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El actual vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, asistirá a la toma de posesión de Joe Biden como presidente de EE.UU. el próximo 20 de enero, ceremonia a la cual Donald Trump dijo que no asistiría.
La decisión de Pence marca otra diferencia con la postura de Trump respecto de la transición de poder, mientras el presidente en funciones continúa negándose a aceptar la victoria de Biden en los comicios celebrados el 3 de noviembre.
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Pence se había negado a obedecer una petición de Trump para anular los votos electorales el pasado miércoles, día en que los mismos debían ser certificados en el Congreso y allanar el camino para la investidura de Biden, quien debe asumir oficialmente el cargo dentro de 10 días.
NBC News confirmó la participación de Pence en la toma de posesión. El vicepresidente se distancia así de Trump y otros senadores republicanos que insisten en que las elecciones hubo un fraude masivo.
No obstante, las presuntas evidencias para sustentar esa tesis han sido desestimadas por las distintas cortes donde se han presentado. Incluso el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, afirmó que no existían pruebas fehacientes de irregularidades que pudiesen haber inclinado, a esa escala, la balanza a favor del exvicepresidente demócrata.
Aun así, el día en que el Congreso se reunió para certificar los resultados de las elecciones, una multitud de manifestantes, alentados por el discurso sostenido de Trump y sus copartidarios, irrumpió violentamente en el Capitolio de Estados Unidos, en un hecho sin precedentes que ocasionó varios heridos y muertes.
“Mientras el vicepresidente y su familia se encontraban en un búnker en el Capitolio, el mandatario no se acercó para verificar su seguridad ni condenó a quienes decían que el vicepresidente debía ser ejecutado”, dijeron fuentes a NBC News, luego de que se mostraran videos donde los protestantes pedían ajusticiar al vicepresidente por negarse a cumplir la voluntad de Trump.
Lejos de buscar conciliaciones, en un ambiente de tensiones bipartidistas, el líder republicano Trump anunció el viernes que no asistiría a la toma de posesión de Joe Biden, algo que no sucede desde 1869, cuando el demócrata Andrew Johnson no se presentó en la investidura de Ulysses S. Grant.
Previamente, Trump había prometido una transición de poder pacífica. “Estoy totalmente en desacuerdo con el resultado de las elecciones y los hechos me lo confirman, sin embargo, habrá una transición ordenada el 20 de enero”, aseguró. ´
Sin embargo, al cabo de unas horas escribía en Twitter: “A todos los que han preguntado, no iré a la Investidura (de Biden) el 20 de enero”. Luego de los acontecimientos lamentables del 6 de enero en el Capitolio, las redes sociales suspendieron las cuentas del mandatario en funciones, al considerar que estaba promoviendo hechos de violencia y llamando a la desobediencia civil en el país.
La polémica actitud del mandatario provocó que muchos estadounidenses incluso pidieran que se le aplicara la enmienda 25 de la Constitución, para que terminara sus funciones en la Casa Blanca antes del fin oficial de su mandato.
Dicha enmienda establece en una de sus disposiciones que el vicepresidente y la mayoría de los miembros del gabinete, pueden declarar que el mandatario no es capaz de “desempeñar las funciones y obligaciones de su cargo”, lo que puede llevar a que este sea sustituido por el segundo al mando.
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