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Una tarde del verano de 1988 me trasladé a la EIDE Mártires de Barbados del Cotorro en la capital habanera con el propósito de ver al fenómeno Iván Pedroso, cuando aquello un niño delgadito, no alto, ojos vivaces que daba unos saltos en aquel cajón de arena que hoy día hubiese sido una explosión en las redes.
No hablaba mucho Iván así que tuve que recurrir a su entrenador, Milán Matos, el mismo que lo condujo a la cima del mundo. Al concluir observé a un chico grandote, de mirada tierna, muy locuaz, blandiendo un martillo acorde a su edad.
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¿Y tú quién eres? le pregunté: Yosmel Montes, tiro el martillo y voy a ser grande, voy a hacer algo grande.
Lo entrevisté, me dio una muy buena entrevista, amena, entusiasta. Al cabo del tiempo vi a Yosmelito formando parte de la selección nacional de atletismo, pero sus palabras en cuanto a él no se materializaban. No lograba alcanzar sus metas y un buen día dejé de verlo. Al preguntar por él me dijeron que había causado baja.
Me dolió porque yo respeto mucho a los que sueñan, pero siempre me dije: no sé por qué vía pero segura estoy de que Yosmelito va a lograr su quimera y… ¿quién les dice? Después de varios lustros vuelvo a encontrar a mi querido muchachón de preparador físico de su hijo Lázaro Yosmel Montes Hernández, una promesa para la Gran Carpa.
Yosmel, al abandonar tu atletismo ¿te dedicaste en cuerpo y alma a tu hijo?
Si te digo que sí te diría la verdad. Siempre le vi estampa, condiciones, habilidades. Siempre creí en él. Y así ha sido. En las temporadas 2015 y 2016 tuvo un gran resultado en el Campeonato Provincial de la capital que sabes es muy fuerte, categoría 11-12 años, bateando 357 de ave.
Esa actuación lo condujo a representar a La Habana en el torneo nacional, en el cual el equipo fue bronce detrás de Ciego de Ávila y Villa Clara.
En 2017 también tuvo un gran resultado en la provincial con 360 de ave. Integró la selección Cubanitos que participó en una competencia en Punta Cana, República Dominicana. Siguió su ascenso y un año después en el Nacional 13-14 que tuvo por sede a Matanzas quebró todas las expectativas. Ya era más que un prospecto.
¿Fue en ese 2018 que decidiste el futuro de tu hijo?
En efecto. Ese mismo año vinimos para República Dominicana. Llegamos el 16 de mayo del 2018 y el niño tenía 13, primer jugador que llega tan joven a Quisqueya.
En Santiago de los Caballeros comenzó a entrenar al día siguiente de llegar con un profesor en el terreno que le dicen El Varón, muy bueno por cierto, de los mejores en esa ciudad. El representante lo puso en un gimnasio con un profesor haitiano con el cual nunca estuve de acuerdo, ya que era empírico y los entrenamientos eran más para fisiculturismo que para beisbol.
Fue durísimo porque, aunque nos fuimos legalmente, no le dijimos nada a nadie; recuerda que en esa época si el gobierno se enteraba no nos dejaban salir.
Yo había hecho amistades en Dominicana; además aquí hay varios campos de entrenamiento de elencos de Grandes Ligas. Los dominicanos son excelentes peloteros ¿dónde mejor pudiera desarrollar yo a mi hijo?
Siempre supe que iba a ser un gran pelotero. Yo a los seis años le decía que su intensa preparación no sería para equipos capitalinos ni siquiera el CUBA. Sus entrenamientos eran para jugar en Grandes Ligas. Eso se lo inculqué.
Sé que es doloroso pensar así porque el lugar donde naciste es lo más grande, pero Julita ¿qué futuro hay en Cuba? Antes, vestir la franela del CUBA te enorgullecía, era lo máximo; ahora, no quiero decir lo que es.
Mejor no hablemos del tema aunque pienso que con las contrataciones y una mayor apertura que debe venir en algún momento, no en la pelota, sino en todos los deportes, quizás el CUBA vuelva a ser una aspiración mayor ¡en fin! Seguimos contigo y con Lachy ¿Siempre has sido el preparador físico de tu hijo?
Mira, lo de preparador físico se lo debo a Cuba, ya que estudié hasta el 4to año de la carrera de Cultura Física en el Fajardo, además estuve 20 años en el deporte activo y tengo la sapiencia adquirida de los técnicos que han estado presentes en toda mi carrera deportiva activa.
Conozco varios casos en los que los atletas han pretendido ser alumnos de sus padres y por una causa u otra no ha podido ser. Por ese motivo hemos perdido a más de un talentoso deportista. ¿A ti te lo permitieron libremente teniendo en cuenta vuestros propósitos de ser el muchacho un profesional?
Precisamente lo empecé a preparar después de una discusión que tuve con su representante que no quería que yo lo entrenara y ¿quién te dice?; yo insistí y fue a partir de ahí que cambió su constitución física pues tendía a ser gordito.
A estas alturas, a un paso de ser llamado para las ligas mayores ¿de qué entrenadores se acuerdan?
Sobre sus entrenadores, comenzó en Habana del Este con Walter Chávez; después lo guiaron Lency Delgado, Leonardo Rosales (Motembo), Emilio Lugo y Abdel Quintana.
En Guanabacoa estuvo bajo la égida de Amauri Saborit, Lixán Fuentes, René Espín y Frank Javier Menéndez. Es de personas agradecidas como nosotros no olvidar a nadie y mi hijo es producto del granito de arena que cada uno de ellos aportó.
Y ya en República Dominicana ¿cómo les fue?
Aquí empezó a entrenar como te dije con Varón; en poco tiempo vino Jochy con el que tuve mis diferencias porque a él no le gustaba trabajar con el batintín (implemento que se emplea con los bateadores para coger tacto y perfeccionar el swing)
Un tiempo después llegó el que realmente mejoró a Lachy y confío en sus condiciones: el dominicano Luis Cabral, Kike, a través del cual conocimos a William Sandoval, un venezolano que firmó también con los Cardenales de San Luis y entre los 3 formamos un trío fenomenal: Luis y William como entrenadores de bateo y fildeo, y yo como preparador físico y también dando mis humildes opiniones sobre esos importantes aspectos del juego.
Además de nosotros contamos con Aldo Marrero, quien preparó a Yordan Álvarez y Eddy Julio Martínez.
Entre los cuatro logramos transformar a Lachy de un pelotero medio en una bestia … jajaja… un gran pelotero en solamente tres meses. En ese tiempo, el cambio fue fenomenal; tanto es así que ni los mismos scouts (buscadores de talentos) confiaban en que él estuviera como está en la actualidad.
¿Qué me dices de la mamá que sé nunca se ha separado de ustedes?
La madre, mi esposa por 18 años, ha sido la pieza fundamental de este triunfo, sin ella no hubiéramos sido capaces de lograrlo; gracias a Dios que ella también ha estado con nosotros en estos últimos cuatro años.
Yosmel ¿cómo está Lázaro Yosmel en estos momentos en cuanto al aumento de la masa muscular?
Lograr su somatotipo actual ha sido un proceso largo que comenzó hace seis años; se trabajó con su fuerza natural y muchos ejercicios que desarrollaran sus capacidades motrices y físicas
Estudié muchísimo sobre el béisbol, me di cuenta de que podía implementar los ejercicios del lanzamiento del martillo hacia la pelota. Cuando lo dije en Cuba, algunos de sus profesores me tildaron de loco y decían que eso era imposible.
Yo simplemente me guíe por su constitución física en ese entonces, que estaba gordito y era lento y comencé por todos los ejercicios del ABC del atletismo en cuanto a preparación física. Añadí muchos ejercicios de reacción.
La fuerza se la trabajé en el terreno y en la arena; mucho fortalecimiento del tren superior, además de las carreras que favorecen los miembros inferiores. O sea: carretillas de frente, de lado y de espalda; panchas y triceps, abdominales e hipertensiones, asaltos al frente, lateral y de espalda y saltillos cortos. Esto, entre otros muchos ejercicios.
¿Trabajaste el aspecto psicológico teniendo en cuenta la brusca partida, como la hizo, la separación de lo que siempre conoció, el medio nuevo?
Por supuesto. Nadie puede imaginar la importancia de los ejercicios de relajación psicológica. Eso lo aprendí en el ISCF "Manuel Fajardo" y en los distintos cursos de psicología que recibí en mi carrera deportiva activa.
Esa preparación psicológica fue adaptándose a los cambios de entrenamiento según transcurría el tiempo: preparación general, preparación especial y etapa competitiva.
Así fueron pasando los años y su desarrollo físico y psicológico fue en aumento, el cual exponía en todas las competencias en las que ha tomado parte aquí en República Dominicana.
¿Chocaste al llegar a Quisqueya con el método de entrenamiento?
Si, por supuesto. Todo lo que te expliqué yo lo traía de Cuba y al llegar aquí y comenzar su preparación comencé a tener diferencias con los entrenadores de la academia y hasta con el representante.
Ellos decían que la preparación física y técnica del béisbol de aquí era diferente a la nuestra y yo reconozco que en lo técnico sí es diferente, pero la preparación física es la misma en China en Marte o en Cuba; sólo hay que saber cómo distribuir las cargas de cada atleta porque todos los seres humanos somos diferentes, así que los entrenamientos no pueden ser los mismos para todos.
El desacuerdo se acrecentó cuando el representante estuvo de acuerdo en que Yosmel, aún adolescente, levantara hierros lo que a la postre le provocó una lesión que yo predije: una inflamación del codo derecho, su mano de lanzar, que lo imposibilitaba de batear a la derecha.
Fíjate que el niño llegó bateando a las dos manos, daba muchos jonrones a una y otra manos. En las exhibiciones (trayout, donde se reúnen los scouts en búsqueda de talentos), gustaba muchísimo como bateaba y esa lesión lo perjudicó mucho. Hasta ese momento su deficiencia era la velocidad, porque en sus inicios tenía mucha grasa en los laterales del tronco y por eso su físico no se veía bien.
Lo cambié de gimnasio pero nada, seguía lesionado. Costó mucho esfuerzo convencer a su representante para que me dejara entrenarlo, hasta que al fin el hombre se dio por vencido.
Empezamos el 1ro de marzo y recuerdo que el día anterior senté al niño y le dije que había que trabajar durísimo, pero con paciencia, para poder lograr su primer objetivo que era que algún equipo lo asegurara en su plantilla.
En esa reunión familiar estuvo la mamá, quien ya era la encargada de su alimentación ya que su profesión es la de chef de cocina. Al concluir nuestra plática Lachy nos dijo: "papá lo que tú me digas es hasta la muerte” y a partir de ahí comenzamos el camino hacia la victoria los tres juntos, cada cual en su papel.
Para los que saben de béisbol les voy a ofrecer unos datos que pudieran dejarlos con la boca abierta: del 25 de agosto al 15 de octubre de 2019 en 88 turnos al bate dio 44 hits de ellos 24 cuadrangulares, solo a la zurda. Ahora conecta batazos de entre 450 y 470 pies con sus 17 años.
Cuando comenzamos, el niño tenía 14 años y 4 meses y pesaba 231 libras, media 1,86 cms. Tras el primer mes de trabajo descendió a 225 libras, todo de grasa sobrante, y había crecido 1cm. En el terreno estaba haciendo 7.8 segundos en las 60 yardas y en su 1er mes bajó a 7.4 seg.
¿Y el brazo?
Fue mejorando, haciéndole un trabajo específico en el fortalecimiento en los músculos del antebrazo y brazo. A finales de abril, en su segundo mes conmigo ya estaba en las 218 lbs y en el terreno corría en 7.2 seg. Comenzó a lanzar a los 10 metros.
Al final del tercer mes, en mayo, ya pesaba 208 lbs y su físico se veía genial; su masa muscular estaba aumentando y sus laterales de grasa, reduciéndose. Redujo a 7 segundos el tramo de 60 yardas, lanzaba 60 metros y su estatura se elevó a 1,87.
Es realmente alucinante: a fines de junio de 2019, en el cuarto mes con su papá, Lázaro Yosmel ya estaba en 202 libras, medía 1,88, corría 6,9 seg en 60 yardas y sus tiros llegaban a los 80 metros sin que su brazo experimentara dolor alguno.
Estos datos te los ofrezco para que los lectores de CiberCuba, seguramente amantes del béisbol, valoren lo que viene ahí con mi hijo. Jajajaja. Ahora está pesando 205 libras y con casi 1.90 de estatura. Corriendo bajó a 6,8 segundos. Y tira 90 metros sin dolor.
O sea, sin inmodestia ¿estabas claro en que tenías que prepararlo tú?
Fíjate si es así que a finales de agosto de 2019 ya estuvo listo para los trayout. El 25 de agosto tuvo su primer trayout en MOCA, en una ciudad de República Dominicana, y en una actividad llamada "CIBAO TEAM" mi hijo “explotó” en bipi que es una práctica de bateo como si fuera el derbi de jonrones: sacó 12 pelotas de 16 lanzamientos a más de 385 pies y lanzó desde el jardín derecho sin problema alguno.
A partir de ese día Lachy intervino en muchos trayout con muchas organizaciones y equipos interesados en él.
Supe que en el trayout de Houston, Lázaro acabó.
Para mí ha sido el mejor. Los Astros, como sabes es el conjunto de Yulieski Gourriel y Yordan Álvarez. Pues allí conectó un batazo de 467 pies con una velocidad salida del bate de 102 kilómetros por hora. Sus tiros desde el right eran por las 90 millas. En 2 días de bateo conectó de 7-5 con 3 cuadrangulares y 7 impulsadas.
A pesar de ello, nada fácil ha sido que llegara a gustar.
Así es. Los scouts lo dejaban bateando en 3 y 2 y cuando venía la cuarta bola le decían que permaneciera en home (así son las exhibiciones) hasta que o se ponchaba él o lo ponchaba el árbitro.
Por suerte entre todas las organizaciones, la que más confió en él fue la de los Marineros de Seattle, con quien firmó el pasado 18 de enero. Lachy ya se encuentra en la academia de los Marineros.
En estos momentos su peso corporal, sin un gramo de grasa, es 228 libras; su estatura 1,95, su velocidad en 60 yardas es 6,6 segundos y su potencia en el brazo desde el jardín derecho oscila entre 96 y 98 kilómetros por hora....¡y todo esto con 17 años!
Conversación con Lázaro Montes
¿Qué representa para ti ser un big league como siempre soñó su padre?
Imagínate, ha sido su lucha diaria. Él materializa en mí lo que no pudo hacer como martillista y yo me veo en sus esfuerzos y dedicación hacia mí. Él y mi mamá lo han dado todo por mí y ahora es hora de compensarlos, de demostrar que sí puedo ser grande… porque ya llegué pero ahora hay que mantenerse.
¿Cómo te ves tú jugando con grandes de la pelota mundial y, sobre todo, enfrentar a grandes de Cuba?
¡Uff! Imagínate, lo mejor de lo mejor compartiendo un terreno conmigo. Pienso en el momento en el que enfrente a otros cubanos o comparta con alguno en el mismo equipo, peloteros cubanos que como yo han podido llegar a jugar en el mejor béisbol del mundo y me enorgullezco.
A mis 17 años me resta un mundo, seguir luchando por un gran futuro, aprender, entrenar, seguir respetando a mis padres, entrenadores y compañeros. Sólo así podré reciprocar lo que han hecho por mí mis papás, quienes me han dado desde bien temprano la posibilidad de SOÑAR, en letras mayúsculas.
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