Estados Unidos tiene en marcha una revisión muy completa de su política hacia Cuba, aseguró este martes el secretario de Estado, Antony Blinken, en una comparecencia ante el Comité de Asignaciones del Senado.
“El gobierno está consultando con miembros del Congreso, personas con diferentes perspectivas, los diferentes interesados, dentro y fuera de Cuba, ya sean activistas, periodistas, ONG's y la comunidad empresarial, para obtener la mayor cantidad de aportes”, respondió Blinken a preguntas del senador demócrata Patrick Leahy, firme partidario de normalizar las relaciones de Washington y La Habana.
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“Cuba es un Estado unipartidista, el disenso político no está permitido, al igual que en Vietnam, y sin embargo no mantenemos con Cuba la misma relación que con Vietnam, ¿puede usted explicarme por qué?”, le preguntó Leahy a Blinken
Al hacer la revisión de la política hacia Cuba Estados Unidos sigue la guía de dos principios rectores que han verbalizado varios funcionarios de la administración Biden. En primer lugar, Estados Unidos quiere asegurarse de que se está haciendo todo lo posible para promover la democracia y la libertad del pueblo cubano, aclaró el secretario de Estado.
En segundo lugar, Blinken dijo que la administración pone mucho cuidado en la forma en que promueve la democracia y la libertad para el pueblo cubano, buscando las vías efectivas para empoderar a los ciudadanos, de manera que sea el pueblo de Cuba quien construya su propio futuro y su destino.
Con sus declaraciones ante el comité del Senado que revisa la solicitud de presupuesto del Departamento de Estado para el año fiscal 2022, la administración Biden mantiene intactas sus declaraciones en relación con Cuba desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.
Desde entonces altos funcionarios de la administración Biden han reiterado que la relación con Cuba no es una prioridad de la política exterior estadounidense, y que en cualquier consideración en las relaciones con La Habana pesan mucho los temas de promoción de la democracia y los derechos humanos.
Cada vez que son preguntados, los funcionarios se ciñen a reafirmar el compromiso de esta administración con la promoción de estos temas que consideran fundamentales para que el pueblo cubano avance en su búsqueda de libertad y prosperidad.
A su vez, el secretario Blinken informó a los senadores sobre los esfuerzos de su administración para descubrir las causas de los presuntos ataques de radiofrecuencia "dirigidos" contra diplomáticos y funcionarios estadounidenses que resultaron en diversas enfermedades neurológicas conocidas como "síndrome de La Habana".
Sobre este asunto, la administración Biden ha demostrado en varias ocasiones su voluntad de llegar al fondo. Blinken dijo que Estados Unidos está llevando a cabo una extensa revisión de toda la información disponible y conformó un equipo con especialistas de diferentes agencias y departamentos federales.
"Estamos en medio de la investigación, bajo la dirección del presidente y con el Consejo de Seguridad Nacional a la cabeza de la coordinación. En esta revisión participa todo el gobierno, incluida la comunidad de inteligencia, el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa, para tratar de llegar al fondo de qué los causó, quién lo hizo, si alguien lo hizo y, por supuesto, atender a las personas que puedan haber sido víctimas", dijo Blinken.
“En este momento, Estados Unidos aún no sabe qué o quién está causando estos incidentes”, aseguró Blinken. “Si Washington tuviera sospechas de que un actor estatal, incluido Rusia u otros, están involucrados en esto, se lo plantearía a ellos directamente”, añadió.
A finales de mayo, la administración Biden mantuvo a Cuba en la lista de países que no cooperan plenamente en la lucha antiterrorista de Estados Unidos, aunque declaró estar revisando actualmente la designación del gobierno cubano como patrocinador del terrorismo.
El Departamento determinó y certificó que Cuba no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos, junto a países como Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela.
A pesar de tener la potestad para hacerlo, Blinken decidió no retirar a Cuba de esta categoría, lo cual es un indicador de la cautela de Washington en la revisión de su política hacia la isla.
Con las declaraciones de este martes, Blinken reafirma la percepción extendida de que el deshielo impulsado por Barack Obama fue una estrategia fallida por la cual el Departamento de Estado no parece querer volver a apostar. En cambio, la estrategia de no mover fichas resulta ilustrativa el momento por el que atraviesan las relaciones entre Washington y La Habana.
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