Michael Valladares, esposo de la presa del 11J María Cristina Garrido Rodríguez, pudo ver a su mujer luego de tres meses en la cárcel El Guatao gracias a una visita que el activista considera “preparada” como antesala del 15 de noviembre, día de la marcha por la no violencia en Cuba.
La visita familiar fue concedida por igual a Angélica, hermana de María Cristina, retenida por manifestarse el 11J en la misma prisión para mujeres, aunque bajo un régimen más flexible, y tuvo lugar este 10 de noviembre, según declaraciones de Valladares a CiberCuba.
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A las hermanas Garrido Rodríguez, detenidas violentamente el 12 de julio en Quivicán, provincia Mayabeque, y con petición fiscal de 10 y 15 años de privación de libertad, les habilitaron una oficina para la visita que “tenía baño, asientos, todo era especial”, dijo Valladares quien encontró a su esposa “muy delgada”.
“Lloramos abrazados, aquí nos dejaron solos sin guardias ni nada”, contó el esposo que percibió la situación como “algo preparado” y piensa que “le dieron la visita ese día para ver qué vamos a hablar con ella, en este caso, para el día 15 de noviembre”.
En realidad, no estaban solos. Los espiaba un equipo electrónico de filmación que, asegura Valladares, “estaba activado, estaba grabando toda la conversación que teníamos en esa oficina”. “Nos dejaron estar solos para que tuviéramos toda amplitud de hablar de todo lo que quisiéramos hablar cuando al final ellos lo estaban grabando todo”, agregó.
Durante la visita, a Angélica la trasladaron para un campamento aledaño donde permanece separada de su hermana. Valladares no descarta que la separación puede ser una estrategia de las autoridades para dividir y crear desconfianza entre las hermanas.
“A Angélica la pasaron para un campamento que hay ahí pegado a la prisión no sé con qué objetivo lo están haciendo, si es para doblegar a María Cristina o es para darle a ella en la cabeza, porque en realidad María Cristina lo que quiere es a su hermana fuera de la cárcel”, precisó.
Tanto María Cristina como Angélica son madres de tres y dos niños respectivamente que se encuentran al cuidado de familiares de las hermanas.
Horas después de haber tenido lugar la visita, Valladares reportó que a su esposa la habían trasladado nuevamente a una celda de castigo. Anteriormente había sido confinada a su llegada al Guatao a mediados de agosto sin ventilación ni luz natural.
Más tarde, a finales de octubre, la enviarían por segunda vez a una celda de castigo por reclamar su derecho a una visita familiar.
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