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El director de la compañía Danza Contemporánea de Cuba, Miguel Iglesias, se pronunció sobre los artistas, activistas y periodistas independientes que reclamaban un diálogo a las autoridades del país el pasado 27ENE, y declaró que lo hacen de mala fe, buscando publicidad.
“Un diálogo quiere decir que varias personas intercambian criterios, conversan, exponen puntos de vista, no actúan bajo presión ni graban –desde ángulos favorables a sus intereses–, lo que ocurre. Eso no es diálogo, es publicidad”, afirmó Iglesias en unas palabras que aparecen publicadas bajo el hashtag #LoDiceGranma.
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Director de Danza Contemporánea de Cuba desde hace 37 años, Iglesias se convirtió en bailarín profesional después de haber sido comparsero, instructor de natación y protagonizar muchas noches de baile en el Anfiteatro de La Habana y el Círculo social Patricio Lumumba.
Por sus palabras, se entiende que quienes estaban dispuestos a dialogar y se sentían presionados e intimidados eran los funcionarios de cultura, a quienes unos jóvenes violentos e interesados ponían en riesgo su integridad física con las cámaras de sus teléfonos móviles.
“Esa posición para nada inocente, es una falta de respeto a los artistas cubanos”, remató el funcionario Iglesias quien, tras largas décadas de experiencia como dirigente de la cultura nacional, conoce de primera mano la peligrosidad que conlleva esa responsabilidad.
Una falta de respeto a los artistas cubanos es tenerlos en prisión domiciliaria, es destinar cientos de policías a vigilar sus domicilios, es rodear el Ministerio de Cultura de agentes de la Seguridad del Estado para reprimir con violencia una concentración pacífica. Una falta de respeto al arte y la cultura cubanos es la persona que ostenta el cargo de ministro.
Iglesias carece de formación académica profesional, lo cual no menoscaba el presunto talento que exhibió y lo llevó a dirigir la compañía desde el 4 de abril de 1984. Según la enciclopedia Ecured, “sus escuelas fueron las diversas compañías que integró, entre ellas el Ballet de la Televisión Cubana y el Ballet de Camagüey”.
Al parecer, brilló en su interpretación de Fausto pero, como su personaje, todo indica que firmó un pacto con su sangre. Alcanzó la categoría de primer bailarín de la compañía, viajó por Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Recibió premios y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Danza 2018, el más importante entregado en Cuba por la obra de la vida.
“Otro que sabe que si no 'canta', no baila”, comentó el usuario de Twitter Liborio en Cuba, haciendo referencia indirecta a las declaraciones emitidas el pasado sábado por Viengsay Valdés, directora general del Ballet Nacional de Cuba.
"Fue claramente una provocación y una afrenta a nuestras instituciones y a Martí, un ser extraordinario que supo alertarnos de las peligrosas intenciones de los Estados Unidos hacia Cuba y Nuestra América", sostuvo Valdés sobre los jóvenes artistas que se manifestaron pacíficamente ante la sede del Ministerio de Cultura.
"Quienes sirven a esos intereses, lejos de honrarlo, lo mancillan. Para mí, está claro que no existía intención de diálogo, solo de crear disturbios contra el escudo de nuestra Revolución: la Cultura", agregó la bailarina.
Fundada en septiembre de 1959, la compañía Danza Contemporánea de Cuba es una de las agrupaciones más reconocidas de la escena mundial. Sus bailarines son formados en la Escuela Nacional de Danza y entrenados en la técnica de danza moderna cubana a partir de los ritmos afrocubanos.
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