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El nuevo embajador de España en Cuba, Ángel Martín Peccis, presentó este martes las cartas credenciales ante el gobernante Miguel Díaz-Canel en una ceremonia a la que también asistió el canciller Bruno Rodríguez.
El nombramiento de Martín Peccis, quien sustituyó en el cargo a Juan Fernández Trigo en noviembre pasado, causó cierto disgusto entre algunos miembros del cuerpo diplomático español, quienes expresaron a este medio sus reservas por el carácter político del mismo.
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La plaza de embajador en La Habana ya ha conocido este tipo de nombramientos “políticos”. El perfil de estos embajadores no es del agrado de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), cuyos miembros suelen recelar de la designación de embajadores sin una trayectoria profesional "que garantice el mérito e idoneidad necesarios para ocupar esos puestos".
No obstante, con su designación, Moncloa no incumple con el procedimiento de nombramiento de nuevos embajadores, ya que el gobierno español tiene la prerrogativa de nombrar hasta cinco embajadores no diplomáticos durante su ejercicio, en función de sus intereses en materia de política exterior.
En el caso de Martín Peccis no se podría catalogar puramente como un nombramiento “político”, ya que si bien no se trata de un funcionario de la carrera diplomática, se ha desempeñado en Colombia como director de la oficina regional en Bogotá de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. En razón de su cargo, Martín Peccis se le reconocía el estatus de “embajador”.
En los últimos años, España ha buscado un reforzamiento de sus relaciones y su presencia en Cuba, un empeño que caracteriza a la diplomacia de Madrid bajo gobiernos de distintos signos, aunque unos hayan intentado conseguirlo mediante la condicionalidad y otros con el compromiso.
La visita de Pedro Sánchez a la isla en noviembre de 2018, la primera de un presidente español en 32 años, así como la de los reyes Felipe VI y Letizia un año después, la primera visita oficial de la historia de un monarca español al país caribeño (su padre Juan Carlos I estuvo en el marco de la Cumbre Iberoamericana en 1999), buscaban reforzar los lazos entre ambas naciones, pero no consiguieron dar un impulso extraordinario a las relaciones.
Atendiendo al perfil biográfico del nuevo embajador español en Cuba, Madrid podría barajar sus cartas con la intención de poner el acento en los Derechos Humanos en sus relaciones con el régimen cubano, pero en el terreno diplomático esta presunta voluntad podría quedar satisfecha con acuerdos en otras materias más propicias al entendimiento, como las relaciones comerciales, y alejadas del diálogo político.
Nacido en Zaragoza, Martín Peccis es profesor docente en las áreas de historia, Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario y Teoría Política, en prestigiosas Instituciones de educación superior en Colombia, como la Universidad Santo Tomás, la Pontificia Universidad Javeriana, la EAN, Universidad de Santander y la Universidad Sergio Arboleda. También dirige, desde 2018, el Programa de Democracia y Ciudadanía para la Garantía de los Derechos Humanos en Iberoamérica.
España, uno de los principales socios comerciales de Cuba y el de mayor peso dentro de la Unión Europea, ha ofrecido facilidades y aplazado cobros de la deuda que el gobierno de la isla sigue sin satisfacer. Según cifras recogidas por Europa Press, Cuba adeuda el pago de casi 2 mil millones de euros; casi las dos terceras partes de la deuda toda Iberoamérica.
En el caso de los pequeños empresarios que han invertido en Cuba, la deuda que arrastra el gobierno de la isla es de unos 300 millones de euros, según refleja La Vanguardia. Otro de los frentes abiertos en materia crediticia está relacionado con el incumplimiento de Cuba de los plazos acordados para satisfacer sus compromisos con los países acreedores pertenecientes al Club de Paris.
Como resultado de este incumplimiento, el Gobierno de Pedro Sánchez paralizó formalmente el proceso de condonación de los intereses de demora acumulados y de parte del principal de la millonaria deuda con vencimiento a corto plazo que el país caribeño mantenía con España.
El acuerdo alcanzado en 2015 por Cuba con sus acreedores borró del mapa más de 1.700 millones de euros que el país caribeño adeudaba a España en concepto de intereses por impagos desde el año 1986 y dejó en 537,3 millones de euros la deuda total pendiente de pago, agregando la que tiene periodos de vencimiento más largos y la que vencía a corto plazo, que fue objeto del acuerdo de reestructuración que ahora La Habana ha vuelto a incumplir.
El fuerte impacto que ha tenido la pandemia del coronavirus sobre el turismo y el comercio entre ambos países ha ocasionado una reducción de casi un tercio de los intercambios en términos interanuales hasta 65,32 millones de euros, según datos de la Oficina Comercial española en La Habana.
Teniendo en cuenta todo ello, lo lógico sería que las autoridades del régimen cubano procurasen mantener una relación cordial y respetuosa con un socio tan comprensivo y paciente como ha demostrado ser España en su relación especial con Cuba.
Sin embargo, si nos atenemos a la nota publicada por el MINREX que informa de la presentación de credenciales de varios embajadores, incluida la de Martín Peccis, se podría pensar que, al menos formalmente, el gobierno cubano no valora especialmente la relación con el país ibérico, a juzgar por las imágenes protocolarias que reproduce. Ninguna de ellas corresponde al momento en que Díaz-Canel recibe las cartas credenciales del nuevo embajador de España.
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