Vídeos relacionados:
La decisión de la sociedad civil de participar en la Marcha Cívica por el Cambio convocada por la plataforma Archipiélago trae de cabeza al régimen totalitario cubano que, además de reprimir a través de la Seguridad del Estado, ha puesto a los medios oficialistas cubanos en pie de guerra contra los convocantes, especialmente contra el dramaturgo Yunior García Aguilera.
“Un dramaturgo que intenta ser ‘agente de cambio’, formado en la escuela de las ‘revoluciones de colores’, lidera la convocatoria a una marcha el 15 de noviembre en Cuba, con fines desestabilizadores”, indicó en Escambray el periodista Enrique Ojito, en un artículo en que se volcó a desacreditar la figura del joven y a difamar sobre sus objetivos, sus ideas y su compromiso con la libertad, los derechos y la democracia en Cuba.
Lo más leído hoy:
En su arrancada, Ojito se preguntó: “¿Qué hacía, en la cuarta versión del taller Diálogos sobre Cuba, Yunior García Aguilera, hoy el rostro visible de la marcha anunciada para el 15 de noviembre, denegada por las autoridades locales debido a la ilegitimidad de sus propósitos? ¿Quiénes convocaron y asistieron a la cita en la capital española? ¿Es tan santo como se pinta este actor y director de teatro, nacido en Holguín?".
“Caballeroso como el que más, García Aguilera accedió a la invitación para intervenir en el evento que les formulara a él y a otros mercenarios la politóloga Laura Tedesco…”, se contestó, feliz con su facundia, el periodista de Escambray que, en una sola oración gramatical atacó a fondo y patinando, empuñando con fuerza el florete de la difamación. Caballeroso, mercenario, ¡touché, qué elegancia!, esto empieza bien, habrá pensado Ojito.
La Fundación Ford y la Open Society Foundations manejan los hilos del títere García Aguilera, como lo han hecho en las llamadas “revoluciones de colores” que pretendieron derrocar “determinados gobiernos” en Europa del Este, o en las denominadas Primaveras Árabes y contra procesos de izquierda en Latinoamérica. Se trata de una estrategia de “cambio de régimen”, disfrazada de promoción de la democracia y los derechos humanos.
Bueno, ¡y qué decir de un desconocido del gran público, pero un demonio inteligentísimo al servicio de aquellos otros oscuros poderes, el analista Richard Youngs, experto del think tank Fondo Carnegie para la Paz Internacional!
“Los asistentes conocieron de su prolífica obra y, en particular, de uno de sus libros acerca de la democracia, movimientos cívicos y procesos contrarrevolucionarios en Europa a raíz de las ‘revoluciones de colores’”. ¡Oh, qué pecado, qué monstruosidad, conocieron la obra de un académico!
Semejante apertura de los infiernos no puede sino traer más demonios a bailar sobre la piedra de Santa Ifigenia: allí, con Yunior, estaban “Manuel Cuesta Morúa, Reinaldo Escobar (esposo de Yoani Sánchez) y Yanelis Núñez Leyva”. Morúa, agente de la NED; Escobar, agente de CADAL; y Núñez Leyva, directora ejecutiva de un proyecto con People In Need, “organización checa financiada por el Departamento de Estado para subvertir la Revolución cubana”. Aquí huele a “golpe suave” y a butacones de cuero del Despacho Oval.
¿Qué no? Cuidado, que a Enrique Ojito no se le escapa ni una. “Luego del fallido MSI, del 27N y de las protestas del 11 de julio –García Aguilera organizó un intento de toma del Instituto Cubano de Radio y Televisión–, el director teatral se ha sumado a Archipiélago, un proyecto subversivo y de genes anexionistas”.
Dice el periodista de Escambray que “para no defraudar a sus mentores españoles y argentinos, el dramaturgo encabeza la convocatoria de la provocación del 15 de noviembre, en línea con la instrucción 167 del manual del ‘golpe suave’, de Gene Sharp: ‘Ataques’ no violentos: invasiones; se comienza con una marcha y se toma posesión pacífica de un lugar o un inmueble”.
Una última floritura, una última línea y García Aguilera queda retratado, con ayuda de las metáforas del bardo de los “escandalitos”, como un mesías de “mierda”. Ojito pone punto final, recibe una palmadita en el lomo y se retira feliz a sus aposentos a recitar en griego clásico la obra de Eurípides.
Sin embargo, a pesar de que las autoridades la declararon ilegal e ilegítima, a pesar de que la fiscalía amenazó a los convocantes con procesarlos si no acataban la decisión de las autoridades, y a pesar incluso de la represión desatada puerta por puerta contra los convocantes y los que han expresado su voluntad de marchar en redes o públicamente, la sociedad civil cubana aglutinada en torno a Archipiélago y otras organizaciones ha decidido salir a las calles y celebrar la Marcha Cívica por el Cambio.
Con miles de presos políticos en las cárceles -la mayoría de ellos detenidos tras las históricas protestas del 11J-, con decenas de miles de familiares y amigos de estos presos políticos sintiendo en sus pechos el dolor de la injusticia, con artistas, periodistas, activistas, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres trabajadores padeciendo la escasez de alimentos, medicinas y libertades, el régimen cubano experimenta una nueva sensación: el vértigo de no tener el control de la situación.
Archivado en: