba. Ciertamente hoy en día muy pocos franceses que no estén vinculados con el tema Cuba saben que cosas son el MSI, el 27N o Archipiélago.
Para cambiar esa visión tenemos que lograr esa presencia mediática, así los franceses sabrán cual es la realidad en Cuba.
¿Qué opinión te merecen las condenas a largos años de cárcel de los manifestantes?
Las fuertes condenas obedecen a la lógica represiva castrista porque lo que buscan es el escarmiento no la justicia. Otra de las modalidades es los destierros que están llevando a cabo y contra los cuales también tenemos que alzar nuestras voces.
Pienso que el 11 de julio va ser una fecha importante para la historia de Cuba. Aunque no lo parezca y la dictadura esté reprimiendo con más fuerza que nunca, algo importante cambió. El pueblo cubano ya tiene un ejemplo de manifestación masiva y de alcance nacional.
Hay también una voluntad de organizarse por parte de los que están dentro de Cuba, sobre todo, a través del Consejo para la Transición Democrática que busca un consenso entre las diferentes organizaciones opositoras. Eso es algo que hay que apoyar firmemente y, desde el lado de aca, hacerle entender a las instituciones que existe un interlocutor dentro de Cuba con un proyecto de cambio democrático lejos de la violencia y de los extremismos.
Ahora, es cierto que la situación de todos aquellos que han sido encarcelados después de las protestas es terrible. Yo lo veo como la pataleta del que tiene la fuerza y quiere calmar radicalmente una población que esta harta de la dictadura.
Debemos exigir no solo la liberación sino que sea incondicional, que el que quiera permanecer en Cuba como Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Osorbo pueda hacerlo. Ha habido debates sobre si se debe pedir una amnistía o no porque en realidad no hay delito. Pienso personalmente que lo primero que importa es que salgan de la cárcel ya luego cuando haya democracia se les podrá rehabilitar jurídicamente, hoy es una cuestión de vida o muerte.
No sé hasta cuando les funcione la tecla del miedo pero lo que si esta claro es que el gobierno no tienen las condiciones para cambiar la manera en que funciona el país y por tanto el próximo estallido social es una cuestión de tiempo.
Pese al cambio gradual de visión, a partir del estallido del 11J, las relaciones entre el gobierno francés y el tardocastrismo siguen siendo fluidas, ¿cuáles son las claves de esos vínculos?
Las relaciones con Francia siempre han ocupado un lugar muy especial para el castrismo. Ellos conocen la importancia diplomática de París a nivel mundial (miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU) y, sobre todo, en el ámbito europeo. Durante los mandatos de François Mitterrand, en los 80 y 90 del siglo pasado, el castrismo tuvo un acceso bastante privilegiado a las instituciones y se constituyeron redes de apoyo muy potentes y bien implantadas en las provincias.
Esos agentes de influencia no son cubanos, como un Carlos Lazo en Estados Unidos, si no franceses que siguen haciendo un lobby muy fuerte en las instituciones, lo que distorsiona fuertemente la visión de aquellos que toman las decisiones.
Francia tiene intereses fuertes en Cuba ya que es uno de los principales inversionistas en la isla y uno de sus principales exportadores. Es un lugar que, por supuesto, no quieren perder y en parte puede que piensen que en el caso de un cambio de régimen la competencia con Estados Unidos sería mucho mas fuerte.
Por otra parte, Francia tiene territorios en el Caribe y Cuba influye en esa zona incluso dentro de los círculos autonomistas e independentistas de dichos territorios.
Debemos hacer entender a las instituciones francesas que el cambio político en Cuba es inevitable y deben decidir si forman parte de la democratización, conservando influencia futura o si quieren seguir apostando por un régimen fallido, que puede terminar en un próximo estallido social.
¿Cuánto crees que pesa en esa sintonía, los negocios e intereses de Bouygues en Cuba?
En 2016, pesó alrededor de 572 millones de euros, en construcciones previstas y 372 millones de volumen de negocios. El caso de Bouygues es particularmente importante porque la casi totalidad de sus negocios los hace con grupos empresariales ligados al Minfar, ya sea GAESA, Gaviota, etc.
Martin Bouygues, propietario del grupo es una de las principales fortunas francesas con una influencia que va desde las instituciones hasta la televisión ya que el principal canal televisivo francés es de su propiedad. Su rama inmobiliaria es uno de los principales inversores en construcción con proyectos que van desde el puerto del Mariel, la restaurada Manzana de Gómez y el complejo Manzana Payret y hotel Pasaje.
Para estas empresas hacer negocios con Cuba no les supone problema alguno para su imagen; como expliqué antes, los franceses tienen mejor valoración de la isla que de China, por ejemplo, donde siguen haciendo negocios, pese a la persecución contra los uigures (etnia de confesión musulmana represaliada por Pekín con internamiento forzoso en centros de reeducación).
El nudo del problema sigue siendo, en gran parte, la imagen que tiene la sociedad francesa del régimen castrista.
¿Cómo, cuándo y porqué surgió la Asociación Francia por la Democracia en Cuba; cuáles son sus objetivos?
Para nosotros hubo un antes y un después 11 de julio; Annia Wallen, que es hoy nuestra tesorera, organizó el 17 de julio, una manifestación en las cercanías de la embajada de Cuba en París, donde buena parte de los que hoy somos miembros de Francia por la Democracia en Cuba, nos conocimos personalmente.
La asociación es muy plural, con integrantes de derecha, centro e izquierda; gente que lleva muchos años exiliada y otros más recientes, pero unidos por el anhelo de ver una Cuba verdaderamente democrática, respetuosa de todas las sensibilidades políticas que reconozcan el funcionamiento de un estado de derecho democrático y asuman sus normas.
Rechazamos cualquier tipo de intervención militar extranjera porque pensamos que las soluciones para Cuba tienen que salir de los cubanos. Por tanto apoyamos a la sociedad civil cubana a alcanzar este objetivo. En Francia, intentamos sensibilizar a la población y a las instituciones sobre la situación real de nuestra patria, tan lejana de la postal que comentábamos antes.
Hablamos también con el conjunto de las fuerzas políticas excluyendo a la extrema derecha financiada por el Kremlin, o sea, aliada indirectamente con el castrismo y a la extrema izquierda, cuya defensa de la dictadura castrista así como la de Venezuela es una caricatura de su visión de la democracia.
Luego de varios meses de trabajo y de encuentros, decidimos que la mejor manera de contribuir desde Francia era creando una estructura asociativa que sirviera de interlocutor a las instituciones francesas y europeas con las que logremos trabajar.
Poco a poco y con mucho trabajo vamos logrando avances, gracias a que nuestra posición basada en la sensatez y la moderación hacen audible nuestro discurso. Se han publicado artículos en importantes medios de comunicación franceses, se han organizado manifestaciones para sensibilizar a la sociedad civil con la causa de la democracia en Cuba, y hemos logrado establecer contactos con instituciones como el Ayuntamiento de París. Pero aun queda mucho por hacer.
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